CRÓNICA

Download Festival Madrid
Linkin Park, System Of A Down, Prophets Of Rage, NoFX, In Flames
22 de Junio de 2017 por Jorge Azcona, Rubén González e Israel Higuera La Caja Mágica, Madrid 3983 lecturas

¿Quién iba a decir que tras tantos años viendo los imponentes carteles del famoso Download inglés, este iba a llegar a nuestro país? Lo cierto es que ha costado, pero tras mucho tiempo de rumores por fin se convirtió en una realidad (no exenta de polémica).



Jueves, 22 Junio
En el arranque del festival, nada salió como cabía esperar. Los accesos a primera hora no pudieron ser más caóticos, con colas que se alargaron hasta la hora y media bajo una imponente solana. Al mismo tiempo, Inmune arrancaba su actuación e inauguraba el festival con algún miembro de prensa como único testigo y un cabreo más que lógico. Una vez dentro, y haciendo la típica vuelta de reconocimiento por el recinto, cabe decir que ni las sombras ni los aspersores anunciados fueron los esperados, pero también tenía sus puntos positivos. El césped artificial cubría prácticamente todo el recinto, haciendo muy cómodo el típico momento de apalancarse en cualquier lado, y los baños eran de lo mejor que se ha visto en nuestros festivales tanto en cantidad como en calidad. Salvo en momentos muy puntuales, apenas hubo colas y estaban bastante limpios. El recinto era amplísimo, sobre todo en longitud, y tan solo se echó en falta algo más de anchura durante los cabezas de cartel, en los que la llegada de gente en tromba te hacía perder el sitio en alguna ocasión.

Nosotros empezábamos con los británicos Black Peaks, que son nuevos en esto pero ya se las arreglan bastante bien para dar conciertos en los que su mezcla de melodía y contundencia luzca. Capitaneados por el bigotudo Will Gardner, desgranaron varias de las canciones de su debut del año pasado "Statues". Y no defraudaron a los que ven en aquel disco lo que puede ser el principio de una carrera muy interesante. La simbiosis entre los falsetes de Gardner y los contundentes riffs sincopados es perfecta, y sobre el escenario la banda se mostró bastante sólida. Habrá que seguirles de cerca.

Lo de A Day to Remember es justo lo contrario. Su principal característica es pasar del metalcore más cazurro al pop-punk más edulcorado como si eso fuera lo normal. Y si os lo estáis preguntando: no, no funciona. La actitud desplegada en el escenario por la banda en general y por el vocalista Jeremy McKinnon en particular tampoco ayuda a tomárselos muy en serio. Chupando cámara más de la cuenta y más interesados en demostrar los guays que son que en defender su propia música, el concierto debió de ser interesante para sus fans, pero el aficionado neutral no podía otra cosa que llevarse la mano a la cara.

Menos mal que estaban por allí Jardín de la Croix para demostrar cómo se toca música seria y con clase. Los madrileños tienen ya el culo pelado en el escenario, y se les nota. Sus directos mejoran a la par que sus discos y a día de hoy la cosa ha empezado a ponerse muy, muy seria. Si siguen la misma progresión, pronto hablaremos de ellos como una de las bandas de math-rock más grandes del mundo. Técnicos, precisos, contundentes e imaginativos: lo tienen todo, y el público lo sabe. Y lo agradece.

Lo poco que se dejan ver House Of Pain en la actualidad era motivo suficiente para comprobar cómo lo hacen a día de hoy Everlast, DJ Lethal y Danny Boy. Si el cartel del festival ya era de por sí todo un ejercicio de nostalgia, el trío neoyorkino fue el mayor ejemplo de todo esto, tirando de clásicos de los noventa y, por supuesto, "Jump Around", la canción que a la postre más escucharíamos a lo largo del fin de semana.

Con Touché Amoré pudimos, al fin, disfrutar de una sesión de buen hardcore. Los californianos son abanderados de toda una generación que ha bebido del emo para actualizar el género, y el público tiene que acostumbrarse a que el hardcore ahora, además de conciencia social, tiene sentimientos. La banda ofreció un concierto sin fisuras, con poco margen para los temas más reposados. Directos al corazón pero también a la yugular, ofrecieron un set corto pero intenso. Buen bolo.

