CRÓNICA
Si hace un par de años me hubiesen dicho que un grupo español de rock instrumental llenaría una sala como la Caracol en un fin de semana de puente y encima coincidiendo con un Madrid-Barça, seguramente me habría echado a reír. Pero parece que los gustos de la gente poco a poco van cambiando, y el pasado 10 de diciembre Toundra consiguieron colgar el cartel de “no hay entradas” en la mítica sala madrileña.

No en vano anunciaron que interpretarían íntegramente sus dos obras hasta la fecha. La primera parte de la actuación se centró en su álbum de debut, donde la contundencia de las guitarras fue la tónica predominante. “Jauría”, “Bajamar” o la portentosa “Medusa” pasaron como un huracán de decibelios en cuestión de media hora, prácticamente de seguido y sin apenas parones. El sonido era claro y potente, dejando bien claro que íbamos disfrutar de Toundra en su máximo esplendor.

Al final del concierto las caras de los cuatro miembros de la banda lo decían todo. Rostros llenos de felicidad y agradecimiento con los que seguramente afrontarán una nueva etapa que les puede llevar todavía más lejos.