CRÓNICA

Blitzkrieg, la guerra relámpago. A una velocidad alarmante, y sin tiempo de reacción por parte del enemigo, llegar, arrasar, y desaparecer. Es por ello que no podía haberse escogido un nombre mejor para la demoledora gira que está llevando a los polacos Vader, acompañados de God Dethroned y Severe Torture a través de toda Europa.

Fueron precisamente estos últimos los encargados de abrir la noche, ofreciendo un corto pero demoledor repaso a sus tres discos de estudio, si bien se centraron en buena parte en su último trabajo, “Fall Of The Despised”, a pesar de llevar prácticamente un año ya en la calle, y de que la banda ya haya pisado en anteriores ocasiones nuestras tierras patrocinandolo. La encargada de abrir dicho trabajo, “Endless Strain Of Cadavers” o “End Of Christ” fueron algunos de los puntos fuertes de la actuación. Pero no por ello dejaron de triturar a la abarrotada sala con temas como “Feces Of Jesus”, “Mutilation Of The Flesh” o “Pray For Nothing”, de sus dos anteriores trabajos. En una noche en la que los baterías tuvieron realmente mucho que decir, Seth Van De Loo estuvo totalmente a la altura de las expectativas, no ofreciendo ni un solo momento de tregua en los escasos 35 minutos que su intervención duró.

God Dethroned eran los siguientes en salir a escena. Comandados por Henri (¿soy el único que le encuentra parecido con el capitán Jean-Luc Picard?), y a seis día del lanzamiento de “The Toxic Touch”, repasaron en menos de diez cortes sus quince años de trayectoria, presentando de este último álbum apenas un par de cortes, “Hating Life” y “The Day You Died”. Por su parte, clásicos ya en su carrera como “Villa Vampiria” o “Soul Sweeper” dieron una excelente oportunidad a los presentes para corear sus estribillos, y animar más si cabe una ya de por sí caldeada actuación, gracias a otros temas mucho más devastadores, como “Nihilism”.

Pero sin lugar a dudas, el plato fuerte de la noche estaba todavía por llegar. En los inevitables minutos que precedieron a la actuación (el tiempo justo para poner a punto instrumentos y ajustes de sonido) acabamos sintiéndonos como en el ojo del huracán, en un momento de calma tras dos actuaciones demoledoras, y a la espera de sus eminencias polacas. La espera tocó a su fin a medida que las luces se apagaban y “Between Day And Night” comenzaba a sonar. Y ciñéndose al orden del disco, “Shadowsfear” fue el corte encargado de iniciar la brutal actuación de Vader. Sin lugar a dudas, la banda sabía bien lo que los fans españoles querían, y aprovechando la desmedida potencia de Daray a la batería, la formación encabezada por Piotr recorrió su más reciente trabajo, “Impressions In Blood”, prácticamente de arriba abajo, tocando algo más de la mitad de dicho disco, entre “Helleluyah!!! (God Is Dead)”, “Predator” o “Warlords”. Eché en falta, sin embargo, la grandísima “They Live!!!”, uno de los, en mi opinión, mejores temas de este disco.

Sin embargo, poco tardé en dejar de extrañarla ante el hecho de que también la banda sacó su material bélico más pesado, y tocó también tres de los cuatro temas de su “The Art Of War” (olvidando solo “Death In Silence”), prácticamente seguidos. Si todavía no había alguno de los presentes locamente embelesado con la formación sobre el escenario, sin duda ya había caído en sus redes cuando “What Colour Is Your Blood?” terminó de sonar. Como único contrapunto queda el hecho de que apenas quedó lugar en el setlist para temas del resto de su dilatada discografía, si bien los que sonaron (“Out Of The Deep”, “Xeper”, “Silent Empire”, “Epitah”, “Wings” y “Sothis”, hasta donde puedo recordar, dada la vorágine musical en que me encontraba sumido) ganaron una potencia y velocidad increíbles, gracias en parte a la sobresaliente actuación de Daray, sin despreciar en ningún momento, claro está, la actuación del resto de miembros, que demostraron con creces por qué Vader es uno de los máximos referentes de la actualidad en el panorama del death metal.

Como contrapunto de esa embriagadora actuación queda el hecho de que la formación no ofreció ni siquiera un bis, quedando su show reducido a poco más de cincuenta minutos. Pero ya lo dijimos al principio, en el blitzkrieg, los golpes son demoledores y cortos. Esperemos que, la próxima gira, en vez de guerra relámpago, sea la guerra de los 100 años.