CRÓNICA

“No puedo más”. “Ha estado bien, pero ha podido ser mejor”.

Estas dos frases que escuché durante el transcurso del concierto son suficientes para resumir la actuación de los Dropkick Murphys en La Riviera. Debido a problemas logísticos no pude ver a los teloneros, pues entré a la sala justito de tiempo, así que no comentaré nada sobre ellos.

Comenzó el concierto bastante puntual, con un hilo instrumental y coros a modo de introducción mientras el escenario se llenaba de humo. Cuando esté empezó a dispersarse y la gente empezaba a impacientarse (quizá fue excesiva la intro), saltaron al escenario Dropkick Murphys (con una gran bandera como telón de fondo con su nombre y portadas de su disco). Y lo hicieron con la misma canción con la que empieza su último disco: "Hang'em high".

A partir de entonces y sin dejar un momento de respiro empezaron a encadenar éxitos antiguos con canciones de su último disco, demostrando que estas encajan perfectamente en su directo. Fue un inicio de concierto arrollador, y sin descanso. Tanto el público como la banda estaban entregados. Ya en la tercera canción el cantante se subió a la barrera delante de la primera fila a cantar, cosa que haría varias veces durante el concierto, y no paraba de animar a que la gente se moviera, incluyendo la formación de un pequeño wall of death en la canción "The hardest mile". Durante esta primera parte del concierto sonaron entre otras "Fighting 69th", "Bar room hero", "The gang's all here", "The State of Massachusetts", "Johnny I hardly knew ya" o "Fields of athenry".

Cuando llevaban unas diez canciones aproximadamente, llegó el primer momento de descanso, con tres canciones lentas seguidas, y el concierto bajo un poco en intensidad. La gente seguía coreando sus grandes éxitos y las canciones nuevas, seguía habiendo pogos y gente dando saltos, pero no era ese no parar del principio. Sonaron en esta parte "Cruel", "Citizen C.I.A", "Take'em down", "Captain Kelly's Kitchen", "Peg O my heart", "The dirty glass" o el primer single del último álbum "Going out in style". También fue durante este tramo del concierto cuando le hicieron un guiño al Boss por su colaboración en el disco, e interpretaron una versión de "Badlands".

Guardaron para cerrar el set principal su, probablemente, éxito más conocido "I'm shipping up to Boston", y la gente se volvió literalmente loca. No tardaron en aparecer para los bises, entre los gritos del público del famoso Let's go Murphys. Empezaron con "Kiss me, I'm shitfaced", mientras decenas de chicas se subían al escenario. Y para “concluir” como viene siendo habitual en esta gira, nos deleitaron con "Skinhead on the MBTA" y la versión de "TNT", mientras más gente subía al escenario.

Como decía al principio un concierto intenso y vibrante. Por poner algún pero, se dejaron alguna canción en el tintero, aunque cuando una banda tiene una carrera tan extensa es difícil no hacerlo (más aún si vienen presentando disco nuevo) y sobretodo, el parón a mitad de concierto que hizo que bajará un poco el ritmo entre los asistentes. Aunque la banda se dio cuenta de la entrega de los asistentes y quiso agradecerselo. Poco después de acabar el concierto, con las luces de La Riviera ya encendidas y la gente desfilando (a mi me pillo dentro de milagro) volvieron a salir a escena para tocar un última canción: "Boys on the docks", que ya si sirvió de despedida.