rock and roll / rockabilly
 Crazy Stacey & The Customs

ENTREVISTA

Shake, Rattle & Roll! por César Aguilar
18 de Noviembre de 2019 1745 lecturas
¿Qué tienen en común bandas como Kick Out, The Hardtops, Odeón y Swampig? Pues, aparte de su amor incondicional por el punk y el rock 'n' roll, al incombustible Álvaro Escribano. En 2018, bajo el influjo del fallecido Nick Curran, el guitarrista y vocalista se embarcó en una nueva aventura con el apelativo de Crazy Stacey & The Customsy tras el EP de versiones “Scream & Shout el pasado octubre la banda editó el mini-álbum First Class Hypochondriac, un variado y divertido artefacto que contiene temas de cosecha propia. Pillamos por banda al saleroso Mr. Stacey himself para hacerle unas cuantas preguntas. Si te gustan el punk y el rock 'n' roll de raíz (with a twist)... no lo dudes: you gotta check this one out!

¿De dónde sale Crazy Stacey, el personaje, y cómo se te ocurre la idea de grabar el EP de versiones “Scream & Shout”?

Toda esta peli nace de la curiosidad por grabar unas canciones a la antigua, con menos micros y menos limpio que lo que suelo hacer normalmente. Originalmente solo quería probar a grabar unas baterías para las que se ofreció el genial Oli Paiño (Accidente, Redneck Surfers) y que acabé completando con otros buenos amigos del musiquerío. Ellos fueron Sergio García (Odeón, Kick Out) al bajo y David Pardo (Durango 14) al saxo tenor.

A raíz de eso y fantaseando con poner el proyecto en marcha, se me ocurrió la idea de darle un aire histriónico y hortera. No me apetecía ir a la típica imagen de rockero con chupa de cuero negra o algo del palo: quería algo que tuviera una personalidad fuerte. E insisto, con pintas de hortera de bolera.

¿Qué tienen esas canciones para que te hayas decidido a versionarlas?

Partiendo de la base que fueran canciones que un grupo de punk rock pudiera versionar y llevarse a su terreno, quería que fuera rock ’n’ roll gritón. Me apetecía ponerme en esa tesitura como base del proyecto.

Sobre éstas en concreto es bastante sencillo. “Baby You Crazy” es mi favorita de Nick Curran, que ya es decir. “Psycho” es el clásico de los Sonics por antonomasia junto a su interpretación del “Have Love Will Travel” y me dio exactamente igual pensar que quizá fuera una canción que ya se había hecho mucho, ya que si se hace con pasión siempre hay algo nuevo que decir. Para “Leavin’ Here” te voy a dar exactamente la misma razón que dio Lars Frederiksen en una entrevista del primer disc(az)o que hizo con los Bastards, donde también la hicieron. Era algo así como: «La versión la hicieron The Birds (los ingleses, los de Ronnie Wood), Pearl Jam, The Who, tienes la original de Eddie Holland, pero sobre todo, la hizo Lemmy. Y si la hace Lemmy, hay que hacerla».

Por último, “The Girl Can’t Dance” puede ser uno de los temas que más me haya impresionado en una primera escucha en mi vida. Escuchar a Bunker Hill y preguntarte si tus altavoces van a ser capaces de aguantar esos gritos maravillosos me marcó y tenía que estar aquí.

¿Retomarás las versiones en el futuro?

Las versiones me encantan. Es algo que disfruto mucho, pero no creo que quiera incluir en más discos. Probablemente, si hay versiones nuevas (que seguro las habrá), serán caras b de singles o cosas del palo.

Has tardado poco en darle continuidad al EP. ¿Estaban ya por ahí los temas de “First Class Hypochondriac” o Crazy Stacey te ha poseído y han salido rápidamente?

¡Miti miti! Tenía algunos compuestos desde hace años (incluso previamente grabados, como “62 Impala”), otros que fui desarrollando en los primeros meses del grupo y luego está el caso de “An Introduction To Crazy Stacey And The Customs” que fue compuesto en diez gloriosos minutos en febrero. Un poquito de todo: me gusta que en mis discos haya desde ideas maduradas desde hace meses o años a productos de la más urgente inmediatez.

Trabajas en el estudio de grabación La Chulona, en Madrid, junto a dos músicos tan diferentes como Joaquín Rodríguez (Los Nikis) y Fernando Moreira (Trono de Sangre, Minor Empires). ¿Habrías pensado en empezar con Crazy Stacey de no tener las facilidades que da tener un sitio adecuado donde grabar?

