CRÓNICA

Para la mayoría de los aficionados al punk rock la gira de No Use For A Name era uno de los eventos musicales del año. Al menos esa era la sensación que se desprendía en las inmediaciones de la sala Kandela de Oviedo minutos antes de que se abriesen las puertas. En el ambiente se mascaba esa sensación propia de las grandes fechas. Cerca de 500 personas se acabaron dando cita para recibir a la banda americana, marcando un auténtico hito en escenarios asturianos. Aprovecho desde aquí para reconocer la labor de la gente que está dejando su tiempo y arriesgando su dinero montando conciertos de este tipo. Es un auténtico lujo la programación de hardcore punk que hay en los últimos meses en una región tantas veces olvidada como es Asturias.

Un poco después de las siete de la tarde abrían fuego los locales The Hormones. Punk ramonero sin complicaciones estilo Huntingtons, Riverdales o Teenage Bottlerocket. Durante cerca de media hora desgranaron lo que será su primera referencia, un EP que llevará por título "Bats Duel".

Tras ellos llegaba el turno de los también asturianos The New Ones. Correctísimo concierto de hardcore melódico noventero. Sin florituras ni virtuosismos, grandes temas con melodías de las que se te clavan a la primera. Como las que puedes encontrar en su primer trabajo "When I'm down...". Prometedor futuro el de esta gente.

Llegados a este punto la sala ya estaba a reventar. Todo el mundo sabía que llegaba el turno de Tony Sly y sus secuaces y nadie quería perdérselo. Muy buen sonido y una banda bastante entregada durante toda la noche. Mención especial para el carismático bajista Matt Ridle y, por supuesto, para el indiscutible patrón de la nave: Tony Sly.

Sonaron la mayoría de himnos de la banda: "Not your savior", "Chasing rainbows", "International you day"... Sin embargo, para muchos de los que estaban allí (entre los que me incluyo) los mejores momentos de No Use For A Name se encuentran en "Daily grind", "Leche con carne" o "Making friends". Y así se lo hizo saber el respetable a la banda, pues los momentos en los que se desató la mayor locura fueron "Soulmate", "The answer is still no", "Invincible" o la final "Feeding the fire".

Pero en cierto modo supo a poco. Mucha gente aún sigue yendo a verlos con la esperanza de que hagan el repertorio que harían en el 95 (entre los que también me incluyo). Y no va a ser así. Es totalmente imposible. Y aunque en realidad entiendo perfectamente que estén cansados de tocar esos temas, cuando acaba el concierto es inevitable sentir cierta sensación de decepción. Sabes que acabas de ver un buen concierto. Pero no uno histórico. Y, con esas canciones, perfectamente podría haberlo sido.