Lo de Five Finger Death Punch es un caso realmente curioso. Cuantas más polémicas rodean al grupo, más público parece que tienen a sus pies. Esto se notó nada más llegar al recinto, con camisetas del combo por todas partes e incluso fieles con la cara pintada. Su actuación estuvo a la altura de lo que siempre ofrecen, un metal de estadio en el que singles como "Jekyll And Hyde" o "Burn MF" fueron coreados hasta por el que nunca quiso hacerlo. La principal novedad residía en un Tommy Vext que sustituía a Ivan Moody en el micro, y lo cierto es que lo solventó perfectamente. En cuanto a la puesta en escena, no parecía llevar apenas dos semanas en el grupo, y si nos atenemos a la voz cumplió perfectamente con un registro similar al de Moody. Los haters aún tendrán que esperar un poco para ver la caída del grupo. En diciembre les espera una gira por pabellones en la que Madrid y Barcelona serán testigos de nuevo.

Que Gojira es uno de los mejores grupos de la escena metal actual no debería sorprender a nadie a estas alturas, como tampoco la forma en la que dejaron en evidencia a muchas de las bandas del cartel. Para ello, además de contar con una producción cada día más profesional, tan solo tuvieron que ser ellos mismos, y es que incluso un disco polémico e introspectivo como "Magma" les está dando la razón. "Only Pain" fue la encargada de abrir un show absolutamente perfecto, mientras que "Silvera" o "Stranded" quiebran ya tantas cervicales como clásicos de la talla de "Flying Whales", "Backbone" o "Vacuity". El futuro (y presente) es suyo. 


Había curiosidad por saber qué es lo que tienen que ofrecer Linkin Park en un festival de metal en 2017. Su último "One More Light" les coloca en las grandes ligas del pop internacional, lugar en el que se sospecha que llevaban tiempo queriendo entrar. "Hybrid Theory" y "Meteora" parecen editados hace eones, concretamente en una época en la que el nu-metal estaba de moda. Hoy en día el rock no vende como hace quince o veinte años, y la banda se ha adaptado a su manera. Pero ahí les teníamos, liderando el cartel del primer día del Download. Lo que pudimos comprobar en aquel escenario principal fue que están perfectamente preparados para el reto de las grandes masas. Perfectos en cuanto a sonido, buen espectáculo audiovisual, músicos carismáticos pasándoselo bien y una interpretación de notable. ¿El problema? Las canciones, claro. Solo las de los tres primeros discos (cuatro del primero, cuatro del segundo y una de "Minutes to Midnight") consiguieron encender de verdad al público, que en general se aburrió con su material más reciente. Los fans que se pagaron la entrada de un día solo para verlos a ellos, eso sí, fliparon. Para el recuerdo: "Crawling" en versión piano con Chester encaramado al público y "Faint", el único momento en el que el personal se volvió loco de verdad.

La hora y las piernas pesaban después de un día duro, pero aún quedaba una última bala en forma de stoner y hard-rock pesado. Muchos fueron los que encarrilaron la puerta de salida después de ver a Chester y cía., por lo que se pudo disfrutar la actuación de Monster Magnet casi en familia en comparación con las aglomeraciones que sufrieron muchos de los conciertos del festival. Todos estos se perdieron un show realmente notable, con un Dave Wyndorf al que no veíamos tan en forma desde hacía muchísimos años y en el que, a pesar de no jugar en casa (como quien dice), clavaron temas de la talla de “Dopes To Infinity”, “Powertrip” o “Space Lord” con un público escaso pero que creó un gran clima con la banda. El amigo Dave no pareció necesitar mucho más y nosotros tampoco.


Viernes, 23 de junio
El viernes arrancó con mucha más normalidad a pesar de ser el día grande del festival (al menos en cuanto a asistencia). Por un lado, habían desaparecido las colas masivas del jueves y, por otro, una denuncia de FACUA hizo que la organización, por fin, permitiera entrar con botellas de agua al recinto. Y es que con casi 40 grados y tan poca sombra era algo que escapaba del sentido común.

