CRÓNICA

El día 12 de diciembre del pasado año 2005 tuvo lugar un peculiar acontecimiento: Tarja Turunen, la recién despedida vocalista de Nightwish, ofrecía en el Casino L’Aliança del Poble Nou de Barcelona un concierto navideño dentro de su mini-gira europea Christmas Concert Tour 2005.

Antes de empezar y para evitar confusiones, diré que el concierto poco o nada tuvo que ver con el mundo del metal o el rock, fue un concierto de música clásica y folk de carácter navideño en clave operística. Aquella noche todo era distinto al marco de circunstancias que rodean cualquier otro concierto de los que se han hecho crónica en esta web: en vez de sala de conciertos, había un teatro clásico de buena acústica, en vez de amplificadores y guitarras, un cuarteto de cuerda, una flauta, un piano y una voz que no precisaba micrófono, en vez de jóvenes ataviados con cuero negro, melenas y pinchos empujándose (que algunos despistados había), gente bien vestida sentada en cómodas butacas aguardando la aparición de la diva en silencio… y así podríamos estar horas.

Algo más tarde de lo esperado, comenzó el concierto. Apareció sobre el escenario la virtuosa pianista Sonja Fräki (que acompaña a Tarja en todos sus recitales), el flautista Bernat Castillejos, los violinistas Edurne Vila y Geert Krosenbierg y el viola Joan Ignasi Ferrer. Tras la afinación de sus clásicos instrumentos, apareció entre penumbras y vestida con un fastuoso traje blanco la mezzo-soprano Tarja Turunen. Rodeada por la pequeña orquesta y un minimalista y atractivo atrezzo a base de velas y cirios encendidos, Tarja fue recibida con un clamoroso aplauso.

El primer tema de su recital fue “Kun Joulu On”, perteneciente a su primer Ep en solitario “Yhden Enkelin Unelma”. Tras esta emotiva mini-ópera en clave intimista, la cantante finlandesa se dirigió en inglés al público y tras arrancar unos cuantos aplausos más siguió con uno de los temas más populares de Mozart: “Agnus Dei”.

Visiblemente emocionada y dirigiendo constantes miradas cómplices al piso superior desde el cual la contemplaba su marido, Tarja siguió ofreciendo clásicos navideños y temas de algunos de los compositores clásicos más prestigiosos de todos los tiempos, así como canciones tradicionales finlandesas.

La actuación, dividida en dos partes, tuvo en la primera de estas piezas como “Quia Respexit” de J.S. Bach, “Pie Jesu” de G. Fauré, “When A Child Is Born” de C. Dammiccio con arreglos de F. Jay, “Jo Joutuu Ilta” del finlandés J. Sibelius (fundador de la escuela musical más prestigiosa de Finlandia, en la que estudió Tarja) y finalmente uno de los platos fuertes de la velada: “Adeste Fideles” de J.F. Wade. En esta última canción, Tarja despidió a su acompañamiento musical, afrontando la compleja cantata a capella, demostrando que Nightwish tendrá muy difícil encontrar una cantante con tanta calidad en sus cuerdas vocales.

Tras el intermedio de poco más de 15 minutos, la orquesta de cámara volvió al escenario, y tras la pertinente afinación de sus instrumentos, una nueva ovación dio la bienvenida por segunda vez a Tarja. En esta ocasión, vestida con un barroco traje negro y blanco, empezó con un tema folk finlandés en clave orquestal llamado “Mökit Nukkuu Lumiset”. Aunque este tipo de piezas eran desconocidos para la mayor parte del público, el virtuosismo lírico de Tarja y los elegantes arreglos de cuerda, viento y piano lograron atrapar a la audiencia. La segunda canción de ese segundo bloque fue “Ave Maria” de F. Schubert, en concreto su partitura 52 nº 6, o para que nos entendamos, la parte que todo el mundo ha escuchado alguna vez. Sin lugar a dudas, este fue uno de los momentos más mágicos del concierto, pues logró arrancar una de las mayores aclamaciones del público.

Entre castellano e inglés, Tarja interpretó “Happy New Year – Felicidad”, la famosa obra navideña de B. Andersson y B. Ulvaeus, o lo que es lo mismo, ABBA. Aunque ganaba con los arreglos orquestales, tal vez fue uno de los momentos más flojos del recital, pues una estructura tan lineal creada para voces pop no encajaba demasiado en el ambiente, debiendo Tarja bajar mucho el nivel de su voz para no desentonar con el resto de instrumentos.

De vuelta a la ópera, “The Eyes of a Child” de los británicos G. Russell y R. Bloom creó un ambiente de lo más lacrimógeno en la sala, y es que se trata de una composición realmente emotiva, musicalmente muy triste y con una lírica cargada de sensaciones típicas de estas fechas pero que en voz de Tarja cobraba una dimensión especial. Le siguió algo más de folk finlandés: "Varpunen Jouluaamuna” y después “Jouluyö Juhlayö”. Y seguidamente otro de los clásicos internacionales de la música clásica: “Noche de Paz / Silent Night” de F. Gruber. A parte de la soberbia interpretación de la orquesta y por supuesto de Tarja, cabe destacar la facilidad de idiomas que tiene la bella diva finlandesa, que interpretó fragmentos de la canción en español, inglés, alemán, finlandés y alemán.

Ya para terminar, el segundo tema de su Ep “Yhden Enkelin Unelma”, en concreto la versión de “En Etsi Valtaa Loistoa” de J. Sibelius y finalmente una grata sorpresa: uno de los temas más conocidos de Nightwish, en concreto “Walking In the Air”. Tras esto, cual obra del Liceo, el público agasajó a la mezzo-soprano y a su séquito musical con más de 10 minutos de aplausos, tras lo que reaparecieron Tarja y la pianista Sonja Fränki para interpretar el tema navideño por antonomasia a modo de bis: “White Christmas”.

Sin lugar a dudas fue un recital especial, diseñado más para los amantes de la ópera y la música clásica que para los metaleros y roqueros, no obstante la calidad musical, el ambiente cálido e intimista y la fama de la mayor parte de las piezas que sonaron aquella noche, llegarían a enamorar a cualquier ser mínimamente sensible. Sin lugar a dudas uno de los mejores conciertos de 2005.

PD: Si los tres imbéciles que no cesaron de hacer ruido y molestar durante todo el concierto a los asistentes para sentirse así más metaleros leen esto, les deseo un horrible año 2006. La mala educación y la ignorancia de algunos debería ser motivo más que suficiente para que no se les considere personas y se les tenga encerrados en cualquier perrera.


Fotos: Tarja Turunen