PELÍCULAS

Antes de empezar quiero avisar que esta crítica contiene varios "spoilers", los cuales he añadido después de meditar un largo rato y llegar a una conclusión muy obvia: No hay trama que destrozar por que la trama no importa nada.

Vamos allá, primera secuencia. Nuestro protagonista y su hermano se encuentran en un tugurio, después de una conversación aparece una supermodelo en el local, es entonces cuando nos damos cuenta de dos cosas cruciales para entender el film: Una, el protagonista es un absoluto imbécil y dos, dos tetas tiran más que dos acorazados.

Nuestro intrépido héroe con tal de seducir a la señorita no dudará en atracar el súper de los chinos para traerle un burrito de pollo. Por alguna razón que se me escapa de las manos, los responsables de todo esto decidieron que la mejor manera de filmar el atraco era marcarse un homenaje a ese video de Youtube que todos hemos visto. Aún sigo dudando si es un golpe maestro o... o no se que cojones pensar la verdad.

Al día siguiente, Hopper (el prota), con resaca y aún aturdido por los golpes de los policías recibe la noticia de que Sam (la señorita del bar) era la hija del almirante de turno (Liam Neeson). Por suerte los guionistas no son tontos y no tardan ni 30 segundos en enfundar a Hopper en una mini toalla. Seguramente pensaron que ante tal exhibición de músculos todos nos olvidaríamos de que acabábamos de presenciar uno de los inicios más estúpidos en años. Pero no ¡yo no!

No se sabe muy bien porqué, pero Sam, algo así como un ángel caído del cielo (e hija de un papá almirante montado en el dólar), decide entrar en un bar allá donde Cristo perdió la sandalias. El camarero, el típico barbudo tatuado, haciendo caso omiso a todas las leyes de la física no cae rendido ante su escote y se niega (ojo al dato) a poner un burrito en el microondas. Y el colmo de los colmos, es que en ese mismo bar aparece un soldado a las ordenes del papa de Sam.

Battleship tiene una gran virtud, nunca deja de sorprenderte. Cuando crees que no la pueden hacer más gorda se vuelven a superar.



El film dura 130 minutos, que por suerte no se hacen largos e incluso divierten en muchos momentos. Gracias sobretodo a una segunda mitad que... mejor explico más adelante.

La primera mitad de Battleship se acopla a los típicos cánones de las superproducciones catastróficas-marcianas. De alguna manera u otra se las apañan para meterlo todo. Ya sabéis, astrónomos chiflados que descubren objetos voladores, el presidente de USA dando discursos, imágenes de archivo con gente rompiendo coches; agentes de la NASA (mis favoritos) que aparecen por arte de magia en las reuniones, da igual si es en una reunión del pentágono o en un Starbucks, nadie les invita pero allí están los agentes de la NASA. Y por supuesto nunca hay que olvidar que en una catástrofe planetaria siempre y en cualquier caso los primeros en recibir son los asiáticos.

Toda esta primera mitad es muy aburrida y predecible, el suspense es de parvulario. La totalidad de la flota americana delante de tres naves extraterrestres y se pasan 20 minutos de metraje sin deducir qué son. ¡Joder, que son marcianos hostias! Más o menos por esta altura de la película uno no sabe ya si marcharse de la sala y no desaprovechar más el tiempo. Por suerte el film en este momento da un giro de 180º.



No sabemos muy bien por qué, pero nuestro héroe, Hopper, se queda solo comandando un destructor, y solo él puede evitar la invasión alien. Y en un extraño lance de los acontecimientos los protagonistas deciden cargarse a los marcianos usando la técnica de... ¿hundir la flota?

Mirándolo desde la distancia debería haberme levantado de la butaca para ponerme a aplaudir. Reconozcámoslo, hay que tenerlos muy bien puestos para sacarse esto de la manga. Lo gracioso del asunto no es que tengan la poca vergüenza de llevar el juego de mesa a una lucha interplanetaria, lo gracioso del asunto es que es la parte más divertida de la película (y curiosamente, la que menos efectos especiales tiene). Es demencial la historia que se han llegado a inventar para llegar a este punto, el de hundir la flota.

Después de subirnos la adrenalina con tal magna secuencia (y con posterior espectacular hundimiento), ni corto ni perezoso Hopper decide poner en marcha un acorazado de hace 70 años... ¡con ayuda de una brigada de octogenarios! ¡¡y a ritmo de ACDC!! Genio y figura.

Es curioso como muta la película, como se convierte en chifladamente divertida en el momento en que el que abandona toda la propaganda militar, toda la crisis planetaria y todos los dilemas mentales del protagonista. Es en ese momento, cuando vemos que simplemente son cuatro tontos disparando a marcianos de la manera más estúpida posible. Sin más pretensiones que eso. Lástima que no toda la película esté planteada de esta manera.



Battleship es tremendamente prescindible, no tiene casi nada de genuino y lo único que aporta es la confirmación de que Armageddon es una obra maestra inalcanzable. Al menos quedará para la posteridad alguna de las ideas más extravagantes que ha dado una superproducción y bueno, otros muchos detalles más: marcianos con perilla y enfundados en los trajes de "Halo", saber que el gobierno hawaiano no escatima en boyas o que los japoneses confunden taekwondo con fútbol... y a todo esto ¿que pinta Rihanna aquí en medio?