Es cierto que los conciertos de Skindred suelen ser bastante repetitivos, pero eso no quita que su frontman Benji Webbe se meta al público en el bolsillo con suma facilidad. Para ello no duda en montar coreografías e incluso provocar a los asistentes. Todo vale. Y más si el cuarteto británico cuenta con temas tan festivaleros a la par que efectivos como "Rat Race" o "Kill The Power".

La de Hamlet fue una actuación polémica, de eso no hay duda. Quien los haya visto en los últimos años (sobre todo en festivales) sabe que la interacción con el público es algo innegociable en sus shows, pero puede que en el Download esto se les fuera un poco de las manos. Antes de arrancar con "Limítate" ya teníamos a Molly entre nosotros, y entre circle-pits, walls of death y discursos varios costó enlazar varios temas seguidos. El sonido tampoco ayudó a que los "Egoísmo", "Muérdesela" o "Denuncio a Dios" brillaran, y aunque para algunos puede que todo esto fuera algo más épico incluso, otros muchos preferimos un concierto algo más convencional en el que poder disfrutar de algún tema "extra".

Ver a Opeth es siempre un motivo de alegría. Da igual que tuvieran poco tiempo o que hiciera un sol de justicia. Mikael Åkerfeldt y compañía son unos profesionales y así lo confirma que de largo fueran los que mejor sonido sacaron del segundo escenario. Durante las seis canciones que conformaron su setlist, más centrado en sus últimos discos y donde apenas pudimos disfrutar de los ya famosos discursos de su frontman, Opeth demostraron que pocos grupos pueden hacerles sombra si nos atenemos a su capacidad camaleónica para combinar su antiguo death metal progresivo con su vertiente cada vez más rockera y melódica.

De Every Time I Die solo pudimos contemplar el final del concierto para comprobar que Liam Cormier de Cancer Bats se había puesto al micrófono debido a la ya consabida ausencia del vocalista Keith Buckley por la enfermedad de su hija de apenas dos años. Por suerte, parece que la niña está bien, y que Liam les vino como anillo al dedo con su enérgico estilo. Dani, un fan que jamás olvidará este festival por más que hubiera bebido, subió al escenario a interpretar a dúo la última canción, regalándonos también a nosotros uno de los grandes momentos que deja esta primera edición. El público coreaba su nombre al final.

Si grupos como Monster Magnet estaban algo alejados del típico público moderno que abunda en el Download, The Cult se llevaron directamente la palma. La mayoría de la gente que se acercaba al Main 1 era para coger un buen sitio en el que ver a System Of A Down, y a pesar de escuchar clásicos como "Wild Flower" o "Peace Dog" con un sonido impoluto y a un Ian Astbury bastante decente en cuanto a actitud, algo falló para convertirse en una gran actuación. Seguramente en el Azkena esto hubiera sido bien distinto.

Mastodon, por su parte, siguen mostrándose cada vez más cómodos encima de los escenarios, aunque no terminan de conseguir un sonido redondo. Lo solventan gracias a su carisma y a un público más que entregado. Como era de esperar, la mayor parte de los temas fueron de su reciente último disco "Emperor of Sand", del que entre otras sonaron la simplona pero efectiva "Show Yourself" o "Steambreather", con la que dieron por cerrado el concierto. La verdad es que a pesar de que sus discos suenan cada vez más melódicos, esto ayuda a generar mayor dinamismo en sus conciertos, sin que falten tampoco otros clásicos como "Mother Puncher" o "The Wolf Is Loose".


