CRÓNICA

Crónica del SOS 4.8 2015
The National, Morrissey, Temples, Los Punsetes, Bigott
01 de Mayo de 2015 por Vicente Madrigal Recinto Ferial La Fica, Murcia 2571 lecturas

Es primero de mayo en Murcia y la ciudad nos da la bienvenida con una ola de calor de las que abundan por el este español desde comenzada la primavera, aunque los de fuera no acabemos de acostumbrarnos nunca. Por mirarle el lado positivo, el bochorno también parece indicar que es el momento de abrir otro año más la temporada festivalera, que junto al Viña Rock tiene en el SOS 4.8 un buen punto de partida de lo que se nos viene encima desde ahora hasta el final del verano.

El Recinto de la Fica, habitual lugar de celebración del festival, acogía un cartel que modificaba en cierto modo el foco de atención con respecto al año pasado, donde la electrónica se imponía gracias en gran parte a The Prodigy. El indie ha ganado mucho o casi todo el terreno esta vez, aunque si hay algo que verdaderamente destaca y se mantiene fiel a la cita es el combo de bandas nacionales y bandas inglesas, confirmando el espejo en el que los organizadores del festival gustan de mirarse, lo cual no deja de ser una apuesta bastante segura. Otra cosa es que los artistas, ya sean españoles o ingleses o lituanos, demuestren con su directo si su presencia es fruto de la inercia o un constatado éxito.


VIERNES
La primera visita nada más entrar al recinto tenía un claro propósito: Luna. Después de 10 años, Dean Wareham y Britta Phillips desempolvaron las ensoñadoras y sencillas canciones pop de su proyecto posterior a Galaxie 500 y nos las sirvieron en bandeja a los presentes, en su mayoría fans de muchos años y amantes del sonido más sosegado. Casi como si de la presentación de su “Best of” se tratara, temas míticos como “Malibu Love Nest” o “Indian Summer” fueron resonando en el escenario Radio 3, confirmando la franja horaria entre la puesta de sol como uno de los “secretos” a disfrutar del SOS. Y quien viera a Damon Albarn en la misma exacta situación en la edición el año pasado entiende de lo que hablo.

Como punto negativo a apuntar, tanto en este concierto como en el siguiente, el acople de sonido del escenario Estrella Levante, donde sonaba Xoel López, era tal que Dean y sus compañeros hicieron continuas bromas y comentarios sobre lo duro de tocar con semejante desvarío. Y lo mismo le pasó a Bigott y los suyos con Supersubmarina. Pero, por fortuna, cuando la batería comienza a tocar todo anda sobre ruedas, y más si te encuentras con alguien como él que le añade un extra de sencillez a lo ya sencillo por naturaleza: su folk ha mutado en psicodelia pop en su último y gran “Pavement Tree”, el protagonista de la velada, que en directo interpretó de la manera más natural posible, sin exagerar ni perderse en reverbs, disfrutando de cada momento y haciendo de “Baby Lemonade” o “Echo Valium“ éxitos instantánteos a la altura de “Cannibal Dinner” o “Dead Mum Walking”, sus hits indies más coreados. Por cierto, y aunque pueda sonar a herejía, su voz en conjunto con el resto le dan en vivo un aire a Mark Knopfler y sus Dire Straits.

Después de dos aperitivos que resultaron ser las dos auténticas delicatesen del día, tocaba el turno del plato principal (y vegetariano, por supuesto). Morrissey y sus músicos daban un repaso a la carrera del inglés, que parece haberse propuesto ser más inglés que Margaret Thatcher e Isabel II juntas mientras pueda contarlo encima de un escenario. Y ni siquiera reparó demasiado en nada que no fuera su voz, sus compañeros o las 3 primeras filas de espectadores, totalmente dedicados a su divinidad. Pero es que esa voz tiene mucha calidad, y bastaba escucharle cantar en “Suedehead”, “First Of The Gang to Die” o “Everyday Is Like Sunday” para caer hipnotizado en el hechizo de Moz. Además, y por suerte, no se olvidó de sus The Smiths y nos hizo 3 regalos en forma de nostalgia, destacando “Meat Is Murder” entre ellos, la cual tuvo como final una proyección sobre animales siendo aniquilados en mataderos, lo cual estuvo genial pero que adoleció de cercanía por parte del mensajero. Y lo mismo sucedió con “The Bullfighter Dies”, tras recordarnos lo que ya todos sabemos en este país sobre la crueldad de las corridas. Tras dejar que uno de sus varios músicos hispanos presentara a la banda, puso punto y final con la interpretación de “Irish Blood, English Heart” y “What She Said”, también de los Smiths.

