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 Mark Lanegan

CRÓNICA

Mark Lanegan
Mark Lanegan es Mark Lanegan.
25 de Noviembre de 2013 por OttoBislevic Sala Barts, Barcelona 1934 lecturas

Si te dicen que vas a empezar una semana de otoño disfrazada de invierno, yendo a un teatro a ver sentadito en un palco el concierto de un pelirrojo con americana y gafas de pasta que versiona clásicos y standards acompañado de violín y violoncelo, que ni se mueve ni interactúa con público o banda, que decepcionó en su última visita a la ciudad, y que, además, está de cumpleaños, pues aunque vivas a quinientos metros, esa semana, ese lunes, te quedas en casa calentito viendo la tele.

Así podría apuntar la noche, pero el pelirrojo era Mark Lanegan (¡ataviado de Joaquín Reyes!) que acudía a la Sala BARTS de Barcelona a presentar sus dos últimos trabajos: "Imitations" (en solitario) y "Black Pudding" (junto a Duke Garwood), ambos del 2013. Sin discusión: asistencia obligada.

Lyenn abrió velada y cumplió con la difícil tarea de tocar un repertorio intimista ante una platea medio vacía, un público en busca de su butaca y todo ello en un auditorio con las luces aún encendidas. Turno entonces del pluriempleado Duke Garwood, que tras media hora de actuación en solitario, demostró que el británico es un compositor siempre magnífico aunque con un repertorio, por momentos, algo repetitivo.

Sin hacerse esperar, puntuales empezaron Mark Lanegan y sus compañeros de noche: un peculiar dúo de cuerda (violoncelo y violín), un bajista guapetón, Jeff Fielder a la guitarra y Duke Garwood con guitarra y vientos. Tras dejar Mark su abrigo en una silla (no fuese que se lo robasen en el camerino), empezó un set en el que las canciones se pausaron, redujeron su velocidad, mutadas, adaptadas a la perfección a un Lanegan más lírico y melódico, menos roto, concentradísimo y acertando en todas las notas como ya es costumbre.

El tracklist incluyó temas propios y ajenos, con especial atención a sus dos últimos trabajos. Ya habitual, abrió noche con "When Your Number Isn’t Up" ("Bubblegum", 2004), seguida de "The Cherry Tree Carol" (canción tradicional incluida en el navideño "Dark Mark goes Christmas", 2012), "One Way Street" ("Field Songs", 2001) y se oyeron "The Gravedigger’s Song" y "Phantasmagoria Blues" (de las pocas canciones que se salvan de "Blues Funeral", 2012). Entonces fue momento de repasar el disco en colaboración con Duke Garwood, "Black Pudding" (2013). Sonaron inmensas "Mescalito", "Driver", "War Memorial", "Pentacostal" y una sexual y rítmica "Cold Molly" (las maracas ayudan). El siguiente bloque lo protagonizó su nuevo disco de versiones "Imitations" (2013) e interpretó cómodamente "Pretty Colors", "You Only Live Twice", "Solitaire" y un "Mack the Knife" al que, en mi opinión, se le podría aplicar lo que Trent Reznor dijo del "Hurt" de Johnny Cash. También tocaron "Mirrored", una bonita cara B que suele salir en sus últimos conciertos.

Lanegan, siempre en penumbra y poco hablador (ya he dicho que no suelta más que un par de secos agradecimientos al respetable y como mucho presenta a la banda), deleitó al personal renegando de cumpleaños ante la insistencia de las felicitaciones ("ain't nobody's birthday", espetó con una leve sonrisa), e incluso se encaró con un malfollado que increpó lo poco agresivo del repertorio, a lo que Mark le instó a subir y cantar si tenía narices, apelando que aquello no era un concierto heavy, dejando claro la dificultad de cantar en ese estilo. No llegó la sangre al río y los músicos dejaron a la audiencia encantada con un hermoso "Satellite of Love" del recién fallecido Lou Reed. Antes de retirarse unos instantes, "Halo of Ashes" ("Dust", 1996) de Screaming Trees mano a mano entre Lanegan y Jeff Fielder, que tuvo aquí sus minutos de gloria demostrando lo gran guitarrista que es y que, con permiso de Bret Netson, ningún otro ha empastado ni captado la esencia de las actuaciones de Lanegan como él. Y ver a Mark sentado y cabizbajo mientras Jeff se explayaba con la guitarra, fue impagable.

La velada finalizó con "On Jesus’ Program" ("I’ll Take Care of You", 2001), canción en la que Mark dejó libre la potencia y sensibilidad de su voz, desgarrada y dolorida, como un puñetazo en nuestros corazones congelados, brillando por encima de todo y todos y haciendo vibrar con sus graves tanto a público como a la sala entera. No imagino mejor forma de acabar.

Casi todas las crónicas hablan siempre de Lanegan como de un prolífico y variopinto vocalista y colaborador de grandes artistas, que ha compartido proyectos con Kurt Cobain, Josh Homme, Greg Dulli, PJ Harvey, Duff McKagan, etc, que ha versionado a Bob Dylan, Nick Cave, los Sinatra (Frank y Nancy), Skip Spence, Jeffrey Lee Pierce, Junior Kimbrough o Alice Cooper, y dicen que es eterno ex de tal banda o tal otra (ex-Screaming Trees, ex-Queens of the Stone Age, ex-Masters of Reality, ex-Soulsavers, ex-The Gutter Twins, etc), pero mi sensación siempre ha sido y es -aún más tras el concierto de este lunes- que todos los anteriores músicos y bandas, y muchos más que dejo en el tintero, son y serán siempre Ex-Mark Lanegan.

Lanegan es un artista mayúsculo, que hace lo que quiere y lo deja claro en cada nuevo disco, colaboración o concierto, y que, pese a lo variado y extenso de su trayectoria, pocos pueden igualar en coherencia y solidez a este señor y su música.

Dicho todo esto, si me vendiesen que todos los lunes, incluso sábados, iban a ser así, yo firmaba encantado.

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