CRÓNICA

Download Festival Madrid 2018
Avenged Sevenfold, Ozzy Osbourne
28 de Junio de 2018 por Jorge Azcona La Caja Mágica, Madrid 5808 lecturas

Tras una exitosa primera edición en España en cuanto a bandas, Download volvía a la Caja Mágica de Madrid con el objetivo de reafirmar una marca instalada ya en Europa y superar las dificultades logísticas que sufrió en 2017. ¿Lo consiguió?








Además de un cartel impresionante (pese a tender más hacia lo clásico esta vez), fueron de nuevo los baños uno de los puntos fuertes del festival. No solo es complicado ver colas en estos puntos, sino que el olor es más agradable que el del propio recinto del festival. Los accesos, a pesar de seguir siendo mejorables, no fueron tan caóticos como en 2017, y detalles como el punto de información para cualquier tipo de abuso sexual (aunque no muy lejos haya otro stand que pretenda "adoptar un tío") denotan cierta sensibilidad por un tema tan grave y actual. Por contra, el citado hedor proveniente de una depuradora contigua y que parece tener como objetivo superarse año tras año fue uno de los mayores puntos negros del festival. Otros aspectos como el de no cubrir el recinto entero de césped artificial o no utilizar vasos reutilizables como el año pasado mostraron cierta apatía o, simplemente, no llegar a la cita a tiempo.

Jueves, 28 de junioLa complicada tarea de abrir el festival (con permiso de Altair) caería en los británicos Tesseract. Si pienso en algo asequible para empezar no es precisamente un grupo de djent y metal progresivo lo más idóneo para echar el primer trago entre risas, y la solana que caía a esas horas de la tarde tampoco es la mejor aliada de un sonido que encuentra en los recintos cerrados su hábitat natural. Aún con todo, solventaron esta dura papeleta a base de presentar su nuevo trabajo "Sonder" y recordar tres de las partes del EP "Concealing Fate".

Mucho más adecuado para ir entrando en calor resultó el hard-rock escandinavo de Backyard Babies. La cosa no pudo empezar mejor, y al igual que en "Total 13", sería "Made Me Madman" la que daría el pistoletazo de salida a 40 minutos bien aprovechados a pesar de no dar mucha más cancha a su disco de cabecera. Unos Dregen y Nicke Borg motivadísimos y en buen estado de forma nos regalarían otros momentos destacados como el de "Abandon" o "Shovin´ Rocks", nuevo single que funcionó mucho mejor en directo.

Arch Enemy se encuentran en uno de los mejores momentos de su carrera, y en esto la incorporación de Alissa White-Gluz tuvo mucho que ver. Con el carisma (y vozarrón) que la caracteriza, sería el lógico foco de atención de un público que intentaba buscar los pocos espacios de sombra que permitía el Main Stage 1. Mientras, los cachorros de Amott irían sobre seguro en una primera mitad que dedicó mucho espacio a su último trabajo, "Will To Power", para ir adentrándose poco a poco en clásicos que culminaron con "We Will Rise" y "Nemesis". No hay grupo de la escena death metal que pueda gustar más a toda la familia.

Mientras Mille Petrozza y sus Kreator ralentizaban algunos de sus clásicos fuimos a ver como se lo montaban Aphonnic en el escenario 4. Tengo que reconocer que siempre he sentido cierta debilidad por los gallegos, y aunque sigue siendo un gustazo escuchar temas como "Fruta Fresca", "Cunfia" o "La Deseada", todos ellos de su última referencia "Indomables", ya hay ganas de escuchar algo nuevo.

Ni un repertorio que hace años todos hubiésemos soñado salva a Marilyn Manson de rozar el ridículo hoy en día. Un inicio con "Irresponsible Hate Anthem" y "Angel With The Scabbed Wings" echaría el festival abajo en condiciones normales, pero ni el señor Warner es aquél tipo que daba miedo en los 90 y principios de los 00 ni tiene la voz y presencia escénica de antaño. Curiosamente, fueron los temas de un disco como "The Golden Age Of Grotesque" (especialmente "This Is The New Shit") lo poco coreado de un set central en el que los parones empezaban a repetirse demasiado. Cuando tienes que recurrir a tus propios fans para darle color a tu último disco subiéndolos al escenario, y uno de ellos (un pobre peruano que tuvo que quitarse la camiseta por ser de otra banda) se convierte en la estrella de tu show es que algo estás haciendo mal. La imagen del público yéndose a coger sitio al escenario contiguo en plenos clásicos como "Antichrist Superstar" y "The Beautiful People" dijo el resto.