Acabadas y exhaustas las esperanzas de regresión ochentera, nos tocaba viajar con Palma Violets a primeros de este siglo XXI donde el indie rock de The Libertines o The Strokes estaba hasta en la sopa. Y es muy probable que de Pete Doherty y Carl Barat hayan aprendido mucho, tanto en la música como en la imagen, pues el cebollón del bajista sobre el escenario parecía hasta forzado (y eso me parece el colmo de un bajista). Presentaron su nuevo disco, “Danger In The Club”, y se marcharon con su jaleo a otra parte.

Otro rollo es lo que hacen Metronomy. Su estética y su aura retro son inconfundibles, pero su producción y sonido en estudio cambian de manera drástica en directo, donde no se aprecia electrónica ninguna y mandan los cánones de un grupo al uso. Partiendo de esta base, basan su ritmo en el antiguo soul y en las orquestas musicales mediante los instrumentos convencionales del indie y sin dejar atrás sus sintes. Y estos últimos tuvieron la labor de calentar aún más el ambiente de la noche, pues “Radio Ladio” y “Holiday”, de su primer “Nights Out”, fueron los primeros en sonar y provocaron movimiento instantáneo y mucho calor. Más tarde, la prioridad recaía sobre el último disco y esto hacía debatirse al público entre el reposo del mismo y la celebración de su mayor éxito, “Love Letters”.

Con la mayor parte de la jornada finiquitada, faltaba una última cita con el escenario secundario, donde los jóvenes Years & Years pusieron a todo el mundo a bailar con esa gran “Take Shelter” pese a no tener siquiera un disco en firme (pero sí muchas fans gritando en primera fila). Por desgracia, el auge inicial se fue desinflando conforme el ritmo de los beats bajaba y el R&B meloso tomó la iniciativa. Para entonces, el escenario principal se llenaba hasta la bandera para ver tocar a The Vaccines y corear cualquier cosa que se pareciera a un tema de “What Did You Expect From The Vaccines?”, su debut, y aprovechando de paso también para presentar su próximo álbum, “English Graffiti”.




SÁBADO
De nuevo el sol comenzaba a caer y la cita con el escenario Radio 3 era necesaria un día más. Los barceloneses El Último Vecino tomaron el lugar y se lo llevaron a una emisión de “La Edad De Oro”, aquel mítico programa televisivo. Con muchísima soltura, su frontman y líder absoluto Gerard Alegre Dòria convirtió su voz, junto a lo abstracto y lynchiano de sus letras, en un perfecto acompañante de los sintes, que dominaban en el sonido y enganchaban a cualquiera que se acercara a verles.

Tras ellos, se notaba cierta expectación y alegría en en muchos de los presentes por la llegada al escenario de Los Punsetes, pues el ruido y el shoegaze apenas se dejaron ver por Murcia, y la ocasión de la presentación de su “LPIV”, del año anterior, era la excusa perfecta. Y los madrileños conquistaron: las guitarras están bien afiladas como cabría esperar, el ruido se lo come todo, ya sea en pequeños desarrollos entre pop y más pop, o bien en extraños solos que Manu, el guitarra solista (y autor del proyecto paralelo Anntona) ejecutaba sin piedad hacia los tímpanos de los presentes, por ejemplo con el final de la apoteósica “Nit de l’Albà”, que paradójicamente abrió el directo. Además, las letras de su impasible cantante Ariadna daban la última y perfecta punzada al sonido, convirtiendo en un verdadero disfrute la escucha de temas como “Opinión De Mierda” o “Arsenal De Excusas”, de lo más destacado de su última publicación. Y si encima de todo esto se acuerdan del pasado con “Tus Amigos” o “Dos Policías”, la faena está más que hecha y con nota. Hacen ruido, lo hacen bien y encima son españoles. Bravo.

Tras caer la noche, comenzaban los momentos importantes en el escenario Estrella Levante. Temples se dejaban ver para sacudirnos con su rock psicodélico, y si arrancando con “Sun Structures” (de título homónimo al disco) ya tenían mucho terreno ganado, finalizar con “Mesmerise” ya era marcharse a lo grande, pese a que intentaron seguir tocando otra más pero se les acabó el tiempo a mitad. Su sonido es grande, pero no al uso de una banda de rock de un corte grandilocuente y para estadios. Sus guitarras no son las de un grupo arrollador, sino más bien de corte indie y detallista. Sin embargo, ese último golpe de contundencia lo suplen sin problemas con un buen hacer que puede llevarles lejos cuando cuenten con un mayor rodaje.

