hardcore punk / rap metal / thrash metal / groove metal
 Biohazard

CRÓNICA

Biohazard + Arrhythmia + For The Glory
Biohazard, Arrhythmia, For The Glory
27 de Octubre de 2013 por César Aguilar Sala Trinchera, Málaga 1263 lecturas

Poco antes de sentarme a escribir esta crónica me vino a la mente la idea de que, después de todo, no está mal vivir en Málaga, lejos del bullicio y de la inacabable oferta cultural de las grandes urbes. Porque, no nos engañemos, ¿cuánta expectación y entusiasmo habría levantado en Madrid o Barcelona el anuncio de un concierto de Biohazard? Ya os lo digo yo: ni una cuarta parte de la que levantó aquí. En las grandes capitales, la certidumbre de que acudirán los artistas más punteros hace que el espectador apele a su monedero y se vea obligado a elegir. Pero en Málaga se anuncia un gran nombre y todo se vive intensamente, incluso se cuentan los días que faltan para que llegue el evento con una pasión propia de adolescentes.


Sí, los míticos Biohazard hicieron escala en Málaga, y los encargados de abrir tan magno evento fueron los lisboetas For The Glory. Muy curtidos (no en vano llevan diez años en activo), ofrecieron un directo trabajado y bastante disfrutable.

 Su hardcore metalizado puede resultar un poco, digamos, del palo, para los paladares más exigentes, pero en su haber tienen temas meritorios y en escena son adorables. Ricardo, su frontman, estuvo muy simpático propagando su activismo hardcoreta y dirigiéndose a la audiencia en un buen castellano. Hicieron un pequeño repaso a su discografía (cayeron pedradas como “Drown in Blood”, “Fall in Disgrace” o “Lisbon Blues”) y triunfaron.

Baste decir que a las 20.30 pasadas la sala aún estaba a mitad de capacidad, pero aún así consiguieron algún breve circle pit y bastante animación en las primeras filas. Concluyeron con "Survival of the Fittest", tema título de su álbum de 2007. Y me dejaron con un buen sabor de boca y ganas de más.

El también quinteto italiano Arhythmia es un caso curioso. Lo suyo es una especie de hardcore nu metalizado que me recordó horrores a Korn en más de una ocasión (la afinación y el tono de las guitarras y ese bajo de "The Beast", entre otras, fue bastante chivato). No niego que su concierto fue potente y sonó bien, pero su extraña mezcla no terminó de cuajar y, además, adolecen de temas carismáticos que echarse al oído. Tampoco me sentó bien la presencia de su cantante (divismo y h/c son conceptos más que reñidos), algo que compensó el resto de la banda, en la que destacó el guitarra que hacía segundas voces. A juzgar por su reacción, el público los acogió bien, pero al arriba firmante le sobraron dos o tres canciones mínimo. Pensando mal, tal vez su presencia en la totalidad de la gira de los neoyorkinos se deba a que el capo de Biohazard ha producido su último EP, "Time No Coming Back". En definitiva, aprobado raspado para ellos.
 
Tras una larguísima espera (cinco o seis cervezas reposaban ya en mi estómago por aquel entonces), Biohazard, clásicos vivos e inmarchitables del NYC hardcore, tomaron por fin las tablas de la Trinchera. Con Evan Seinfeld (exbajista, cantante y miembro fundador) dedicado a tiempo completo a otro tipo de hardcore, cabían dudas acerca de las prestaciones de los brooklynitas en 2013. Pero su último álbum, el estimable "Reborn in Defiance", y las magníficas críticas que llegaron de su show en el Resurrection Fest de este año nos predispusieron a lo mejor. Y así fue. Abrieron a lo grande con "Shades of Grey" y "Urban Discipline" y una sala prácticamente abarrotada respondió al envite como la ocasión merecía. Y no bajó la intensidad en ningún momento, algo normal cuando se acude a clásicos como "What Makes Us Tick", "Wrong Side of the Tracks" (tal vez mi favorita por su contraste entre el hardcore más old school y el hip-hop) o "Down For Life". Las menciones a sus tres primeros (y mejores) álbumes fueron constantes, aunque "Vengeance is Mine" del último tampoco cayó nada mal entre los asistentes, la verdad.

Se vio a una banda muy entregada, con un Billy Graziadei que demostró unas tablas infinitas y un saber ganarse al público digno de todo un rockstar. No pocas veces se acercó al foso y, con ayuda de las primeras filas, se mantuvo sobre la valla tocando su guitarra y cantando como si tal cosa. El carismático Bobby Hambel (guitarra) y el nuevo Scott Roberts (voz, bajo) también se movieron lo suyo y alentaron el stage diving y los circle pits, que se sucedieron a lo largo de todo el show, y Danny Schuler cumplió a la batería.  Lástima que el sonido no fuera todo lo nítido que la ocasión requería, y que las voces de Scott y en menor medida la de Billy quedaran un poco bajas en la mezcla. Pero eso apenas pareció importar a los asistentes, que botaban y disfrutaban como posesos con "We're Only Gonna Die" (su versión de Bad Religion), "Five Blocks to the Subway" o "Punishment". Tras "Hold My Own" se encendieron las luces y no hubo bises. De todos modos, nada que reprochar. Una hora y poco bien aprovechada, un diez en actitud para los neoyorkinos y la promesa de que volverán el año que viene fueron motivos más que suficientes para salir de la Trinchera con una sonrisa de oreja a oreja.
 
 
Fotos: VicFotoPro (http://www.facebook.com/VicFotoPro)
Agradecimientos: Iñaki Serrano, Igor Carrera y a todos los que con tanto esfuerzo hicieron posible este gran evento.

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