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 Kermit

CRÓNICA

Kermit
Kermit
22 de Noviembre de 2012 por César Aguilar Teatro Echegaray, Málaga 5845 lecturas

Mucho ha llovido desde que Tortoise, el reputado combo de multiinstrumentistas de Chicago, publicaron su obra maestra “Millions Now Living Will Never Die” (1996) y pusieron en boca de los melómanos más modernos de la época el término post-rock, acuñado dos años antes por el prestigioso Simon Reynolds (del magazine británico The Wire) para describir el no menos excepcional “Hex” de Bark Psychosis. En el citado segundo álbum de Tortoise destacan sobremanera dos piezas, su apertura y su cierre: “Djed”, un tema-río de más de veinte minutos que incluye un segmento antológico protagonizado por unas gloriosas marimbas, y “Along The Banks Of Rivers”, basada en una melodía de guitarra imperecedera con trazas de spaghetti western.  En resumen, música cinemática, sugerente, o, como dirían los más cursis, música para desaparecer dentro.

Kermit toman ese aire de banda sonora y paisajismo que caracteriza gran parte de la producción de los de John McEntire y lo aplican a su música –no tan exuberante y rica en matices como la de los de Chicago y sí más oscura y orientada al formato rock– con resultados muy apreciables. Por otro lado, en la propuesta de los malagueños hay un ánimo evidente de aglutinar diversas disciplinas artísticas, tal vez para sugerir vías para que el oyente divague al son de sus ambientes, tal vez para tratar de llenar el supuesto hueco narrativo que deja la ausencia de voz; sea lo que sea, en todo caso, se agradece el esfuerzo. En su concierto del Teatro Echegaray de Málaga, en el que repasaron de cabo a rabo y en orden su reciente “Autoficción” –editado por el propio grupo a través de Ítaca Records y disponible para su escucha íntegra en Bandcamp–, hubo proyecciones para cada uno de los temas y citas introductorias del poeta Konstantinos Kavafis, los escritores Antonio Orejudo y Paolo Giordano, y el filósofo Fernando Savater (su “Ética Para Amador” debería estudiarla de pe a pa todo aspirante a político en este país… y además ponerla en práctica).

“Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca, pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias…”, empieza el poema de Kavafis. Y eso precisamente trataron de lograr Gonzalo, Miguel, Paco y Álvaro, que comenzaron la velada con “Origami”, cuyo pico de intensidad –tan característico del género– dio pistas de por dónde irían los tiros del recital. Alternando guitarrazos con partes calmas, más o menos experimentales, siniestras o jazzies (sobre todo a cargo del batería del cuarteto), el viaje transcurrió sin altibajos (solo hubo que lamentar un pequeño problema técnico antes de “Aicnelav”) y con un sonido adecuado. El público, que llenaba el patio de butacas, lo disfrutó, y a lo largo del concierto, al más puro estilo de una sesión de jazz, aplaudió algunas aportaciones individuales (y claro, también colectivas) de estos músicos tan capaces.

Remataron el viaje con "Dog goD", aunque el público reclamó un bis que finalmente consiguió. Én el, Kermit desataron su vena más grungera –no en vano algunos de sus componentes militaron en una banda con el suficientemente explícito nombre de Seattle Apples–. Agradecimientos, sonrisas. Sí, jugaban en casa, pero incluso el público más neutral salió convencido.








































Fotos:
VicFotoPro

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