PELÍCULAS

por el 31 de Mayo de 2012
La última película de Jonah Hill pre-adelgazamiento llega a nuestra pantallas sin hacer ruido y de la misma manera las abandonará. Una película que supone un hiato en el proceso de crecimiento dentro de la industria de su, cada vez más popular, protagonista.

Año: 2011.
Título original: The sitter.
Género: Comedia.
Director: David Gordon Green.
Guión: Brian Gatewood y Alessandro Tanaka.
Reparto: Jonah Hill, Sam Rockwell, Ari Graynor, Max Records, Kevin Hernández, Landry Bender, Kylie Bunbury.
Nota: 30.
Se estrena con retraso posiblemente para aprovechar el tirón de Infiltrados en clase, exitazo en la taquilla americana que aquí no lo ha sido tanto, también protagonizada por Jonah Hill. En esta película vemos a Jonah haciendo de veinteañero vago y cabroncete que por hacerle un favor a su madre acaba haciendo de canguro para una amiga de ésta. Los niños de los que tendrá que hacerse cargo no son precisamente tres angelitos y no le pondrán las cosas fáciles. El bueno de Jonah decide ir a comprar drogas para llevárselas a su pseudo-novia y llevarse a los niños con él. A partir de ese momento se verán inmersos en múltiples situaciones absurdas que no solo les meterán en problemas, sino que hará que se estrechen lazos entre el canguro y los niños a la vez que les convierten a todos en mejores personas de lo que eran antes de iniciar el viaje.

Argumento cien veces visto aderezado de chistes brutos, chistes malos, chistes de mal gusto (no tengo nada en su contra) y cosas que pretenden ser chistes pero que no llegan a alcanzar el honor de ostentar dicho apelativo. A veces da la sensación de que no hay guión tras la película y que simplemente ruedan las tonterías que se les ocurren a los niños. Las situaciones absurdas se suceden una tras de otra, a veces sin un nexo claro, generando un hastío en el espectador que resulta imperdonable cuando se trata de una comedia de solo 81 minutos de duración.

La cuestión es que la cosa no empieza mal del todo. Los mejores chistes están en los primeros veinte minutos, en ellos está condensada casi toda la mala leche de la película, pero de ahí en adelante intercalan momentos ácidos con otros excesivamente edulcorados que hacen que la cinta pierda la fuerza del arranque.

Si sus guionistas hubiesen prescindido de los buenos sentimientos y hubiesen optado por mantener el tono inicial durante toda la película, otro gallo les hubiese cantado y hasta podríamos estar hablando de una buena comedia. Por desgracia toman la senda que supuestamente lleva al gran público y que realmente les lleva a no importarle a nadie.



  


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