CRÓNICA

Pondría la mano en el fuego a que más de la mitad de los que nos acercamos a ver el recital de Jim Adkins en Madrid estuvimos presentes también en aquel concierto de Jimmy Eat World junto a Green Day de amargo recuerdo hace ya diez largos años. Probablemente, todos nos acercamos con el ánimo de intentar curar en parte aquella herida que, aunque cicatrizada por el paso del tiempo, aún duele. Está claro que hubiéramos preferido tener a los cuatro de Arizona al completo, pero sin embargo su líder nos ofreció un concierto lleno de magia. Primero por el recinto, en un pequeño teatro céntrico de la capital, de esos en los que incluso hay mesas entre el público, creando así un ambiente muy particular. Y segundo, porque a la que apareció Jim en escena, se bajaron las luces y comenzó a atacar la frágil "Love Don’t Wait", vimos que aquello sonaba a las mil maravillas.

Su voz resultaba calcada a la que hemos podido escuchar en cualquiera de sus discos, de los cuales baso buena parte del repertorio de aquella noche. "Just Watch The Fireworks" fue de las primeras en caer, seguidas de unas "Chase This Light", "Always Be" y "For Me This Is Heaven" que llenaron de electricidad el escenario a pesar de contar solo con el apoyo de una guitarra acústica. Sin trucos ni artificios, en directo uno comprende que la clave de los temas de Jimmy Eat World no solo reside en su aparente sencillez, sino también la convicción con las que son interpretadas. Adkins quizás no disponga de esa faceta de showman, a veces tan necesaria para ofrecer este tipo de actuaciones sin que acabe siendo un muermo, pero si resultó agradable y cercano.

Chapurreando algo de español o contando anécdotas sobre como acabó formando parte de la improvisada banda de Daniel Johnston antes de interpretar "True Love Will Find You In The End". Sus acertadísimas covers del "Girls Just Wanna Have Fun" de Cyndi Lauper y "Only Girl In The World" de Rihanna, no solo las supo trasladar perfectamente a su terreno, sino que pusieron ese punto de pura diversión que ayudaba a meterse al público aún más. Momentos que contrastaban con la contundencia con la que sonó el primerizo clásico "Lucky Denver Mint" o la sensibilidad que desprendían "You Were Good" y "Kill". Sentimientos a flor de piel y el bello de punta.

El tridente final con "Big Casino", "The Authority Song" (el único guiño al mítico "Bleed American") y cómo no, "Work", hizo que nos pusiéramos en pie para darle una merecidísima ovación cerrada. Ojalá no tengamos que esperar otra década para repetir una noche así.