PELÍCULAS

El argumento es tan rico e insólito como el de Canino. En esta ocasión se trata de un grupo de gente que se dedica a suplantar, a cambio de dinero, a los seres queridos que fallecen como paso previo a la superación del duelo.

Como debe de haber quedado claro en el primer párrafo, el mayor defecto de Alps es Canino. Lanthimos tiene un estilo único y peculiar que hizo que Canino fuese brutal e impactante, estilo que vuelve a utilizar en su nueva película con la salvedad de que ya no resulta tan novedoso. Los recursos narrativos son muy similares, los golpes de efecto son los mismos, el uso de la violencia es calcado y por lo tanto, la capacidad de impresionar y generar sensaciones de la que iba sobrada la segunda película del director griego se ve muy mermada en esta película.

A todo esto hay que unir que la narración es bastante irregular, nunca tiene claro el ritmo que quiere llevar y la historia resulta confusa en algunas ocasiones. Incluso en algún momento da la impresión de que Lanthimos quiere provocar por provocar, mantener su estilo por encima de las necesidades de la película, haciéndola mucho menos compacta y redonda que su antecesora.

Tal vez sea injusto comparar Alps con Canino de una forma tan abierta, pero es que se trata de películas con tanto en común, que resulta realmente curioso que los resultados sean tan dispares. Aun así, es una gozada poder disfrutar de un director como Lanthimos, un tipo que se lanza al vacío sin red… bueno, tal vez su red ahora se llame Canino, un director alejado de lo convencional que deberá seguir evolucionando dentro de su estilo para no estancarse y no ser simplemente recordado como el tipo que una vez fue grande.