CRÓNICA

Una apacible urbanización a medio camino entre Santa Pola y Guardamar del Segura era la ubicación de una nueva edición del Rock Arena Fest, evento gratuito que se ha ido asentando entre las citas veraniegas, y que en el pasado ha contado con grupos de la talla de Death Angel, Vita Imana, Crisix, Hamlet o Koma. Salvo excepción, todos los grupos son nacionales, lo cual supone un gran empuje para el metal patrio en todos los sentidos.





Lamentablemente, como pasa en la mayoría de festivales, las primeras horas de la tarde no animaron mucho a asistir a primera hora, además de tener que encontrar el dichoso recinto alrededor de unas cuantas urbanizaciones. Fue por ello que nos perdimos a los madrileños Ciclón, que practican un rock duro y reivindicativo al mismo tiempo. Otra vez será.

Los siguientes fueron Infernale, de Yecla (Murcia), que comenzaron a calentar de verdad al público con su metal con momentos thrash, parecido a Sepultura, por ejemplo. Tras ellos, el power metal de Dünedain era lo más parecido en sonido al cabeza de cartel Leo Jiménez, aunque no ser telonero directo del mismo le restó público e intensidad, probablemente.

Una de las sorpresas positivas de la noche nos la dieron MorphiuM, una banda de Girona con tres discos a sus espaldas, el último llamado "The Blackout", y que bien merece una escucha, por temas como "Away From Myself" o "What Lies Behind Words", en la que colabora Estefanía de Mind Driller, y que también subio al escenario esta vez para interpretarla. Son etiquetados de death metal con tintes góticos, aunque a decir verdad, en directo suenan a nu-metal duro pero entretenido.






Leo Jiménez era la principal actuación del festival, y por ello tuvo la mejor entrada del mismo, llenando más o menos la mitad del amplio parking que servía de recinto. Sus himnos heavies, sus versiones (¿Shakira...?) y las interpretaciones de algunos éxitos de Stravaganzza bastaron para hacer vibrar a los numerosos fans que se dieron cita allí. Duró hora y media, y habría sido más si hubiera tenido tiempo, al menos así lo habría querido el público.

El plato fuerte para los más aficionados al metal extremo venía más tarde. Los valencianos Noctem repartieron black metal a diestro y siniestro, inspirados en grandes ejemplos como Behemoth, Belphegor o incluso Mayhem, y totalmente desatados en directo, causando incluso mucha mejor impresión que en el disco. Sus 4 discos (el último es "Haeresis", del año pasado) son un claro ejemplo de lo que son capaces, y no en vano, ya giran por Europa como teloneros de grandes bandas, como Nargaroth, Shining o Hate.

Por último, el death progresivo de Kaothic cerraba las actuaciones con la autoridad que se le presupone a Alberto Marín, fundador de Ankhara y presente en Hamlet, Skunk D.F. o Avulsed en el pasado. El problema fue que la gente abajo empezaba a escasear, y quizá algo más animado y menos extremo, o incluso un simple cambio en el orden de los horarios, habría podido arreglar este punto.






En definitiva, un festival bueno, bonito y barato, que suele decirse. No estaría nada mal que pudiera celebrarse en una ciudad, con mejores accesos, porque probablemente la asistencia sería mucho mayor. Además, el tener tan buena reputación entre la temporada festivalera española siempre asegura buenos grupos. De una u otra manera, volveremos el año que viene.