Cada vez que veo a Rise Against quiero pensar que su mala fama en directo tan solo es eso, un viaje desafortunado que algún día deberá llegar a su fin. En esta nueva oportunidad, y aún siendo superior al de otras ocasiones, seguimos viendo a un grupo descoordinado en muchos tramos, a un Tim McIlrath que no llega o varía algunos fraseos y en definitiva, un sonido deficiente del que no logran despegarse. Por suerte, el público que abarrotaba literalmente el Main Stage 2 y un repertorio más variado de lo habitual (con regalos como "Blood-Red, White & Blue") salvaron una actuación que para muchos fue, casualmente, de las más destacadas del día.

De Avenged Sevenfold se venía diciendo que no estaban a la altura de encabezar un festival de estas características (yo el primero), y lo cierto es que nos callaron la boca a base de bien. Gozaron del mejor sonido del escenario principal (sumado a una interpretación perfecta), la producción estuvo a la altura de las grandes ocasiones (a las continuas llamaradas y columnas de fuego hay que sumarle un monstruo gigante al más puro estilo Eddie o un rey muerto inflable), el recinto entero no paró de cantar (incluso los solos y punteos) de principio a fin, y lo más importante, tienen un repertorio sólido que a pesar de intercalar etapas exitosas con otras que las fueron menos no decayó en ningún momento. Así, discos tan diferentes como el último ("The Stage", "God Damn"), otros más polémicos ("Hail To The King", "Sheperd Of Fire"), así como los más venerados ("Nighmare", Bad Country") funcionan igual de bien, y al igual que sucece con los grandes grupos ya tienen su momento mágico representado en la emotiva "So Far Away" mientras las pantallas recuerdan a "The Rev". Por si esto fuera poco, alargaron el horario estipulado para regalar a sus incondicionales un tema tan épico como "A Little Piece Of Heaven". ¿Queríais relevo generacional? Aquí lo tenéis.

De poco sirvió marchar a todo correr para ver el inicio de A Perfect Circle. "Counting Bodies Like Sheep To The Rhythm Of The War Drums" iba apagándose conforme el sistema de PA fallaba hasta quedarnos con la batería desnuda de Jeff Friedl. Algunos se preguntaban si esta era otra de las marcianadas de Maynard, pero en cuanto la banda desapareció del escenario tras permanecer algunos minutos todos nos temimos lo peor (en ningún momento ha habido versión oficial). Casi media hora después, "The Hollow" y "Weak And Powerless" caían del cielo con el consiguiente recorte en la actuación pero como si de un regalo se tratase para los que aún manteníamos la esperanza. Y no fue para menos, "Disillusioned", "So Long And Thanks For All The Fish" y "The Doomed" nos lograron envolver en tiempo record gracias a un sonido (esta vez sí) perfecto, un Maynard James Keenan extraterrestre y un juego de luces espectacular. A pesar del sabor agridulce que provoca una situación de este tipo, acabó siendo uno de los mejores conciertos del festival. Solo queda saber qué hubiera sido de esto con el repertorio completo.

2:00 am. El Main Stage 1 parece un solar donde solamente sobreviven los que aún no quieren ir a dormir y los que, como nosotros, están deseando ver una propuesta tan diferente como la de Carpenter Brut. Representante del revival synthwave más comercial, el productor francés Franck Hueso llegaría en formato trío para presentar el recomendadísimo "Leather Teeth" apoyado simplemente en sus sintetizadores, guitarra, batería y un espectáculo visual basado, cómo no, en las películas gore y serie B de los 80. Tras poco más de una hora de bailes y reacciones de todo tipo, el live show se apagaría magistralmente con el cover de "Maniac" de Michael Sembello. Y es que pocos temas con más esencia ochentera se me ocurren.

