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 Clutch

CRÓNICA

Clutch
Clutch, Valient Thorr, Lionize
08 de Diciembre de 2016 por Jorge Azcona Sala Zentral, Pamplona 1973 lecturas

La historia del rock se ha aburrido de decirnos que si no llegas al lugar que te corresponde en cuestión de una docena de discos y más de 20 años de carrera quizá se te haya pasado el arroz. Por suerte la música es un arte en el que cualquier dato científico brilla por su ausencia. Uno de esos extraños casos que desafían toda lógica es el de Clutch, banda que a pesar de haber estado siempre en el panorama está viviendo una segunda juventud gracias a discos de la talla de "Earth Rocker" o "Psychic Warfare". Esto, evidentemente, también se ha traducido en un mayor tirón comercial y lo que antes eran salas de tamaño mínimo ahora son La Riviera, Apolo, o la que nos ocupa, la Zentral.

La noche la abriría el cuarteto de Maryland Lionize, apadrinados por los protagonistas de la noche y con los que no solo comparten sello (fueron los primeros en firmar por Weathermaker, propiedad de Clutch), sino que también practican un estilo similar. Esto, junto con otras influencias que van desde el funk hasta el soul, es lo que ofrecieron en escasa media hora y en un horario bastante tempranero que hizo perdernos la mayor parte de su actuación. 

Pasadas las 9 de la noche, y ya con una sala bastante calentita salían a escena Valient Thorr. Su propuesta, peculiar y cómica a partes iguales, en la que el rock ´n roll psicodélico se abraza con el heavy metal cavernícola como si alguna vez hubieran tenido algo que ver, puede que no fuera la mejor de las opciones para algún sector del público, pero otros agradecimos tener a una banda de este pelaje por aquí. El set estuvo claramente basado en su último trabajo, "Old Salt", del cual fueron cayendo temas como "Mirakuru", "Cut And Run" o "Looking Glass" casi al mismo ritmo que la indumentaria del frontman Valient Himself. ¿O debo decir showman? Lo de este hombre es puro espectáculo, y lo más gracioso es que lo que parece ser una melopea de las antológicas es pura actitud cuando dicen haberlo visto en el foso sin ningún síntoma aparente.

Todo lo contrario que Clutch. Un discreto "Buenas noches", pintas de andar por casa y para adelante. El cuarteto de Germantown no necesita más para ser una de las mejores bandas de rock de la actualidad. "Cyborg Bette" fue la encargada de abrir un repertorio que varía en cada una de las fechas de la gira, y en donde aunque parezca una tontería hacen de cada show algo diferente y especial. Resulta extraño (pero gratificante) que hoy en día vayas a un concierto y no sepas qué te vas a encontrar. Por un momento viajas a ese pasado en el que todo era más inocente, pero también mucho más auténtico. Que Neil Fallon es el alma de este grupo no es ningún secreto, todas las miradas se dirigen hacia su figura, mientras que el resto de la formación se mantiene en un segundo plano que incluso hace que en algunos momentos parezcan músicos de sesión. ¡Pero qué pedazo de músicos! El único momento en el que toman algo de protagonismo es cuando Neil abandona su papel de predicador y se pone a un lado del escenario, pero ni así deja de ser el foco de atención con esa forma tan peculiar de aplaudir en la que parece estar en un coro de góspel de una iglesia americana.


La balanza se decantó claramente por los dos últimos discos que junto a algún tema de “Blast Tyrant” (considerado por muchos como su cima creativa) acapararon toda la primera mitad del repertorio. “Crucial Velocity” y “Book, Saddle & Go” aliviaron la sed de los “Earth Rockers”, mientras que “Decapitation Blues”, “Firebirds!” o “A Quick Death In Texas” (donde Neil se colgó la guitarra por primera vez) dejaron constancia del éxito de “Psychic Warfare”. Pero si en algo han destacado alguna vez Clutch, además de por ser unos currantes natos, es por hacer magia cuando les da por parir temas en los que su sonido sureño sale más a flote. Ahí estaba “The Regulator” para dejarnos satisfechos. El de la vieja escuela sabía que su momento también iba a llegar, y lo hizo con temas añejos como “Burning Beard”, “Algo ha cambiado” (estaba predestinada en este país), o un “The Yeti” alargado en forma de jam session y que enlazaron estratégicamente con la enérgica “X-Ray Visions”. Así es como se despidieron, pero aún quedaría tiempo para entonar en los bises el ya traducido como “Vámonos, Vámonos” de “Electric Worry” y “DC Sound Attack!” en una actuación sobresaliente. No es para menos, Clutch están en su mejor momento y bien que lo saben.


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