death metal / brutal death metal
 Cannibal Corpse

CRÓNICA

Cannibal Corpse
Cannibal Corpse
13 de Julio de 2015 por Vicente Madrigal Sala Rock City, Valencia 1949 lecturas

Cae la noche en Valencia y la humedad hace que la sensación de calor no disminuya más de un par de grados, si llega. La sala Rock City, de la vecina Almàssera, espera petada de gente (podría hablarse de lleno, aunque no hasta la bandera) a que la pesada fuerza del death metal sea descargada contra ellos. Y si algo tiene un directo de este estilo es locura. Y si unimos una inspirada actuación musical al bochorno y calor de la terreta, el resultado debe ser cuanto menos apocalíptico.

Pese a no poder haber disfrutado de la escasa media hora que Suicide Silence tocaron como teloneros (razones logísticas, lo de siempre), el plato principal se servía puntual y ardiendo. George “Corpsegrinder” Fisher, su monstruoso cuello y sus compañeros se aupaban al altar de los dioses ante el delirio colectivo. Con leve pero intensa cadencia comenzaba a sonar por los amplis el riff machacón de “Scourge of Iron”, seguido rápidamente como un tiro por la perdición y la velocidad rompedora de “Demented Aggression”. Ya no se hace death así, definitivamente. Un público extrañamente frío y quizá desconocedor de los últimos discos aguardaba con paciencia, esperando alguno de los grandes himnos para azuzar la fiesta.

Estudiados los anteriores setlists de la gira europea que Cannibal Corpse están llevando a cabo, y más tarde ya en el concierto, uno se da cuenta de la regresión que experimentan en su directo, salvo incisos puntuales salteados para presentar su irregular “A Skeletal Domain” del año pasado. Pero antes de llegar ahí, la puesta a punto de la máquina sigue con “Evisceration Plague” y esos juegos de guitarra que clavan tan bien en temas tan pesados. Más tarde, toca visita a dos discos intermedios en su carrera: “The Bleeding”, con una soberbia y demoníaca “Stripped, Raped and Strangled”, seguido de algún tema del “Gallery Of Suicide”. Definitivamente estos discos suenan mucho mejor actualizados y escuchados en vivo. Y la gente así lo comprueba. Los pogos son un continuo y, por lo general, la conclusión inicial es que van a rompernos en pedazos cada vez que uno de sus riffs noventeros y afiladísimos vuelva a sonar.

Como adelantamos anteriormente, el último disco toma el mando y los de Tampa nos demuestran que “Icepick Lobotomy”, sobre todo, es una canción digna de su “best of” particular, y que seguro se hace un hueco en sus sets habituales. La tocan rápido, la disfrutan, Corpsegrinder no para ni un solo momento de hacer molinillos, salpicando con el sudor de su pelo a todo el mundo ahí abajo. Les pide en algún momento que se muevan y formen circle pits, pero a él realmente solo le importan los pelos que se le caen y le pringan entero junto a su sudor, y claro está, berrear como si no hubiera mañana. Y en eso él es el mejor. En cuanto a los demás, es una gozada para los ojos poder ver al guitarrista Pat O’Brien en acción. Uno sabe cuando está viendo a un gran músico, aunque en los solos probablemente no fuera su día más inspirado. Hizo la mitad que en estudio, y eso ya bastó para una clase magistral, créanme.

A estas alturas, y habiendo alcanzado el ecuador, la mencionada vuelta a los orígenes correrá más rápida desde aquí. ¿Quién podría decir que tendríamos la suerte de escuchar “Addicted to Vaginal Skin” en directo en pleno 2015? Pues sí, “Tomb of the Mutilated” suena más underground que nunca en este tema y esa esencia no se ha perdido. Apasionante escuchar los riffs afilados como cuchillos de este tema, por cierto, un sonido copiadísimo hasta la saciedad por los grupos de hoy en día. Una gran lección de death metal.

Tras la más desapercibida “The Wretched Spawn”, que fue quizá la más extraña del setlist, empezó la verdadera cacería. Los pelos como escarpias, la emoción contenida espachurrada entre la cerveza y el sudor, y un tramo final de concierto lleno de exitazos, uno detrás de otro. Primero, “Dormant Bodies Bursting”, probablemente el mejor tema y la mejor ejecución del concierto. Simplemente perfecto. Después, otro regalo escatológico y noventero más con “I Cum Blood”, y una “Unleashing the Bloodthirsty” muy infravalorada (al igual que su disco, quizá) que sonaba a gloria, como todo lo antiguo del grupo. Se nota la experiencia y los miles de conciertos pateados a base de estos temas, tan trillados para ellos y lo positivo de que se permitan el lujo de introducirlos entre sus más conocidos cortes. No hay que olvidarse del old-school, por favor.

Y llegó la traca final. “Make Them Suffer” y “Hammer Smashed Face”. Rabia, violencia, últimos pogos, gente totalmente mojada de arriba abajo… Vaya, sólo faltó la cascada de sangre del “Raining Blood” de Slayer para que aquello se pareciera más a un matadero que a una sala de conciertos. Los dos mencionados himnos vinieron intercalados a su vez por otras dos sorpresas: “A Skull Full of Maggots” y “Devoured by Vermin”. Un final apoteósico, un grupo muy contento y un público aún más contento y entregado acabaron con esta cita sanguinaria tras hora y media, aproximadamente. Ahora ya sólo quedaba recuperar el aire y los miembros perdidos en tal masacre.

Sin más que decir, desde Valencia despedimos con amor y devoción a esta banda de la fuerza bruta que es Cannibal Corpse, deseándoles suerte en el resto de esta gira española que están llevando a cabo, con ese plato especial que es el Resurrection Fest, y del que esperamos tener una gran crónica (también de Suicide Silence, de paso…), al nivel de los corresponsales que hemos enviado a tal efecto.

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