CRÓNICA

Big Festival
The Chemical Brothers, The Prodigy, The Kills, The Libertines
15 de Julio de 2016 por Jorge Azcona Stade Aguilera, Biarritz 1532 lecturas

Seguramente este no sea, ni por bandas ni por público, el típico festival que solamos cubrir ni leer en Zona-Zero, pero la posibilidad de ver a dos bandas del calibre de The Prodigy y The Chemical Brothers a escasa hora y media de casa y en una ciudad con el encanto de Biarritz tienta tanto o más que recorrerte media España para llegar y amontonarte en un secarral. Un formato muy diferente, con tres tipos de escenarios repartidos a lo largo de la ciudad (playa, club y estadio), que iba a congregar durante toda una semana a un público muy diverso. Por lo que a nosotros respecta, el Stade Aguilera era el que iba a acoger a dichos grupos y en definitiva al grueso del festival.




Casualidades de la vida la noche anterior ocurría en Niza lo que todos sabemos, así que además de la mochila había que prepararse para todo tipo de controles (lógicos por otra parte). En cuanto a las bandas, la organización lanzó un comunicado informando de que todos los grupos confirmaban su asistencia.


VIERNES 15
Con la electrónica ligera y de influencias deep de Synapson entramos al recinto y dimos la típica vuelta de reconocimiento para comprobar lo bonito del emplazamiento, lo cómodo que se estaba en él y el buen servicio de una organización atenta en casi todos los sentidos. Un problema en torno a la tarjeta Cashless (sistema de pago digital que veremos en todos los festivales de aquí a un futuro cercano) nos fue solventado rápidamente, en perfecto castellano y sin ningún tipo de inconveniente. "Joder, esto en España hubiera dado más problemas" fue lo primero que pensé, aunque todas estas sensaciones positivas cambiarían un poco el sábado con un aforo que se multiplicó por tres. En el escenario seguía sonando este dúo francés que debe ser bastante popular en Francia ya solo por las veces que ha tocado en el festival, aunque la mayoría de la gente lo disfrutó sentada por el recinto.

El giro hacia el rock de The Kills hizo que muchos de esos traseros se levantaran del césped del Aguilera y que nosotros, aunque suene raro decirlo, nos sintiéramos un poco más como en casa cuando hay guitarras de por medio. Un bonito telón en blanco y negro casaba a la perfección con los psicóticos riffs de Jamie "Hotel" Hince, aunque es evidente que los ojos apuntaban al ritmo que marcara en todo momento Alison Mosshart, alma y rostro de la formación. Espíritu post-punk envuelto en un manto indie rock que no acabó de cuajar del todo, quizás el horario tuvo la culpa.


El día iba cayendo y The Libertines con él. Los británicos se presentaban ante el público francés con un Pete Doherty presumiblemente rehabilitado y un "Anthems For Doomed Youth" bajo el brazo (aunque del año pasado) del que caerían varias canciones, y un protagonismo especial a su álbum debut "Up The Brackets", que visto lo visto sigue siendo la cúspide de su corta discografía.

Y tras casi tres cuartos de hora de espera (eso de tener que ir a todo correr a otro escenario no mola, pero esto apalanca a cualquiera) sonaban las notas iniciales de "Breathe" como viene siendo ya habitual en los conciertos de The Prodigy.

Estaba claro que iba a cambiar bastante el panorama, pero no tanto como para que se oyera más al gentío que los propios sintes de la banda. "Nasty" y "Omen" sirvieron de experimento de cara a un sonido que iba y venía pero que también fue de menos a más.

"Wild Frontier" me confirmó lo bien que suena este último disco en directo y lo poco que desentonan algunos de estos temas entre lo mejor de su catálogo, mientras que con "Voodoo People" poca discusión puede haber si digo que fue uno de los momentos cumbre de la actuación. Los juegos de luces impresionantes una vez más, y si antes de los bises aún te quedan balas como "Invaders Must Die" o "Smack My Bitch Up" solo tienes las de ganar. El descomunal riff de "Their Law" sigue comandando la parte noble del repertorio coronada por "Take Me To The Hospital".

