alternative metal / stoner rock / doom metal
 Fu Manchu

CRÓNICA

Fu Manchu
Fu Manchu
06 de Octubre de 2016 por Ana Madrigal Sala But, Madrid 1632 lecturas

Volver a presentar un álbum añejo es un signo de popularidad de ‘viejas glorias’. Y eso vinieron a hacer los californianos Fu Manchu a Madrid, dentro de la gira de 25 aniversario 2015/2016 que este año incluía dos fechas en España: recordarnos íntegramente uno de sus discos insignia coincidente con el final de milenio, “King of the Road”, grabado cuando otro célebre de la escena de Palm Desert, el baterista-entre-otras-cosas Brant Bjork, aún formaba parte del cuarteto.

Acostumbrada a la tranquilidad pachorra sevillana, lo primero que me sorprendió fue el exceso de puntualidad del evento: un par de minutos antes de lo previsto ya estaban montados en el escenario y sonando. De hecho, un rato antes ya me había perdido limpiamente la actuación de los que abrían, Craneón, banda local con cambios recientes -e internacionales- en su formación y en cuyo directo tenía bastante curiosidad sobre todo por la colección de fechas que vienen haciendo últimamente en la órbita del stoner más duro y la psicodelia rock. Casi todas en Madrid, eso sí. Desde luego esto no es una queja: ojalá todos los conciertos puntuales.

Lo segundo que me llamó la atención fue que la sala pareciera haberse quedado pequeña: con un aforo de unas 1400 personas, y a juzgar por el empaquetamiento que se experimentaba en zonas y momentos clave, diría que la cifra final de asistentes no estuvo muy por debajo del tope. En realidad, mil y pico personas en plena capital se me antoja escaso para un grupo que, si bien no llega a la repercusión de otros de la escena antes mencionada como Kyuss o por supuesto Queens of the Stone Age, sí es bastante reconocible para los aficionados al género y ha mantenido una carrera más o menos constante. Con un punto quizá más accesible, directo y desenfadado (y también con menos carga de psicodelia) que el resto.

A la alegría de ver que el grupo sigue aparentemente igual de ágil y con ganas de sudar bien la camiseta, le acompañó al principio la molesta sensación de que aquello no estaba sonando como debiera. El sonido no se percibía nítido sino parcialmente ahogado por un velo de graves, y eso entre otras cosas impedía disfrutar plenamente de uno de los mayores atractivos de Fu Manchu: la voz del vocalista y guitarrista Scott Hill. La estructura de la sala podría tener algo que ver en ese déficit, con balcones de cristal en el palco superior donde se congregaron algunos (el cristal no es el mejor material para garantizar la acústica perfecta)… aunque tampoco es extraño que los asistentes medio apretujados absorbiéramos parte del sonido, ahogándolo y luego soltándolo progresivamente. Ay, la reverberación, uno de los caballos de batalla más fastidiosos de los técnicos de este campo.




Entre el ‘efecto lata’ y que se oía algo más atenuado de la cuenta (con poco volumen), un impulso me llevó a aproximarme cada vez más cerca del escenario, donde poder ver y sobre todo escuchar mejor a los protagonistas de la noche. Coincidiendo con el inicio del tema que da nombre al disco, “King on the road”, el sonido pareció liberarse de la opresión y empezaron a distinguirse bien las frecuencias altas y medias, incluyendo la gama vocal de Hill, que sabe cómo aguijonear hasta al más distraído. Aquello supuso el despegue definitivo del concierto. Siguieron tocando en orden el resto de temas del álbum, demostrando lo estupendamente que funciona su puesta en escena tanto en los más rápidos (“Grasschopper”, “Drive”), como en los más lentos y densos, incluso progresivos (“Weird Beard”, “Hotdoggin’”). El público estuvo bastante entregado, sobre todo en las primeras filas. En general se vio al grupo bien compenetrado, especialmente Hill y el guitarrista principal, Bob Balch (no en vano llevan veinte años juntos; los otros miembros se unieron con posterioridad), así como con una actitud cercana y sin grandes pretensiones, lo cual es de agradecer.

Y, para terminar a lo grande, llegaron los bises. Otra ración de temas de hace varios lustros, anteriores al álbum de la gira, sobre todo de “The action is go”, como la divertida “Evil Eye”. Sumadas a la versión de Blue Öyster Cult (grupo de esplendor setentero, para los no iniciados como yo): “Godzilla”, que en directo sonó más acelerada y menos doom que en el “Eating Dust” y supuso el deleite de los head-bangers bailones reunidos en la sala. Un concierto apto tanto para los que a finales de los 90 éramos adolescentes, que me parece éramos mayoría, como para los más jóvenes del encuentro. Como si no hubiesen pasado los años (alerta pureta).

Un amigo me dijo hace poco: “siempre he pensado que Fu Manchu eran unos segundones, pero ahí siguen, los tíos”. Y tanto que siguen. Si pienso en una banda para amenizar largas jornadas de carretera, o que simplemente evoque viajes y una buena capa de polvo en el coche, se me pueden ocurrir Clutch, Monster Magnet, Mondo Generator… muy buenas, muy enérgicas, pero ninguna consigue activarme como los verdaderos kings of the road, que para mí ya casi son los kings of the groove también. El suyo es de los directos más notables de lo que he podido ver en lo que va de año, estando el listón internacional bastante alto con maravillas como The Machine, Neurosis, Dinosaur Jr. o Unsane. ¡Larga vida a Fu Manchu!

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