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 Ànteros

CRÓNICA

Ànteros
Ànteros, The Covenant
06 de Mayo de 2021 por Jorge Azcona Sala Jimmy Jazz, Vitoria-Gasteiz 1987 lecturas

Han tenido que pasar seis meses y un par de olas pandémicas para que los astros permitieran a Ànteros presentar su nuevo disco en condiciones. Bueno, las condiciones las sabemos todos y no dejan de ser mascarilla, silla y distancia social, pero el hecho de poder empalmar unas cuantas fechas en estas semanas tan inciertas sin que ninguna de ellas caiga por el camino es ya todo un logro y un enorme balón de oxígeno para una de tantas bandas que encuentra el sentido de su existencia en la carretera.

La primera de estas tres citas vascas (el finde acabó en Terrasa con un cartelazo de escándalo junto a Viva Belgrado) tenía lugar en una Jimmy Jazz muy activa en esto de intentar ofrecer una especie de "normalidad", con una programación constante y el atractivo de poder abrir hoy el servicio de barra, clausurado hasta que Vitoria-Gasteiz no saliera de la famosa zona roja de contagios.

Además de las citadas restricciones, aún sigue siendo extraño entrar y salir de un concierto a la luz del día, así que mojar un poco el gaznate nunca viene mal para integrarnos en un ambiente al que todavía cuesta acostumbrarse.

La tarea de caldearlo musicalmente recayó en manos de unos The Covenant que, obviamente,  nada tienen que ver con los industrial/blackers noruegos de mismo nombre. La propuesta del joven combo bilbaíno también va de sonidos oscuros, aunque formulados en otra dirección y guiados siempre por ese hilo que concilia la complejidad del post-metal con la densidad del doom. Destacar en unas coordenadas tan saturadas como estas nunca fue sencillo, y menos aún cuando acabas de grabar tu primer EP ("Deimos / Phobos"), pero la música del cuarteto se mostró versátil al combinar voces guturales y melódicas ("Ritual" o el espeso "Event Horizon") y valiente al desplegar riffs más sencillos y rockeros que ayudaron a oxigenar su sonido ("The Collapse Of Universe"). Aún quedan aristas por pulir en directo, pero debutar sobre estas tablas y hacerlo junto a Ànteros es algo que debería dar alas a la banda a partir de ahora.

De tablas y escenarios de todos los colores van sobrados los catalanes. Sin ir más lejos, fue en una taberna del mismo casco gasteiztarra (Hala Bedi) cuando los vi por primera vez hace un par de años. En aquella ocasión mi relación con Ànteros era bien distinta, estaban en mi radar y disfrutaba con ellos, pero nada que ver con la motivación que podía tener el día de hoy. El culpable no es otro que "... Y en paz la oscuridad", uno de los mejores discos nacionales del pasado curso y donde la banda ha sabido condensar todas sus virtudes enganchándome de principio a fin. Había ganas de disfrutar de estas canciones en directo y no hubo que esperar para escuchar muchas de ellas, ya que el quinteto las condensaría al principio y al final del repertorio.

Al igual que en el disco, las desnudas notas de "Legado" avisaron a los más despistados de que esto comenzaba, enlazando directamente con "Espectros". Un par de fraseos rasgados de Endika bastaron para que el sonido encajara todas las piezas; la precisa sección rítmica de Oscar y Mau, la contundencia y delicadeza de sus tres guitarras y la voz limpia de Rubén, clavando un tema como "Cenizas". No sin sujetarnos antes al asiento con el final pesado y visceral de "Sombras", una canción que si bien no destaqué en su momento adquiere una nueva dimensión en directo. Tan solo faltó "Solo mar, solo tierra" para completar el póker perfecto.

Sumergidos ya en el bloque central pudimos disfrutar de los mejores momentos que dio "Cuerpos Celestes" (2017). La urgencia de "Rhea" y "Nereid" culminó de forma instrumental en "Luna", y el descarnado "Elara" hizo lo propio con "Polaris", llevándonos en volandas hasta sentir que al final no hay más. No sé qué habrá allí, de lo que estoy seguro es que nos hizo viajar a un mundo prepandémico y libre de mascarilla, esa que también lució Víctor durante toda la velada. Quizá me columpie con esto y los motivos nada tengan que ver, pero el hecho de sentir cierta empatía con el público no deja de ser un gesto significativo.

Tocaba volver a las antípodas de su último disco, y con ellas a "... el pasaje" que da paso a "Ultravioleta". No es de extrañar que el combo lo haya escogido para finalizar sus conciertos, y es que en él converge la dualidad de una banda en pleno estado creativo. Pasado y presente, perseverancia y valentía, esencia y evolución. El camino hacia la normalidad aún es largo, pero la paz va haciéndose un hueco entre tanta oscuridad para grupos como Ànteros.


Fotos: Mise-En-Scène Photography

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