Al margen del sonido inicial, pocas dudas respecto al show de los ingleses.



SABADO 16
La jornada del sábado prometía ser muy diferente. Tanto en lo musical, con sonidos aún más electrónicos pero sobre todo comerciales, como en una afluencia muchísimo mayor de gente. El recinto seguía dando para más y se podía estar y ver a los artistas sin muchos agobios, pero lo de ir a la barra a pedir algo o mear se convirtió en una tortura (para el sector femenino la tortura era china, directamente). Un lunar que deslució la buena impresión que nos habíamos llevado el viernes, pero cuando un día se venden muchas más entradas hay que ser conscientes y ofrecer unos servicios acordes a tal cantidad de gente.

Viendo algunos carteles podía quedar una pequeña duda sobre quién era el cabeza de cartel del día, pero no tardamos mucho en resolver esta cuestión. El nombre era Pharrel Williams. Aún y todo nos atrevimos a ver el final de Feu! Chatterton, que se alargó bastante sobre los tiempos programados y la actuación al completo de Casseurs Flowters, banda de hip-hop edulcorado (de ese que tanto gusta por aquí) que contó con el beneplácito del personal viendo lo mucho que cantaban algunos de los temas. A pesar de no ser el tipo de rap que suelo consumir, agradecimos este cambio de chip aunque sea por un rato.

Y como digo, todo estaba preparado para recibir a uno de los artistas más importantes de la música comercial de los últimos años. "Lose Yourself To Dance" de Daft Punk fue la encargada de abrir un show en el que el espectáculo primaba por encima de todo. Al fin y al cabo, en cuanto Pharrell abriera la boca ya tendría al público (sobre todo femenino) a sus pies. Bailarinas y coreografías acompañaban temas del mega-ventas "Girl" como "Marilyn Monroe" o "Brand New", y cuando no lo hacían se recurría a lo de sacar a la chavalería o a un grupo de chicas que babeaban por el señor Williams en otro de esos "recursos" que siempre quedan bien de cara a la galería. A pesar de todo estuvo entretenido, y no solo eso, sino que el artista más grande del festival fue el único en acordarse (o por lo menos mencionar) a las víctimas del atentado con una sentida Marsellesa que todo el mundo cantó a pleno pulmón. Al margen de fronteras o temas políticos, impresionaba.  No sin antes hacer sonar los hits más exitosos en los que ha participado como "Blurred Lines", "Get Lucky" o "Happy", por supuesto.

Una mísera cerveza que parecía que estaban fermentando detrás de la barra fue la culpable de que nos perdiésemos los dos primeros temas de The Chemical Brothers, concretamente "Hey Boy Hey Girl" y "Somethimes I Feel So Deserted". Dos de sus cortes más light que fueron dando paso a la parte densa y ácida de su discografía. Un volumen absolutamente atronador te absorbía mientras ibas siendo abducido por unas proyecciones audiovisuales que lo mismo jugaban con los colores, las formas o la pura paranoia al ritmo de temas pesados como "Saturate" o "Electrobank",  y algunos de última factura como "EML Ritual". Una experiencia más allá de lo musical, de las que cuesta recuperarse y de la que no todos fueron capaces de culminar. Con el bailongo "Galvanize" nos acercábamos a un final que tras el típico medley de sus propios temas dio por concluido el eterno "Block Rockin´Beats". Una sesión de hora y veinte que a pesar de sus subidas y bajadas no dio tregua en ningún momento. Díselo a mis oídos.

Tras ocho ediciones el festival aún sigue en proceso de consolidación y aprendizaje, pero con vistas de convertirse en una referencia a nivel europeo. Su idiosincrasia es la que dictará sentencia en lo referente a nuestra presencia ya que lo mismo te plantan a Neil Young que a Amaral, así que veremos con qué nos sorprenden el año que viene.

Fotos: Julien Binet, Sonia Compagnon

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