CRÓNICA
Kermit
Kermit: trascender el post-rock
26 de Abril de 2014
por César Aguilar Auditorio Edgar Neville, Málaga
1986 lecturas
Kermit: trascender el post-rock
Profetas en una tierra donde parece complicado serlo, los malagueños Kermit acaban de editar el crepuscular y emotivo “Litoral”, sin duda uno de los álbumes más destacados de la cosecha nacional en lo que va de año. Cuarenta y dos recomendadísimos minutos que se gozan al máximo en estado de concentración, atento a cada pincelada instrumental y a los constantes cambios de dinámica a través de los que se articulan los siete temas de la obra, encadenados sin pausas entre ellos. Un trabajo vivo e inteligentísimo, que, ya desde su portada y concepto, se revela como el vehículo perfecto para plasmar el amor y la vocación que siente el cuarteto por la literatura, y que, además, consigue borrar de un plumazo los defectos (exceso de minutaje, falta de articulación y narrativa interna) y sublima las virtudes de su ya de por sí notable debut “Autoficción” (Ítaca Records, 2012).

Consumado el triple recuerdo a “Autoficción”, el poeta de vanguardia Raúl Díaz Rosales subió a la tarima para leer una de sus obras con el fondo musical del cuarteto. Tras la tanda de aplausos, ahora sí, llegaron las primeras notas de “1926”, la apertura de “Litoral”, una pieza nocturna que podría encajar a la perfección en el genial “Surrender to the Night” (Thrill Jockey, 1997) el segundo álbum de Trans Am, uno de los discos que hacen que el post-rock de los 90 valga un potosí.

Después vino el canto mapuche (distorsionado para la ocasión) que abre “We Tripantu”, uno de los cortes más hermosos y llenos de lirismo que se pueden hallar en “Litoral”, en el que la luz del faro que preside su portada parece penetrar por las rendijas de una persiana casi totalmente cerrada; perfecta esa cabalgada jazz tan característica de Álvaro –donde demuestra que es un batería altamente influenciado por el género en su vertiente más pura–, que desembocó en un solo en el que técnica y emoción se dieron la mano sin paliativos.
Tras los arabescos y la pirotécnica guitarrística de “Ingeborg”, Gonzalo dejó la guitarra y cogió las baquetas de la percusión electrónica, y Miguel se puso ante el sinte para abordar “Magnitizdat”, el single adelanto del álbum y uno de los puntos álgidos del concierto. Un tema brillante donde el kraut rock, el free jazz y la electrónica se citan en una discoteca rusa y bailan hasta el amanecer del día siguiente al son de una línea de bajo que lleva casi todo el mes sin salir de mi cabeza. Mag-ní… fi-ca. Ah, y no menos fantástico estuvo Álvaro en su solo de saxo, que empezó en calma y llegó a alcanzar tintes free en su conclusión. Ah, el jazz, siempre el jazz…

En los bises, cayeron dos perlas más de “Autoficción”: las tan características ráfagas de la pedalera de efectos de “Karate” y el éxtasis de “Aicnelav”. Casi al final de esta, Paco soltó su bajo, se acuclilló y después se dejó caer y quedó tendido en el suelo a todo lo largo. El resto de músicos abandonó sus instrumentos y, minutos después, Miguel apagó la pedalera y dio por concluido el recital. Entonces, me di cuenta de que la única palabra que pronunció el grupo durante el show, recitados aparte, fue el elocuente “¡vamos!”, que Paco soltó, creo recordar, durante “Aicnelav”: los agradecimientos al público fueron tan gestuales como sentidos. ¿Mudez en un colectivo que, en parte, se debe a la palabra (escrita)? Mmmmm, tiene sentido, ¿no?
No sé si lograrán trascender el sentido y la belleza, esa frase que parece ser el leitmotiv de “Litoral”, pero, al menos en lo que a mí respecta, el post-rock ya lo han trascendido. Gracias. Muchas gracias, Kermit. De todo corazón.
Más agradecimientos: Ítaca Records, Eduardo Pérez (Mizake Prod.) y a Gonzalo de Kermit, por decir que mi camiseta de Adrift es una “camisetaza”.
Fotos: Eduardo Pérez
COMENTARIOS
Debes estar registrado para poder publicar un comentario
Entra en tu cuenta o regístrate
DISCOGRAFÍA
-
80Kermit
3 votos
Litoral -
87Kermit
4 votos
Autoficción