Quiero pensar que Stacey habría aparecido de todas todas, ya que es algo a lo que llevaba mucho tiempo dándole vueltas. No exactamente el proyecto como salió, pero a la idea de crear algo entre el punk-rock y el rock and roll. Pero sin duda, tener mi propio espacio para probarlo todo ha sido determinante. Es una gran suerte, no te voy a mentir. Puedes probar cosas sin estar pendiente de cuántas horas de estudio te quedan de las que tenías reservadas. No llevar prisa es un lujo.

Para “First Class Hypochondriac” ya cuentas con una formación estable. ¿Qué me puedes decir de tus compañeros de banda?

Que también son buenos amigos y buena gente, mejores músicos que yo (de largo, vaya) y peña bien divertida. La formación actual de los Customs es el propio David Pardo, mi compañero en mil batallas Diego Serrano (Le Voyeur, ex The Boo Devils, Swampig) al bajo sexto y Saray Sáez (Swampig, ex Lizzies) a la batería. Con todos he tocado previamente, con lo cual es bastante fácil a la hora de trabajar cualquier idea y entenderte encima de un escenario. Crema pastelera de basca y auténticos ingenieros del humor de mierda ¿Pa qué quieres más?

Antes de escuchar el disco, no sé por qué me esperaba que vuestra música sería algo más ortodoxa. Aunque se mueven en coordenadas estilísticas digamos clásicas, los temas de “First Class Hypochondriac” suenan distinto. También te voy a confesar que entiendo de rock ‘n’ roll solo un poquito más que de Física Cuántica, pero hay un feeling muy punk-rock a lo largo del álbum, una cierta suciedad, algo que lo sitúa en estos años y no en los 50 o los 60. ¿Qué es exactamente eso de ‘Wild Rock ‘n’ Roll’ music', como lo has dado en llamar?

Antes de nada, te daré las gracias por esto: me parece un piropo bien grande. La idea de este proyecto es huir lo más lejos posible de la ortodoxia. Como te comentaba antes, estilísticamente quiero estar, como base, entre el rock ’n’ roll y el punk-rock. Es lo que he tocado toda mi vida, pero siempre delimitando lo que estaba haciendo de forma consciente. Aunque inconscientemente tocara rock ’n’ roll con la energía del punk rock y mi aproximación al punk rock siempre fue muy rockanrolera. Crazy Stacey tenía que ser la inmersión total entre los dos géneros de forma totalmente consciente.

Lo de 'Wild Rock ’n’ Roll music' es un poco la síntesis de toda esta película unido a lo que decías de la suciedad: buscar sonido en grabar de toma con corazón, no en hacer doscientos pinchazos hasta que suene perfecto. Hacer que suene de verdad, no algo irreproducible en directo. Y esto es algo que creo que va a marcar el proyecto siempre. Se podrá ver evolución hacia donde sea, pero esta idea es la brújula que debe guiarlo.

¿Es la letra de “The Jukebox Wolfpack” una vacilada, una declaración de intenciones o una filosofía musical?

Un poco de las tres, pero sobre todo es junto a “Kill It” la letra cabreada del disco. Arremete contra lo que hablábamos en la anterior pregunta: la ortodoxia. Creo que para que cualquier género musical siga vivo es necesario que evolucione, que reciba influencias y que pueda presentarse relativamente actual a los tiempos que corran. La gente que pretende conservar todo el género exactamente igual que en 1958 creo que lo único que hace es un daño irreparable. He llegado a escuchar a un rockero decir esto: «Yo ahora le digo a la gente que me gusta el rockabilly. Es que ya no digo que me gusta el rock ’n’ roll porque luego la gente se piensa que te gustan los Ramones, AC/DC y esas cosas». ¿Y los Ramones y AC/DC qué hacen, fiera? ¿Polka? Pues eso es lo que dice “The Jukebox Wolfpack”: si lo que dice esta peña es el rock ’n’ roll, nosotros lo hemos matado.

¿Y crees que a estas alturas se puede aportar algo nuevo al rock ‘n’ roll de raíz?

Sin duda. En el 79 parecía que ahí se iba a quedar y mira el empujón que dieron los Stray Cats. Cuando se puso de moda de nuevo el revivalismo hace diez años aproximadamente y parecía que se iba a estancar en lo mismo de siempre, ahí tienes a JD McPherson. Creo firmemente que siempre va a haber artistas que den un nuevo toque al género a pesar de la gente que quiera verlo como una foto fija.