Viernes, 29 de junio
A pesar de que la jornada del viernes estuviera marcada claramente por Guns N´Roses, otros nombres propios harían de este un día apetecible y ante todo muy esperado por aquellos que veían imposible tener a un grupo como Thrice en nuestro país después de tantos años. Para ir amenizando la espera, quisimos echar un vistazo al escenario principal donde Creeper darían cuenta de "Eternity, In Your Arms", un primer trabajo en el que la banda busca atraer al público joven y acercar la melodía a un estilo como el horror punk rock gracias a la combinación de voces entre Will Gould y Hannah Greenwood y a medios tiempos como "Misery" con el que cerraron el show. Seguramente hubiera tenido más sentido intercambiar escenarios, ya que tanto las colas de acceso en el momento de la actuación como la gente que ya esperaba la salida de Thrice en el escenario 2 provocaron una imagen algo desangelada para los británicos.

En cuanto sonaron las primeras notas de "Hurricane" supimos que esta iba a ser una de las actuaciones más especiales del fin de semana. Sin ningún tipo de artificio y con un sonido totalmente fiel al mostrado en estudio, Thrice dieron el que posiblemente fuera el concierto más sincero del festival. Teniendo en cuenta las diferentes etapas por las que ha pasado la música de los californianos, "The Artist In The Ambulance", "Of Dust And Nations", "Blood On The Sand" e incluso el novedoso "The Grey" lograron traspasar barreras estilísticas y transmitir en un entorno diferente al acostumbrado por la banda. Dustin Kensrue se mostró literalmente espectacular, y solo el hecho de disponer de 40 minutos y tener que dejar tantos clásicos fuera (sobre todo de su primera etapa) hicieron del concierto algo mejorable.

Sorprende el poder de convocatoria que Bullet For My Valentine siguen conservando en este país y la cantidad de camisetas de los galeses que se podían ver por el recinto lejos de estar en su mejor momento. Coincidiendo con el día de la publicación de su nuevo disco, Matt Tuck y los suyos aprovecharían para abrir con dos de los temas más vistosos de "Gravity", "Don´t Need You" y "Over It", y ceder el resto del breve repertorio a sus tres primeros discos con temas que siguen trayéndonos buenos recuerdos como "Your Betrayal", "4 Words (To Choke Upon)" o "Waking The Demon". La formación suena compacta y no se le puede poner ninguna pega, pero en directo nunca han sido la alegría de la huerta y esta tampoco fue la excepción. 

Si has visto a Clutch en los últimos años puede que ya no sorprenda encontrar a un grupo tan en forma como el comandado por Neil Fallon, pero lo cierto es que la segunda juventud que están atravesando los de Maryland está viéndose recompensada en todo tipo de festivales. Empalmar para arrancar "X-Ray Visions" y "Firebirds!" es un chute de energía tremendo, y aunque el repertorio estuvo claramente orientado a sus dos últimos trabajos, también hubo tiempo para presentar algunos de los temas que formarán parte de su nuevo disco "Book Of Bad Decisions" ("How To Shake Hands" sonó realmente bien) y clásicos con los que cerrar la fiesta a ritmo del omnipresente "¡Vámonos, Vámonos!". Estén donde estén, imprescindibles.

Un video-introducción en el que un tanque nos bombardeaba y se convertía en un bucle de unos quince minutos hizo a más de uno recordar aquellos tiempos en los que además de reinar el mundo, Guns N´Roses hacían lo que les daba la gana con su público. ¿O sería más conveniente decir Axl Rose y su ego desmedido? A fin de cuentas, la gira multitudinaria "Not In This Lifetime Tour" llegaba a un festival como Download con la incertidumbre que genera no solo organizar una jornada entera en torno a una sola banda, sino el cómo gestionar tres horas y media de actuación. El resultado fue el esperado y esta atravesó altibajos de todo tipo, desde momentos en los que la gente sacó partido a su iPhone como "Welcome To The Jungle", "Sweet Child O´Mine", "November Rain" o "Knockin´On Heaven´s Door" al tedio que provocan casi una decena de versiones (muchas de ellas sin trascendencia alguna y con clásicos propios cogiendo polvo en el cajón) y a la falta de ritmo alarmante en tramos en los que los interminables solos de Slash o temas tan predecibles como la adaptación del Padrino llegaron incluso al bostezo. Si a esto le sumamos el más que discutible estado vocal de Axl puede que el resultado solo convenciera a los más incondicionales. O quizás este no fuera el lugar idóneo para un show de estas características.

