PELÍCULAS

Brazil es un niño que pierde a su padre víctima de una mina antipersona y ve como su madre, incapaz de afrontar lo sucedido, es internada en un centro médico. Pasan los años y Brazil creció marcado por la ausencia de sus padres. Ahora trabaja en un videoclub hasta que un día de forma accidental, tras una persecución por las calles de Paris, recibe una bala perdida que le perfora el cráneo quedando incrustada en su cerebro. El cirujano encargado de su operación decide echar a cara o cruz las dos opciones posibles. Extraerle la bala y condenarlo a pasar el resto de su vida como un vegetal o dejar la bala en su cabeza arriesgándose a que cualquier día pueda morir. Finalmente, Brazil sale del hospital meses más tarde con la bala en su sitio y descubre que se ha quedado sin casa y sin trabajo, lo que le obliga a vivir en la calle haciendo de mimo entre otras labores callejeras. Un buen día es reclutado por otro artista callejero y lo acoge entre un singular grupo de gente sin techo como él que viven en una chatarrería ayudándose los unos a los otros. La nueva vida de Brazil cambia cuando descubre que la empresa que fabrica las msmas minas que mataron a su padre está justo en frente a la sede de la fábrica de balas como la que lleva alojada en su cerebro. Brazil, con la ayuda de su nueva familia, no parará hasta acabar con el negro negocio de ambas empresas.

Hace ya veinte años desde que Jean-Pierre Jeunet conquistó a su legión de incondicionales con la extraordinaria “Delicatessen”. Poco después se separaría de su compañero de dirección Marc Caro con quien tan buena empresa de cine fantástico había formado. Aunque siendo sinceros pocos echan ya de menos a dicho tándem teniendo en cuenta que de esa separación salió “Amélie”, posiblemente la película francesa más exitosa de las últimas décadas. Tras “Amélie”, Jeunet se alió con el fotógrafo Bruno Delbonnel formando un nuevo dúo de genios. En este aspecto “Micmacs” fue una nueva prueba de fuego para el director francés pues por primera vez prescindía del encargado de fotografía con quien tan buenos resultados y elogios había cosechado, creando incluso una marca de identidad personal para su cine. En este aspecto voy a ceñirme a los resultados técnicos y no a los logros obtenidos en cuanto a crítica y taquilla. He de reconocer que en “Micmacs”, con Tetsuo Nagata como director de fotografía la ausencia de Delbonnel queda minimizada aunque también sería injusto ignorar que ese juego de colores y de fotografía impecable viene heredado de su etapa anterior formada tanto por “Amélie” como por “Largo domingo de noviazgo”, estando en ambas Delbonnel al mando.

Jeunet describió esta película como una mezcla entre “Amélie” y “Delicatessen”, y ciertamente pocas comparaciones la pueden describir mejor. Aunque “Micmacs” no alcanza la genialidad de ninguna de las dos, los resultados cosechados debo decir que se me antojan injustos con la calidad de la película. “Micmacs” es una comedia ligera que esconde un transfondo muy digno. Jeunet apuesta por un humor negro poco complejo, a veces surrealista, para denunciar a su manera el espantoso negocio armamentístico y a toda su industria. Para ello y como el propio Jeunet decía, combina la ternura de “Amélie”, con la imaginación y fantasia de “Delicatessen”, recurriendo a un grupo de geniales personajes entre lo fantástico y lo surrealista. El humor que alcanza gracias al uso estos personajes recuerda al humor del mejor Ibáñez.


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