El guitarrista de la banda Sam Ryder explica que
“nuestro director, Robbie Starbuck, tuvo la idea de hacerlo en esta localización desértica que daba una sensación de espacio y ofrecía un marco incomparable. La última escena fue filmada en el bar local. En esa escena no hay nada fingido, nos lo estábamos pasando de muerte. Tyler y yo nos perdimos un montón de planos porque estábamos cantando canciones de NWA en el karaoke. Organizamos una gran fiesta, una vez acabamos el rodaje, y os aseguro que dejamos nuestra huella allí. Seguro que no nos olvidan”.