PELÍCULAS

Innegable es la aportación de Scorsese para magnificar las virtudes de la película, dotándola de un poderío visual inusual en este tipo de cine, así como haciendo un uso acertadísimo de la tecnología 3D, tanto es así, que hasta se hace recomendable verla en este formato a pesar del abusivo suplemento que tenemos que pagar para ello.
El derroche de efectos y trucos visuales son manejados con maestría por Scorsese, quien consigue que no se genere una sensación de impostura por el abuso de efectos digitales, sino que se potencia la sensación de estar viviendo una aventura de las que solo se pueden sentir en una sala de cine.

Más allá del buen hacer de Scorsese tras la cámara y de sus colaboradores en el apartado visual, la película nunca llega a convencer del todo, dado que aunque la forma de contarla sea sumamente atractiva, la historia en si no merece el derroche de talento visual que se vuelca en ella. La narración tiene demasiados tiempos muertos, no consigue mantener ese ritmo trepidante que muestra en algunas escenas y la magia del relato nunca llega a encandilar. Tal vez sus virtudes sean de más sencilla asimilación para un público menos adulto, pero lo que realmente se pretende es abarcar a toda la familia y es muy probable que los padres e hijos mayores pierdan su interés por la película tras la genial primera media hora, o por lo menos es lo que me pasó a mi.

Por todo ello, aunque la película es un precioso homenaje a la magia del cine, la película nunca llega a transmitir esa misma magia al espectador, el cual una vez que deja de estar aturdido por la belleza de las imágenes, se da cuenta de que todo está mucho más vacío de lo que parece. Lástima tantos medios para tan poco fin.