PELÍCULAS

Betty Anne Waters es una película que genera hastío, lo genera cuando se ve y lo genera cuando uno se planta ante el ordenador a trasmitir su opinión sobre ella. Porque no es una película mala y ni de lejos es una película buena, es una película que se encuentra en una especie de limbo plagado de películas mediocres y anodinas que serán olvidadas mucho antes que las que son realmente malas.

Pocos son los riesgos que toma el director, comenzando con un reparto encabezado por una actriz dos veces ganadora del Oscar, que además no suele generar ni grandes simpatías ni animadversiones, pasando por una puesta en escena neutra y un guión basado en hechos reales que recuerda a mil películas, especialmente a Erin Brockovich, la mayoría de ellas telefims de medio pelo que no pasan de ser programados en televisiones autonómicas los días que no toca western.

Con mi referencia a la película de Soderbergh uno ya puede saber en gran medida de que va la cosa, pero seré más concreto: chica sin estudios que se mete a estudiar derecho para salvar a los débiles, en este caso a su propio hermano. Historia de superación personal, de David contra Goliat, del pueblo contra las instituciones que injustamente les trata… Un puñado de tópicos que no son justificables por el mero hecho de que se trate de un hecho real, ya que cuando un hecho real no tiene el suficiente interés o es algo mil veces visto, lo mejor es no hacer una película basándose en ellos.

Así que evitad perder vuestro tiempo con ella y dedicaros a ver algo que tome un poco más de riesgo, que ponga más carne en el asador, pero si aun así caéis, por lo menos habréis visto a Sam Rockwell y Melissa Leo durante unos minutos, lo cual mengua la sensación de pérdida de tiempo.