Si había un grupo que traía expectación a sus espaldas ese era Glass Animals, aunque ello no se tradujera en mayor audiencia, pero sí en más ganas de disfrutar de un directo que comenzó a modo de intro con sonido ambiente de una selva tropical, toda una declaración de intenciones. Su sonido, afín a Massive Attack o incluso Sade, se encuentra con su actitud de banda convencional que recoge lo mejor de cada escuela: batería suave, teclados oníricos, guitarras con punteos más suaves todavía y un DJ. Y si algo hicieron bien es dejar que la música les envolviera a ellos y por ende al público, que disfrutó de lo lindo de canciones sensuales y sosegadas como “Black Mambo” y “Walla Walla”, aunque la palma se la llevó “Gooey”, que ya es hype desde hace un tiempo y que fue uno de los momentazos del festival.

Fue curioso comprobar cómo el grupo más feliz del festival, I’m From Barcelona, iba a tocar (abriendo su gira de verano, según contaron) justo antes de los depresivos The National, aunque fuera en escenarios opuestos. Una antítesis que salió muy bien, aunque pecara de cierto desconocimiento del grupo por parte del público asistente (quizá fue sólo impresión personal). El caso es que 17 músicos suecos sobre el escenario pueden con muchas cosas, también con un público apagado, y para ello se ayudaron de canciones multi-instrumentales, corales y poperas, además de globos y confeti ilimitados. Curiosamente, lo más destacado resultó lo que provino de su primer “Let Me Introduce My Friends”: “Treehouse” con coreografía de “súbete a mi casa árbol” incluida, y sobre todo “We're From Barcelona”, que puso a saltar a toda la parroquia.

Y finalmente llegó el momento de la botella de vino tinto, de Matt Berninger y sus pintas de crooner trasnochado (hasta se le da un aire a Jarvis Cocker, de Pulp) y a sus geniales The National. Y quien dice esto no es fan, pero sabe apreciar la calidad y sutileza de “Boxer”, al igual que su tímida subida a la superficie mainstream con “Trouble Will Find Me”. Y justo con esas dos premisas saltaron los de Ohio al escenario, además de con “Riders On The Storm” a modo de intro. Elegantes hasta para eso. Nos demostraron, como nos imaginábamos, que su último disco engancha y que “Don’t Swallow The Cap” y “I Should Live In Salt” resultan fenomenales para abrir un directo. Que “Squalor Victoria” puede sonar a rock duro, con Matt cantándola a grito pelado, casi desbocado, pasándoselo en grande. Y que, por muchos discos que saquen, “Boxer” siempre va a caminar a su lado, pues “Slow Show” o la preciosa “Fake Empire” son ya parte de la historia colectiva musical del indie de los últimos tiempos. Ya acabando, Berninger se perdió entre el público mientras cantaba “Terrible Love” y luciendo una gran sonrisa, a lo que más de uno pensaría gratamente “este no es el cantante de The National, me han dado el cambiazo”.

Y es que The National andan muy lejos de lo que su público más fan podría pensar de inicio. Se han adaptado, han agrandado sus horizontes y han conseguido llegar a más gente y vivir con ellos y junto a ellos su directo. Se acabó lo del folk rock triste, ahora prima el rock de estadio y la experiencia plena e intensa para el que está abajo. Y sin duda es algo que hicieron con más tablas y mayor dignidad que nadie, y también con el mejor de los sonidos. Así que perfecto.

Antes de echar el cierre por este año y ante la dolorosa imposibilidad de acudir al espectáculo visual de “Super Discount 3” de Etienne de Crècy, Digitalism se marcaron un DJ set donde primó el techno más a piñón junto a sus temas más conocidos, en particular fue frenética la apertura de la sesión con “Idealistic”, imposible de mejorar.

Con esto una nueva edición del SOS llegaba a su fin, no sin antes compartir una reflexión que, supongo, todos los festivales se acaban planteando al cabo de un tiempo, y que supongo a muchos nos ha escamado alguna vez. En varios conciertos, también en los de cabezas de cartel, llegaba uno a preguntarse para qué se había concentrado mucha de esa gente allí, cuando había quien no tenía interés alguno en lo que pasaba en el escenario, y que probablemente no conociera mucho del asunto en sí. Un festival de música que se confecciona a partir de una oferta musical no puede acabar siendo un coto de fiesta (de la misma que hay en cualquier otro lugar) y de poses para demostrar que uno ha estado “de festival”. Y si a los organizadores les diera por condensar y resumir la oferta dentro de esas premisas, los que vamos simple y llanamente al disfrute musical podemos estar bien jodidos. Así que, por el bien de esta raza melómana en extinción, sigan trayendo música interesante, por favor.


Fotografía: M.G. Madrigal y Tumblr Oficial SOS 4.8.

COMENTARIOS

1 Comentarios

  • #1
    el 7 de Mayo de 2015
    hollow_life
    Como cada año, en la web de Radio 3 se pueden escuchar algunos directos del festival, entre ellos Temples o The National: http://www.rtve.es/alacarta/audios/festivales/festival-sos-48-lori-meyers/3113634/


Debes estar registrado para poder publicar un comentario


Entra en tu cuenta o regístrate