PELÍCULAS

por el 14 de Diciembre de 2012
Otro triunfo de Ang Lee, otra película que se escapa de lo ordinario. 

Dirección: Ang Lee 
Guión: David Magee (Novela: Yann Martell) 
Reparto: Suraj Sharma, Irrfan Khan, Rafe Spall, Tabu, Adril Hussain. 

 Nota: 78
Como la mayoría de películas de Ang Lee, La vida de Pi se descubre al cabo de los minutos como algo que en realidad no es. Si vemos su filmografía a vista de águila podemos enumerar westerns, películas de súper-héroes, de artes marciales o dramas de época, pero solo cuando descendemos a su realidad cinematográfica vemos que al menos intenta modificar o radicalizar propuestas ya hechas.  

La vida Pi tiene un inicio muy común, recordando a varios biopics fantásticos como Forrest Gump, Big Fish o El curioso caso de Benjamin Button. La pelicula se desarrolla así hasta llegar al naufragio, y claro está, justo en el momento en el que la pelicula inicia una narración más lineal. Sin dar un giro de 180º La vida Pi muta en algo menos aventurero y dramático y se convierte en algo mucho más reflexivo y maravilloso (visualmente). Ang Lee se acerca peligrosamente al tedio en más de una ocasión, pero por suerte la película consigue salir al paso solo con el instinto de supervivencia de Pi. Y eso que casi no hay ni suspense ni emotividad. 


Así pues, esta obra echa por la borda el primer topicazo que esperábamos (al menos los que no estamos familiarizados con el libro), no hay relación de amistad con Richard Parker (el Tigre), no hay momentos lacrimógenos ni actitudes “humanas” en los animales, La vida de Pi definitivamente no es ordinaria. Incluso se podría teorizar sobre si realmente Richard Parker es protagonista o es simplemente un secundario. Su papel en la historia no va más allá del que el mismo Pi le adjudica, no tiene una personalidad reconocible, no concreta ninguna acción dramática, resumiendo, es solo un Tigre. La importancia de su personaje (si es que puede llamarse “personaje”) se cimienta en el significado teológico que le da Pi. Ni más ni menos. Porque esta película es, ante todo, un film teológico y no un uno de naufragios. Tanto en su introducción como en su desenlace La vida de Pi nos intenta guiar por los caminos inescrutables del señor

La ventaja de esto es la facilidad para crear secuencias divinas, rozando la onírica. Impulsadas por una fotografía celestial y unos efectos digitales capaces de sorprender a cualquiera. Tanto la recreación de Richard Parker o la isla como el sorprendente naufragio (cuando a fecha de 2012 ya los hemos visto de todos los colores), consiguen cuestionarme hasta que punto de perfección e integración se puede llegar en esta materia. 

Al final del film, en sus últimos 15 minutos, La vida de Pi se destapa en toda su plenitud teológica y reflexiva. No sabemos a donde nos han querido llevar, ni que nos han querido contar, y como al propio protagonista Ang Lee nos exige hacer un acto de fe. Me esfuerzo en negar que la reflexión final variará en función de la creencia religiosa del espectador, o la falta de esta. Prefiero pensar que se nos propone un acto de fe fílmico, si de verdad creemos en ese Dios llamado cine no solo preferiremos esta historia, sino que la creeremos. Yo la prefiero, por supuesto, pero me han hecho dudar tanto que ya no se si creerme que me encanta. La fe tiene estas pegas. 

  


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