Llevo tiempo queriendo abrir un post sobre mi serie favorita. Hoy, la ocasión la pintan calva: se emite la season finale. Os propongo este post que he publicado en Facebook como corolario a una trayectoria. No contiene spoilers, y considero que puede animar a quien no haya visto aún nada de esta obra.
Disfruten.
Esta noche finaliza su andadura televisiva La Serie por excelencia. Ocho años doliéndonos y devastando nuestro interior con pedagógico propósito. Porque lo que esta serie retrata son los claroscuros del ser humano que miente, que tapa lo que es y lo que hace, que vive en el cinismo y que respira desamor. En otras palabras: representa las consecuencias de la forma de ser típica Occidental. Y aquí entra la parte pedagógica y aleccionante: muestra la línea de evolución de sus personajes de manera causal y sin ningún tipo de prejuicio en la mirada. No hablo de moral relajada ni de promoción de conductas nocivas para el ser humano. Eso lo pueden defender quienes no han hecho el esfuerzo de ahondar en esta obra. Todos sus personajes buscan ser más felices. Y a todos les cuesta sudor y lágrimas superar esa vivencia pasada que les tiene atrapados perpetuamente en un callejón o trauma. Son humanos, luchan. Pese a la nube de cinismo, intentan entenderse un poco mejor a sí mismos. A su manera, claro.
He dicho "claroscuros" y no "oscuros" porque esta obra siempre tiene momentos luminosos imbricados con los que no lo son. Entre ellos, el renovado propósito de reflejar la inutilidad de juzgar una forma de ser o peor aún, un ser. Siempre, siempre faltarán datos para hacer eso y ser justos. Mad Men huye de la concepción moral de bien y mal tan imperante en nuestros días: es la serie que más escalas de grises muestra de la personalidad de sus personajes. Matices, matices y más matices. Resalta lo clave que es siempre entender a cada persona en su contexto y trayectoria. No descubro a nadie las Américas si afirmo que pese a que la trama se inscribe en los años sesenta, no es más que una estratagema de los guionistas para leernos la cartilla a los seres humanos de 2015 y que el resultado sea más sutil que doloroso. Todos hemos sido en algún momento de nuestra vida un poco Mad Men. Yo el primero. Entenderlo es sentir dolor: que rasque y duela al mismo tiempo. Afrontar la verdad nunca fue tarea fácil.
Si vives en pareja, Mad Men duele. Si estás soltero, Mad Men duele. Si tienes hijos, Mad Men duele. Si eres hijo, Mad Men duele. La idea es conseguir una vida propia en la que el visionado de esta serie nos produzca indiferencia. Yo quiero no necesitar ver esta serie el año que viene. Pero de momento me sigue resultando un material valiosísimo en el que talentosos seres humanos han puesto su energía para que otros podamos aprender lecciones de vida. Y yo soy de los primeros de la clase.
Como colofón sólo apto para cinéfilos: gracias Mad Men por hacer que el cine clásico y su narrativa nunca pasen de moda. Y que El Apartamento de Billy Wilder y Vértigo de Hitchcock sigan siendo referentes imperecederos. Agradecido por cómo pones en su pedestal a la gestualidad, los silencios y la importancia de los movimientos de cada personaje. Eso espero que nunca pase de moda, aunque tú te vayas.Te estoy queriendo mucho en los últimos tiempos. Te seguiré frecuentando como a los mejores bares. Has sido el sueño más real en ocho años. Gracias...