Y por fin llegó el momento del festival, ese que supuestamente hizo vender 10 000 entradas en menos de una hora y que toda una generación llevaba años esperando. Algunos doce, desde aquella accidentada actuación en el desaparecido Festimad; otros muchos, toda una vida. Que System Of A Down ya no es esa banda loca en el escenario no es ningún secreto, de hecho sus últimas actuaciones en festivales europeos mostraban a un grupo totalmente apático que evidencia un deterioro claro dentro de la banda y a un Serj Tankian con el piloto automático en todo momento. En Madrid, sin llegar en ningún momento a la emoción y con tan solo una intro que se saliera de la norma ("Physical" de Olivia Newton-John), al menos mostraron alguna sonrisa. Todo esto también se olvida en cuanto empieza a sonar un set absolutamente mágico, en el que tuvieron espacio todos sus discos y en el que incluso los menos populares como "Steal This Album!" o "Hypnotize" dejaron grandes momentos. Cuando ves a miles de personas cantar temas “de gama baja” como "Mr. Jack" o "Kill Rock & Roll" uno solo puede darse cuenta del legado que han dejado los armenios. En medio de todo esto, algunos momentos se quedarán grabados, como el baile de "Radio/Video", la carne de gallina que provocó "Lost in Hollywood" o poder escuchar in situ (y a pesar de las avalanchas) himnos generacionales como "Chop Suey", "B.Y.O.B" o "Toxicity". Se puede decir que, a pesar de pedir un poco más de volumen, la espera mereció la pena.

Zebrahead recordaron de alguna manera a A Day to Remember, en el sentido de que también ellos hacen una arriesgada mezcla, en este caso de pop-punk y algo de rap, al tiempo que sus componentes aprovechan para hacer algo el payaso. Incluso había un tipo disfrazado de botella sobre el escenario que se metía en todos y cada uno de los fregados. La verdad es que sus temas más acelerados levantaron al público a altas horas de la noche, eso que les debemos. Tres asistentes se levantaron literalmente: acabaron el concierto en el escenario bebiendo mientras la banda tocaba.

Liam Cormier salía para su segundo asalto con una capa. Ya sabíamos qué esperar del concierto de Bat Sabbath, último del viernes: versiones de Black Sabbath interpretadas por Cancer Bats. Y eso es exactamente lo que nos dieron, pues no hubo lugar para temas de su banda principal. Hicieron gala de su habitual energía y pericia, y los temas más conocidos fueron debidamente headbangeados por los ya escasos espectadores. Nada mal para haber empezado a las dos y veinte de la madrugada.
 
Sábado, 24 de junio
La última jornada del festival se presentaba con alguna nube agradecida en el cielo y algo más discreto en cuanto a nombres, sin un cabeza tan claro como los de jueves y viernes, pero quizás con el cartel más completo y variado de todo el fin de semana.

Sólstafir probablemente fuera uno de los grupos que más ganas teníamos de ver, por aquello de comprobar de primera mano si sus excelentes discos tenían una buena puesta en escena, y la verdad es que no defraudaron. Eso sí, a pesar de su pose de rock stars quizás se esperaba un poco más de tablas encima de los escenarios, ya que dio la sensación de que igual un festival tan importante se les queda algo grande. Por fortuna, aunque empezaron algo flojos, conforme pasó el show se les vio mucho más cómodos, atreviéndose su cantante al final del concierto a bajar al foso y compartir el último tema con un agradecido público.

Otros que hacía tiempo que queríamos ver eran Deafheaven, criticados y amados a partes iguales por el revuelo que crearon en la escena black metal ya desde su debut "Roads to Judah", editado en el año 2011. Y sinceramente, se les vio bastante cómodos con tal atención, sobre todo a su frontman George Clarke, que no paró de moverse por todo el escenario haciendo headbanging y sufragando el calor echándose botellas de agua encima.

Justo después empezaría Arcane Roots, a los que aprovechamos para ver un rato. La sensación que dieron es de que iban sobrados en cuanto a técnica sus tres componentes, dando un show bastante enérgico. Lo malo es que las canciones no acompañaban tanto, pero si se centran no sería de extrañar que se pudieran convertir en los nuevos Biffy Clyro. El tiempo lo dirá.

Los que se acercaron a ver a los noruegos Kvelertak pedían fiesta y eso es ni más ni menos que lo que recibieron. El vocalista Erlend Hjelvik salió ataviado con una máscara de búho y sin camiseta, dispuesto a que no quedara nadie allí que no se lo estuviera pasando bomba. Lástima de un sonido pobre que se entrecortaba. Eso con suerte, porque conforme uno se alejaba del escenario la cosa empeoraba. Aun así, cuando suenan temas como "Mjød" o "Blodtørst" siempre es una celebración.

