CRÓNICA

Asistir a un bolo de Danko Jones es sinónimo de que te lo vas a pasar la mar de bien. Si encima el concierto ya cae en jueves, es el pistoletazo de salida idóneo para iniciar el tan ansiado fin de semana, que ahora con las fechas navideñas a la vuelta de la esquina, se agradece un poco de buen rock and roll para desquitarse de tanto villancico. Y es que da igual que le hayas visto decenas de veces o ninguna (como era mi caso) que el canadiense es garantía de calidad.

Llegamos pronto a la Penélope y aprovechamos para pillar un sitio inmejorable en primerísima fila justo enfrente de donde se situaría Danko. Pero antes Biters pasaron por el escenario dejando una muy buena impresión. Su imagen podría parecer muy estudiada (peinan flequillos, lucen tatuajes, visten con pantalones de pitillo, chaquetas customizadas con su logo…) pero a la que comenzaron a descargar no pudimos parar de menear nuestras cabezas alegremente. Riffs rockanroleros con ecos a The New York Dolls, Johnny Thunders o The Rolling Stones con un acertadisimo toque power-pop. Que se marcaran una potente versión de “I Need To Know” de Tom Petty And The Heartbreakers, ya fue suficiente para convencerme de que tenía que escuchar su disco cuando llegase a casa.

Aunque lógicamente lo de Danko ya es otro nivel. Solo necesitó un cuarto de hora para poner la sala patas arriba, consiguiendo que ya no dejásemos de sudar durante la hora restante. Es lo que tiene cuando te puedes permitir el lujo de empezar con “I Want You”, “Forget My Name, “First Date” y “Dance” de seguido y saber que todavía te queda munición para un rato largo. Todos los focos se los llevaba él. Ni tan siquiera un pedazo de batería que ha pasado por Rocket From The Crypt, The Offspring y Social Distortion como Atom Willard, fué capaz de arrebatarle el protagonismo.

No faltaron sus cachondos monólogos, interactuando con el público en todo momento. Especialmente cuando Robertez de Motociclón lanzó al escenario una bolsa que contenía una copia en vinilo de “Gentuza” y, cómo no, una botella de horchata para alegría del canadiense que más tarde compartiría con el respetable. Entre tanto, piezas recientes como “Full Of Regret”, “Invisible”, “I Think Bad Thoughts” se intercalaban con clásicos de su repertorio (“Cadillac”) o pequeñas joyitas no tan habituales (“Caramel City”, “Sugar Chocolate”).

  Al cabo de una hora, regresaron para un bis que contó con “Lovercall” (no podía faltar) y una tremenda versión de “My World Is Empty Without You” de The Temptations. Si hay que poner alguna pega, quizás que me hubiera gustado que sonaran “Play The Blues” o “Sticky Situation”, pero eso ya es a título personal. Lo cual no quita que nos fuéramos a casa satisfechos de comprobar que el bueno de Danko Jones sigue siendo uno de los rockers más genuinos que te puedas encontrar.