¿Puede haber en futuros lanzamientos influencias digamos más ‘modernas’ o un sonido más limpio, o eso ya no sería Crazy Stacey?

A las influencias, sin duda. El proyecto evolucionará, ya veremos por donde. El sonido me parece más improbable. Puede que sea más refinado, más pensado. Pero no más limpio. Esto tiene que sonar así. Efectivamente, buscar la limpieza extrema dejaría de ser Crazy Stacey.

Hay bastante variedad en los ocho cortes del disco. Está el titular, que es muy punk-rock, “62 Impala”, que lleva una onda Jerry Lee Lewis, como más clásica, “Pompadour”, una instrumental más rockabilly... ¿Te pones limitaciones o ciertas ‘líneas rojas’ cuando compones para Crazy Stacey?

La verdad es que no. Siempre me ha gustado que en los discos que hago haya variedad. Que sean eclécticos sin que el resultado final sea un pastiche. Por ello, mientras el todo tenga sentido me gusta que se vean diferentes matices. Es difícil a veces encontrar el equilibrio entre lo que crees que debe haber, pero es un trabajo totalmente necesario. Tampoco me gustaría hacer un disco en el que todo sonara exactamente igual. Aunque pueda haber grupos que me flipan que juegan a eso, no es como yo lo veo para Crazy Stacey.

¿Cuáles crees que son tus puntos fuertes como músico? ¿Qué tiene que tener una canción para que te decidas a grabarla?

Mmm… intento rodearme de mejores músicos que yo y diría que tengo el ego de guitarrista y cantante bastante controlado. Creo que son puntos a favor. Por lo demás, me considero resultón y poco más, especialmente con los pedazos de músicos que hay aquí hoy en día.

En cuanto a las canciones, creo que lo que no suele fallar es preguntarme si a mí me gustaría escuchar esa canción si fuera de otro grupo u otra persona. Rara vez descarto canciones una vez grabadas porque las que no me molan suelen caerse por su propio peso armándolas en el local con el grupo. Suele pasar que ves que no funciona y piensas: na, a otra cosa.

Crazy Stacey es una especie de caricatura del rocker glamuroso. ¿Cómo le fuiste dando forma al personaje? ¿Es divertido interpretarlo?

¡Totalmente! Es una interpretación histriónica y hortera del rockero típico, como te decía antes. La idea en torno al personaje era ver algo pasado de vueltas, una especie de Little Richard actual.

Es muy divertido interpretarlo, la verdad. Tocar en directo con esto es unas risas tremendas. Más aún cuando los Customs no solo participan en ello sino que les encanta. Han empezado una escalada armamentística en cuanto al vestir como auténticos notas que probablemente acabará en la guerra por el control del horterismo entre ellos. Unos cheriffs.

No puedo evitarlo, pero cuando leo vuestra cuenta de Facebook (que muy apropiadamente está escrita exclusivamente en inglés) lo hago mentalmente como si fuera un locutor de radio de los años 40 o 50…

(Risas) Maravilla. Ahora me lo estoy imaginando yo y me parto la caja. “Crazy Stacey and the Customs, patrocinado por neumáticos Jonestown. Si quiere calidad y precio, compre Jonestown. No se quede tirado a medio camino del partido de baseball del pequeño Timmy. Neumáticos Jonestown”. Joder, vaya ida de olla.

El vídeo de 62 Impala”, que estrenamos en esta casa, me parece muy definitorio de este proyecto: inmediatez, poca vergüenza y un desparpajo a prueba de bombas. ¿Por qué prescindiste de la banda en el rodaje? ¿Significa que tú eres la imagen del grupo o hay algo que se me escapa?

Stacey es un proyecto personal apoyado en una banda. Es algo a medio camino entre algo en solitario y un grupo. Intento llevarlo desde el punto de vista que podamos adaptarnos a lo que la situación requiera. En el video de “62 Impala”, por ejemplo, lo que se pretendía contar no necesitaba de la aparición de los Customs, con lo cual Andrew (el realizador) y yo preferimos centrarlo en la relación del chorbo con su coche soñado y cómo hace el pipa por conseguirlo.