Con Parkway Drive muchos volvieron a sentirse como en casa. Y es que pocos grupos del cartel serían capaces de provocar tal nivel de éxtasis y locura a estas alturas de la noche. "Wishing Wells" y "Prey" dieron la razón a la banda frente a todo un festival coreándolos (¿tanta bilis con "Reverence" y añora esto, gente?), y no hizo falta fuego ni la batería giratoria que llevan últimamente para reinar la noche del viernes a base de contundencia y puro buen rollo. Winston era el primer sorprendido por la respuesta de un público totalmente rendido a los australianos, y tan solo cuando le tocaba berrear (porque también hubo tiempo para eso) se le borró una permanente sonrisa de la cara. "Carrion", "Idols And Anchors" y "Karma" mostraron el músculo de aquél grupo que lideraba el metalcore más agresivo, e himnos como "Absolute Power", "Crushed" o "Bottom Feeder" el nuevo nivel que ha alcanzado un grupo dispuesto a reinar.

Sábado, 30 de junio
A pesar de no comulgar demasiado con la propuesta de Shinedown, quisimos comprobar de primera mano como funciona aquí ese rock de estadio americano que tanto triunfa al otro lado del charco. Tras una intro en la que sonaron My Chemical Romance y Beastie Boys y el prometedor arranque de "Sound Of Madness", Brent Smith no dudó en bajar a pasearse junto al público para pedir que nos diésemos la mano como hermanos poco después. Todo muy bonito Brent, el problema es que estamos en el tercer tema y ya hemos parado un par de veces para jugar con el público. Señores, esto es Europa y tenemos poco más de media hora para reventar el escenario.

Sensaciones encontradas rodearon a la primera actuación importante del día, la de Baroness. Por un lado, fue gratificante escuchar la noticia de que la banda llegaría al completo tras la ausencia de su batería Sebastian Thomson en Hellfest debido a problemas personales y el consiguiente show en acústico (especial y anecdótico a todas luces pero no lo que esperas si es tu primera vez con ellos). Por otro, el sonido no haría justicia a lo que un grupo como Baroness es capaz de ofrecer, y ni su faceta primitiva ni la más atmosférica lucieron en el escenario principal. Temas tan imponentes como “Take My Bones Away”, "March To The Sea“ o "Shock Me” adolecieron del punch necesario, y para cuando el volumen parecía elevar algo el vuelo (quizás fueron las ganas de que esto pasara), “Chlorine & Wine” e “Isak” iban anunciando el final de una actuación que pudo dar más de sí.

El primer solape complicado de la jornada llegaría demasiado pronto y con bandas de mundos totalmente opuestos. Mentiría si dijese que no dolió perdernos el greatest hits de The Hellacopters (mi última vez fue rememorando “Supershitty To The Max” en el Azkena), pero finalmente nos decantamos por la opción más complicada. Tanto es así, que la de Crossfaith sería su primera visita a España. A pesar de un sonido inicial bastante deficiente (costó encontrar la voz de Koie Kenta), el combo nipón acabó por conquistar al público gracias a un derroche de energía impresionante y este, uno de los más poblados del escenario 4, no dejaría de hacer circle-pits al ritmo de "System X", "Monolith" o ese cover en el que todo el mundo estallaría, "Omen" de The Prodigy. Según se comenta, no tardarán en volver.