Con los actuales In Flames pasa algo parecido a lo de Linkin Park; si no eres consciente de lo que te vas a encontrar, estás directamente perdido. Vale que la evolución de los suecos ha sido mucho más gradual y alargada en el tiempo, pero no mucho menos traumática para el sector true. A enfrentarte a un set compuesto al 90% por temas de su última etapa hay que sumar el ver encima del escenario a un grupo completamente desconocido, incluso con la presencia de un teclista que no ha sido ni presentado, y del que salvo Anders Fridén y Björn Gelotte (habrá quien sume en la ecuación a Niclas Engelin, con unos cuantos años ya en la formación pero que nunca hemos conseguido integrar en la banda), el resto parecen músicos de sesión en un concierto puntual. Pero no, esto es In Flames en 2017. Lo que han perdido en autenticidad lo han ganado en producción y puesta en escena (el juego de luces al anochecer fue de lo mejor del día), y a pesar de que Anders lo pase mal para llegar a ciertos registros, hasta los más escépticos disfrutamos de temas como "Alias", "Leeches" o la última "Take This Life". Si lo que quieres saber es hasta dónde llega su mirada hacia atrás, es bien sencillo: tan solo "Only For The Week" y una (aún más) modernizada "Cloud Connected" llegaron a principios de siglo.

Los que lo tuvieron fácil fueron Apocalyptica, que en su variante de versiones de Metallica no hicieron más que reafirmar lo mucho que en España gusta el cuarteto angelino aunque no estén ellos encima de los escenarios. Eso sí, tampoco quiero quitarle méritos a Apocalyptica, que con una puesta en escena sin fisuras y con un sonido espectacular mantuvo al público enganchado durante todo su show. De hecho, mientras sonaban himnos como "Master of Puppets" o "One" uno a veces se preguntaba cómo no se les había colocado en un escenario más grande.

De dominio público es la "leyenda" que Al Jourgensen se ha ganado a pulso a lo largo de los años. Por suerte, en Madrid tocó ver la versión que todos queremos de Ministry. Con un sonido absolutamente demoledor y un público muy repartido con Apocalyptica en el escenario 3, la gente que optó por recordar cómo se las gastaba el metal industrial en el siglo pasado se rompió literalmente al ritmo de "NWO", "Just One Fix" o temas más modernos, pero igual de efectivos, como "Thieves" o la tremenda "Lies Lies Lies". Cuesta pensar que ganen adeptos a día de hoy, pero nos consta que en el Download lo hicieron a base de bien.


El cabeza de cartel más atípico de esta primera edición prometía diversión. Rage Against the Machine, Public Enemy y Cypress Hill tienen clásicos para aburrir, y con solo intercalar temas de unos y de otros y dejar que Tom Morello hiciera de las suyas a las seis cuerdas Prophets of Rage ya tenían hecha la mitad. A pesar de las dudas de muchos por su elección, le hicieron justicia. Una tras otra iban cayendo canciones de esas que llevamos escuchando toda la vida, con un ritmo constante que animaba al público a moverse. Que con Zach de la Rocha esto hubiera sido aún más épico no lo duda nadie, pero tampoco parece que mucha gente se fuera descontenta.

La última gran cita de este primer Download Madrid eran NOFX, quizá el grupo perfecto para amortizar los pocos tokens que nos quedaban. Los de Fat Mike se dedicaron a lo de siempre: dar cháchara, poner a El Hefe a tocar la trompeta y tocar las canciones que les da la gana. Ni a esas horas de la noche esperaba la gente gran cosa ni a estas alturas de la vida vamos a exigir un buen concierto de NOFX, ya sabéis, la banda que tiene el álbum titulado "I Heard They Suck Live". Así que era el momento de dejarse llevar y disfrutar de "Idiots Are Taking Over" (muy de actualidad), "Linoleum" y "Don't Call Me White", entre otras, antes de dar el último adiós al festival.

Si hacemos balance, muchos son los puntos negativos que el festival deberá subsanar si quiere fidelizar a un determinado público y convertirse en festival referencia en este país, aunque hay que reconocer que tiene todas las papeletas para hacerlo. De momento, desde la organización ya han confirmado que en 2018 tendremos Download de nuevo.

Texto: Jorge Azcona, Rubén González e Israel Higuera.
Fotos: Download Festival

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