CRÓNICA

Crónica: Alberto Sánchez Ballesteros
Fotos: Isa Alba

Cumplir veinte años no es algo que esté al alcance de muchas bandas. Opeth pueden presumir ya de pertenecer a ese selecto grupo y para celebrarlo nos obsequiaron con una mini gira de seis conciertos bastante especiales. Así que no podíamos perder la oportunidad y nos desplazamos a Londres para disfrutar de uno de ellos.

Sólo hacía falta ver el lugar elegido para darse cuenta de que no estábamos ante un concierto más: el Royal Albert Hall, un impresionante teatro usualmente utilizado para conciertos de música clásica, lo cual, evidentemente, era una garantía de cara al sonido que la banda podría obtener. Estaba claro que se habían cuidado todos los detalles al milímetro para que esa noche nada fallara, y así fue (casi). La banda sonó tremenda a lo largo de las casi tres horas de música que ofrecieron. Especial mención para un Mikael Akerfeldt pletórico, que bordaba las voces melódicas, pasando acto seguido a unos guturales que daban miedo (aprovechando el cierto eco del teatro para que sonaran aún más imponentes) con una aparente facilidad admirable, aunque el resto de componentes estuvieron sin duda a la altura de las circunstancias. Y es que pese a que algunos de sus miembros lleven más bien poco tiempo en la banda, Opeth se muestran sobre el escenario como una máquina perfectamente calibrada y sincronizada, en la que todas las piezas encajan a la perfección.

Respecto al setlist, tal como anunciaron se dividió en dos partes perfectamente diferenciadas, en la primera tocaron de principio a fin (y sin interrupciones, cosa extraña dado el conocido gusto de Mikael Akerfeldt de charlar con el público) su disco más laureado, “BlackwaterPark”. Sobra decir que tocando un disco tan redondo como es éste no había lugar a bajones, no obstante de esta primera mitad destacaría la bella “Harvest” que puso literalmente los pelos de punta a todos los que estábamos allí y el final del tema que da título al disco que supuso un cierre apoteósico cómo pocos, sencillamente espectacular. Tras esto todo el teatro se puso en pie para aplaudir la magnífica representación de uno de los discos más destacados de la década pasada.

Tras un descanso de veinte minutos dio comienzo la segunda parte, donde tocarían una canción de cada uno de los demás discos en orden cronológico. Aquí sí que Akerfeldt hizo gala de sus dotes de comunicador habituales y previo a cada canción habló un poco de la situación del grupo cuando grabaron el disco en cuestión. Como aliciente, en su mayoría eran temas que normalmente se quedan fuera del setlist, como pueden ser “The Moor” o “Harlequin Forest”, que siempre se quedan fuera en favor de otros más usuales en los conciertos. Aún así quisieron cerrar con el tema estrella de su último trabajo: “The Lotus Eater”. Hubiera sido el broche de oro a la velada, pero a la mitad de la canción un fallo en la guitarra de Fredrik Akesson hizo que la canción se tuviera que parar unos breves minutos, una auténtica pena pues iba camino de ser una actuación perfecta. Aunque solucionado el problema, pudieron terminar de tocarla y recibir la ovación del público que nuevamente se había puesto en pie.

Resumiendo, conciertos como éste demuestran que pese a llevar veinte años en esto, Opeth siguen mostrándose en un estado de forma formidable y una banda a la que le queda nada que demostrar y sí mucho que decir. Ojalá podamos disfrutar de ellos todavía bastante tiempo, y a ser posible, en circunstancias similares a éstas, porque realmente es un espectáculo digno de ver.


SETLIST
1. The Leper Affinity
2. Bleak
3. Harvest
4. The Drapery Falls
5. Dirge For November
6. The Funeral Portrait
7. Patters In The Ivy
8. Blackwater Park
(Intermission)
9. Forest Of October
10. Advent
11. April Ethereal
12. The Moor
13. Wreath
14. Hope Leaves
15. Harlequin Forest
16. The Lotus Eater