CRÓNICA

Se nos presentaba una cita ineludible para cualquier amante de los sonidos metálicos el pasado sábado 18 de junio en Bilbao. La conjunción de varias formaciones míticas dentro del llamado metal sureño y, sobretodo, la única oportunidad de ver a Down este año dentro de nuestras fronteras, hizo que fuéramos muchos los que nos desplazásemos desde varios puntos de la piel de toro dispuestos a dejarnos el cuello en una tarde-noche que prometía ser memorable.

El emplazamiento resultaba cuanto menos curioso, ya que Santana 27 se encuentra en medio de un polígono industrial. Un lugar quizás más destinado a ser el decorado de una peli tipo “Yo Soy La Juani” que de albergar un concierto de metal. Pero en cuanto entramos pudimos comprobar que la sala estaba perfectamente acondicionada, con un amplio espacio y además de una excelente acústica de que la se aprovecharon todas las bandas a lo largo del festival.

Los encargados de desvirgar el escenario fueron los japoneses Church Of Misery, que con un Yoshiaki Negishi entregadísimo desde el primer segundo, causaron una grata impresión a los más madrugadores. Su mezcla de hard-rock con doom deudor de los papas Black Sabbath, nos hizo entrar en calor en una aprovechadísima media hora. Apuntados quedan.
  Eyehategod desembarcaban por primera vez en España y puedo decir que cualquier seguidor de la banda debió de salir más que contento. Su actuación solo pudo ser calificada de aplastante. Doom metal de manual. Lento, pesado, agónico, denso, desgarrador… Los de Mike Williams y Jimmy Bower se recreaban en cada riff, en cada golpe de caja. Sonaron “Blank”, “Story Of The Eye”, “Dixie Whiskey” y un nuevo tema, “New Orleans Is The New Vietnam”. Hasta el propio Phil Anselmo disfrutaba como un enano en un lateral del escenario. Tanto que se animó a tocar la guitarra en una de sus canciones para redondear una show magnifico.

A Corrosion Of Conformity les tocaba una difícil papeleta. Quizás a la mayoría nos hubiera gustado más disfrutar de los temas de “Deliverance” o “America’s Volume Dealer”, pero la actual formación (ahora reconvertida a trío con la ausencia temporal de Pepper Keenan) venía a rememorar sus inicios más crossover. Su actuación no fue mala, e incluso se agradeció que aportasen un poco más de velocidad entre tanto grupo de tempo más pausado, pero Mike Dean dista mucho de tener el carisma que desprende su líder. Para disfrute de todos, Pepper apareció en la recta final para interpretar dos temas… y vaya si cambio la cosa!!! “Señor Limpio” hizo que nos viniéramos arriba, y ya con “Vote With A Bullet” la sensación fue casi orgásmica. De haber presentado un set con el rubio vocalista llevando la voz cantante podríamos haber presenciado algo grandioso, sin duda.

Era entonces cuando llegaba el plato fuerte. La razón por la que algunos nos habíamos desplazado hasta Bilbao (aparte de los sabrosos pintxos, por supuesto). Down tomaban el escenario dispuestos a volarnos la tapa de los sesos. Con un Phil Anselmo por el que parece que no pasan los años (sigue igual de embrutecido, pero más sobrio), los de New Orleans desplegaron todo su potencial en la que era su última noche de la gira.

Se mostraron totalmente cómodos, con un sonido brutal y compacto. “The Path” o “New Orleans Is A Dying Whore”, más que canciones, eran auténticas bofetadas directas a los morros que recibías con todo el gusto del mundo. Un martillazo en toda la nuca. Un camión que te pasa por encima. Sin palabras.

Repasaron su indiscutible obra maestra, “NOLA”, casi al completo… “Hail The Leaf”, “Temptation’s Wings”, “Lifer” (dedicada a Dimebag Darrell), “Eyes Of The South”, “Stone The Crow”… y hasta el estribillo del “Walk” de Pantera, que supuso el delirio colectivo de todos los presentes en la sala.

“Bury Me In Smoke” fue el cierre con el ya clásico intercambio de instrumentos con sus roadies mientras se acercaban al público para regalarles púas, setlists, baquetas y agradecerles todo el cariño que les habían transmitido durante el concierto.

En definitiva, un maravillosa velada de la que todos salimos contentos y satisfechos, con el deseo de que el festival pueda tener continuidad y no se quede en algo esporádico y puntual.