CRÓNICA

Crónica: Andrés Bartolomé
Fotos: Andrés Bartolomé

Mas perdido que Jesús el día del padre y sin enterarme mucho de como iba la cosa esta de ser VIP (era la primera vez que iba de gratis a un concierto con la excusa de hacer la reseña) me acerqué a la entrada sin saber muy bien que decir. Por suerte mi nombre estaba en la “lista” y podía entrar al recinto sin ningún problema (lo que le agradezco a los organizadores de la asociación cultural Festiforo, en particular a Krater). El recinto en cuestión era la Ritmo y Compás, sala que suele acoger con cierta frecuencia este tipo de giras de grupos de, digámoslo así para no pillarnos los dedos, hardcore en general. Y esto es así porque la sala en cuanto a tamaño y sonido suele cumplir muy bien tanto para los grupos como para el público que va a verlos tocar, además de estar predispuesta a una interacción entre ambos que es muy de agradecer.

Pues bien, después de que me diera tiempo a echar un ojo al merch y sorprendentemente puntuales, comenzaron The Number Twelve Looks Like You, una banda que, para quien no los conozca, despacha un hardcore alocado muy técnico y que últimamente se está decantando por unas estructuras bastante complejas, lo que diríamos “progresivas”, pero un tanto prepotentes y aburridas en mi opinión. Cuál fue mi sorpresa, y la de supongo muchos más, cuando vi que solamente subían 4 personas al escenario. A la ya conocida deserción de uno de los guitarristas, por lo visto, se había unido la de uno de los cantantes, las cuales, todo sea dicho, se notaron en su actuación. Y no es que el concierto fuera malo ni mucho menos, ellos (los que estaban en el escenario, no el público la verdad) se esforzaron mucho, destacando sobre todo el guitarrista que nos dejó a más de uno con la boca abierta. A pesar de ello el sonido del conjunto quedó un poco vacío respecto a lo que podíamos oír en sus discos debido a las ya mencionadas ausencias. Si hay que buscarle algún otro “pero” a la descarga furiosa de hardcore que nos ofrecieron, es que (más o menos compresiblemente) el setlist se centrara en sus últimos trabajos, los que a un servidor no entusiasman, y que no tocaran “Like a Cat” además de no regalarnos ni un bis.

Acto seguido y sin, de nuevo, grandes retrasos, comenzaron los grandes desconocidos para mí de la noche: Your Demise. Al no ir con ningún tipo de idea preconcebida ni expectativas que cumplir, no me defraudaron, simplemente no me gustaron. Por lo visto tampoco fue el concierto soñado para los que habían ido a verles conocedores de su discografía. La razón, por lo visto, fue que el cantante original había dejado el grupo y el sustituto (temporal o no) no satisfizo al respetable. El grupo hizo lo que pudo, ofreciendo su hardcore 2-step (por lo visto así es como se conoce esto) para encefalogramas planos y culos inquietos. De hecho, los portadores de semejantes cerebros y culos no dudaron en enfrascarse en una especie de batalla, digna de una concentración de epilépticos cojos en plena efervescencia, en busca de la conjugación perfecta entre agresividad y patetismo. Fue un espectáculo dantesco cuando menos. A raíz de encontrarse espectador de una demostración similar hace unos años, dijo Cedric Bixler Zavala (cantante por aquel entonces de At the Drive-In) que compadecía a aquellos que solo podían o sabían expresarse de semejante manera. Ese mismo día, en ese mismo festival en que estaban tocando, una persona falleció durante una de esas “expresiones”. Y no es que pretenda sentar cátedra sobre como se debe asistir o dejar de asistir a un concierto de un género como el hardcore, en el que el contacto humano (del que estamos tan faltos en esta sociedad moderna y contra el que no tengo nada en absoluto) es la salsa del espectáculo. Pero señores, por favor, que bajamos de los árboles hace ya mucho.

Después de unos entrantes que no podían haber ofrecido a un servidor sensaciones más contrastadas, el plato fuerte aún estaba por llegar, le tocaba el turno a los cabezas de cartel. Misery Signals (a los que ya había tenido la oportunidad de ver en Inglaterra) venían a España por primera vez, y aunque el revuelo no fue antológico (ni mucho menos la verdad, por lo visto en el País Vasco apenas se juntaron 30 personas para verlos) si que la sala tenía un aspecto más que decente en cuanto a público se refiere. Y dicho publico no pudo ser mejor recompensado. Un técnica brutal, una entrega encomiable, con el gigantón Karl Shubach a la cabeza, unas canciones muy prestas a ser coreadas y un público entregado cantando cada frase dieron lugar a una noche para recordar. Con un setlist mucho más equilibrado que el de The Number Twelve, conocedores Misery Signals de la predilección del público por su primer disco, repartieron bastante equitativamente los temas entre todos sus álbumes. Destacaron por supuesto "The Failsafe", "A Certain Death" y "The Year Summer Ended in June" además de un pequeño regalo en forma de "Five Years" (muchas gracias a quien se la pidió), que es una de sus mejores canciones. Cayeron además "A Victim, A Target", "Nothing", "Weight of the World"... En fin, que después de una buena sudada, no creo que nadie se fuera con la sensación de que podían haber dado más. Por cierto, se dice que están trabajando en un nuevo disco durante esta gira, esperemos que no defraude y, a ser posible, que hagan evolucionar un poco su sonido, aunque ese no sea el modus operandi habitual en este tipo de grupos.