CRÓNICA

Crónica: Jairo Ramos
Fotos: Jairo Ramos

Más o menos cuatro meses después de su anterior y triunfal visita a la Ciudad Condal para formar parte del cartel del Wintercase, Editors volvían a Barcelona.

A pesar del poco tiempo transcurrido desde su anterior visita y de que no habían publicado ningún disco nuevo, el grupo logró mantener las expectativas y las ansias de sus fans por verles en directo.

En primer lugar, toca hablar del grupo invitado: Mobius Band. Debo pedir disculpas a los lectores, pues hasta pocas horas antes del concierto no se confirmó (o no me enteré) del nombre de los teloneros, por lo cual no me pude documentar acerca de esta banda neoyorquina. Pero cabe decir que Mobius Band supieron jugar a la perfección su rol de teloneros. Tocaron 7 temas, rapidito y dieron paso a Editors. No obstante, cabe mencionar que su actuación fue buena, con canciones que lograban mantener la atención del impaciente público y entretener mientras en el horno del backstage se calentaba el plato principal.

Mobius Band se presentó con un pop-rock alternativo no demasiado original pero bastante efectista en el que destacaban el constante intercambio de cantante, ya que se alternaron a las voces Peter Sax y Ben Sterling, y las melodías creadas a base de teclados, sintetizadores y programaciones. Seguramente no fue su mejor día, ya que a veces parecía que cada miembro del grupo tocase a su rollo, pero no estuvo mal del todo. Tampoco está de más comentar que muchos verían palidecer su actuación con un grupo como Editors tocando pocos minutos después. Y ese comentario nos lleva directos al meollo de la cuestión.

Editors saltaron puntualmente al escenario a las 21:30 y estuvieron sobre el mismo algo menos de una hora y media. Hora y media en la que tocaron sus mejores temas, combinando casi al 50% temas de su nuevo disco “An End Has A Start” con los de su anterior Lp “The Back Room” más una versión de The Cure. La puesta en escena fue espectacular a la par que sencilla, con bastante elegancia y sin excesivas estridencias por parte de sus miembros.

Editors se dedicaron a tocar. Prácticamente no se dirigieron al público (salvo un par de veces para decir “grasias Barselona” y para despedirse en inglés), pero ello no supuso algo negativo. El grupo entero, con mención especial para su polifacético cantante Tom Smith, se entregó y agitó al público. En definitiva, supieron vivir su música y contagiar el entusiasmo al pùblico.

Musicalmente rozaron un nivel excelente, casi sin fallos, y de haber habido fallos, habrían sido solapados sin problema alguno por la energía del grupo sobre el escenario.

Como si la gracia divina les hubiese dotado de la sensibilidad de Coldplay, la oscuridad de The Cure, el talento de Joy Division, la elegancia de Interpol y la modernidad de Bloc Party, Editors lograron llenar el escenario de Razzmatazz. De hecho, se les quedaba pequeño en ocasiones. En los momentos clave del concierto, como cuando interpretaron “Munich”, “All Sparks” (una de las mejores), “The Racing Rats”, “Blood” o “Smokers Outside the Hospital Doors” (la cual guardaron para el final), el aura de las grandes bandas se aliaba con Editors. Y si resolvemos la sencilla ecuación resultante de ganar música + público + escenario, obtendremos el notable muy alto resultado de la velada del día 31 de marzo en Razzmatazz.