El de Volbeat prometía ser uno de los conciertos más divertidos y enérgicos del cartel, pero lo cierto es que la banda danesa parece haberse acomodado en cierta manera desde que encabeza festivales. Pese a que aquí no lo hizo, los de Michael Poulsen siguieron con el piloto automático encendido, ese que les hace ser tan previsibles de saber qué van a tocar cada momento y cuáles van a ser los guiños y gags de turno. A pesar de ello, algo seguirán teniendo discos como "Seal The Deal & Let´s Boogie" para justificar el crecimiento de la banda y el hecho de que "The Devil´s Bleeding Crown", "Lola Montez" o el propio "Seal The Deal" formen el esqueleto de un repertorio al que faltó mordiente en muchos momentos.

El error de meter a Judas Priest en el escenario secundario (y entre grupos del tamaño de Volbeat y Ozzy) hizo que el pasillo se convirtiera en un embudo y fuera imposible ver a los de Birmingham desde una distancia prudente. A pesar de que el sonido llegaría a cuenta gotas, pudimos dar fe del magnífico estado vocal de un Rob Halford algo estático (son ya 66 palos) pero que defendió clásicos de la talla de "Grinder", "Turbo Lover" o "Painkiller", así como temas de "Firepower" como el homónimo y "Lightning Strike". Lo cierto es que pocos discos pueden presumir como este de no desentonar apenas en un repertorio de casi 50 años de historia. En el tramo final no solo llegarían los temas más emblemáticos de la banda, sino el momento en el que Glenn Tipton apura sus últimos coletazos debido a su enfermedad y sale a interpretar un bis formado por "Metal Gods", "Breaking The Law" y "Living After Midnight". ¿Será este uno de los últimos conciertos de Judas en España?

El que sí parece serlo (al menos así se ha vendido), es el de Ozzy Osbourne. En una tesitura similar al de los ingleses, sorprendió encontrar al Príncipe de las Tinieblas en un estado de forma aceptable y agradando desde el primer momento gracias a una formación en la que Zakk Wylde volvió a coger el testigo de Gus G. y a una tanda tempranera formada por "Bark At The Moon", "Mr. Crowley" o "No More Tears" que la gente coreó hasta perder el aire. No faltaron los clásicos de Black Sabbath, las carreras y aplausos graciosamente desacompasados del propio Ozzy ni el interminable solo de Zakk para que este cogiera aire, pero aún así, en ningún momento recorrió por el ambiente ese extraño sabor que dejó Axl Rose el día anterior. Con el público ya entregado, solo faltaba escuchar "Mama, I´m Coming Home" y "Paranoid" en la que seguramente sea la última vez. ¡Hasta siempre Ozzy!

Venir de tres pesos tan pesados provocó que la gente se tomara con calma el concierto de L7, y mientras la mayoría iba a reponer fuerzas otros no nos quisimos perder su actuación aunque fuera a través de las pantallas comiendo un bocado. Con el inconveniente que supone tener que buscar un reemplazo temporal en plena gira (su batería habitual se rompió el brazo recientemente), las estadounidenses siguen conservando todo aquello que les hizo ser reconocidas en los 90, actitud punk-rock y poso grunge fundidos en clásicos como "Shove" y "Pretend We´re Dead".

Los últimos cartuchos los gastaríamos en nuestros queridos y mejor valor nacional Angelus Apatrida. Con un sonido atronador y la baja de Victor Valera tras los parches (sustituido por Sebas de los mallorquines y compañeros de travesuras Trallery), el cuarteto haría un repaso a toda su discografía en el cual destacaron "Give´Em War", "Of Men And Tyrants" o su reciente "Sharpen The Guillotine". Guillermo nos agradeció el haber apostado por un grupo de la casa frente a Carcass (lástima el solape), y antes de despedirnos definitivamente con "You Are Next" regalaron uno de los momentos de la jornada, los miembros de Crisix se unían a los albaceteños para homenajear a Vinnie Paul en un enorme "Domination".

La organización ha emitido un comunicado en el que además de confirmar que habrá Download en 2019, deja caer que este podría cambiar de emplazamiento e incluso de ciudad debido a aspectos como "la complejidad burocrática, la incertidumbre jurídica, o los escasos servicios públicos de transporte". De todas formas, todo apunta a que el nuevo recinto de Ifema será el que albergue futuras ediciones.







Fotos: Download Festival







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