El lyric-vídeo de “Kill It”, realizado por Afri (la nueva cantante de Swampig), trata un tema más serio. Está muy inspirado en la deriva violenta que está tomando el mundo, desde el extremismo religioso al político. «¿Debemos tolerar la intolerancia? ¡No!», dice la letra. ¿Qué piensas del auge de la extrema derecha en el país? ¿Crees que los electores saben lo que votan?

Pues es algo que me preocupa en el día a día, la verdad. Creo que muchas veces hay una mezcla de ignorancia, bajos instintos y querer escuchar la solución más fácil a los problemas, aunque sea un placebo. Pero también tengo margen para la esperanza. No creo que se vuelva a repetir una situación tan límite como la Segunda Guerra Mundial. Es imprescindible educar, leer y ser crítico (y autocrítico). Veremos…


En otro orden de cosas, hace poco Odeón anunció su separación, de modo que te quedan en activo Swampig y Crazy Stacey & The Customs, además de tus grabaciones en La Chulona. ¿Te resulta complicado cuadrar la agenda? ¿Eres un poco ‘workaholic’?

A veces es un tanto complicado, pero acaba saliendo todo. Odeón ha terminado porque no veíamos la motivación para seguir con ello, simple y llanamente. Ha sido algo de común acuerdo entre los cuatro y somos amigos desde hace muchos años, por lo que ningún drama al respecto.
En cuanto al tema workaholic, un poquito: este año he llegado a un punto en el que estaba en demasiados grupos. Ha sido una época bonita y divertida en la que he podido tocar en cosas diferentes y disfrutarlas por igual. Pero ha llegado el momento de centrarme y focalizar los esfuerzos. Tampoco cambio este año y medio por nada, pero toca fijar prioridades.

Corrígeme si me equivoco, pero tienes pensado seguir trabajando en este formato breve en el futuro. Ahora está muy de moda sacar singles muy seguidos o EPs cada poco tiempo, y con eso se consigue que la gente no se olvide de ti, sí, pero también se corre el riesgo de empachar al respetable, ¿no? 

Pues era la idea inicial, la verdad. Me gusta el concepto de mini álbum porque considero que actualmente es bastante difícil que alguien escuche un LP completo tuyo a no ser que seas un grupo ya consagrado del que esa persona seas fan. Pero también soy un venazos, por lo que quién sabe si finalmente la continuación larga de “First Class Hypochondriac” será un álbum completo.

Ahora mismo mi intención es hacer un ciclo de álbum estable con este primer artefacto e ir sacando singles de sus canciones en forma de video, con caras b inéditas. Creo sinceramente que más que empachar das la sensación de seguir vivo por una sencilla razón: ahora mismo hay tal cantidad de música que hay bombardeos diarios de nuevos lanzamientos o grupos nuevos que salen, por lo que mientras lo que ofrezca sea contenido de calidad no creo que sea darle la tabarra a la peña.

Vuestros conciertos serán una fiesta, ¿no? ¿Los preparáis de alguna manera o salís a degüello sin preocuparos de nada más?

Eso intentamos al menos. Como ya ha pasado en un par de preguntas, la respuesta es “un poco de ambas”. Llevamos el material ensayado y hay ciertos momentos clave que no podemos saltarnos, bien sea a la hora de unir canciones, de terminarlas o de cualquier otro factor. Pero también dejamos dos o tres puntos abiertos a la improvisación durante el bolo, que pueden durar más o menos. Todo depende de cómo estemos de cómodos y cómo lo esté el público. Pero intensidad y fiesta, siempre va a haber. No lo dudes.

El 29 de noviembre presentáis el disco en Madrid e imagino que tendréis cerradas ya muchas fechas. Con Swampig tocas mucho y diría que para ti esto es prioritario, ¿no?

Totalmente. Me encanta tocar en directo y salir fuera de casa a hacerlo. Entiendo que es una de las formas más antiguas pero más efectivas de ganar público. Con Stacey tengo que seleccionar más las fechas que con Swampig ya que el esfuerzo y el riesgo económico corre de mi parte. Pero tenemos cosas interesantes cerradas para el año que viene y la intención es la misma: tocar todo lo posible y dejar buen sabor de boca allá donde lo hagamos.

Y por último… si Crazy Stacey se muere por tener un Impala del 62, ¿qué desea conseguir Álvaro Escribano con este proyecto?

Quiero que sea algo ilusionante, que dure en el tiempo y que sea viable económicamente. Poder afrontarlo como un reto de crecimiento y pasarlo igual de bien que lo estamos pasando desde que empezamos ¡Esperemos que así sea!
  


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