Acerca de las adicciones de Watkins, Lee Gaze afirma que "su prioridad no era que el grupo fuera exitoso, sino estar en un grupo para sostener otro tipo de vida, que parecía disfrutar más, que era dormir con chicas y tomar drogas".
"Estaba en su propio mundo, haciendo sus propias cosas", prosigue. Su compañero Mike Lewis corrobora:
"ni siquiera podía tener una conversación con él al final [...], era muy hermético sobre las chicas a las que veía o lo que estaba haciendo".
Hablando sobre sus crímenes, ambos parecen estar de acuerdo en que pese a todo nadie podía imaginar lo que estaba pasando. Gaze recuerda que
"no había absolutamente nada que nos hiciera sospechar lo que había hecho". Y se lo explica así:
"creo que se hizo una cortina de humo. Odio caer en clichés, pero cuando ves el perfil de un pedófilo, él no podía estar más lejos. Siempre estaba rodeado de mujeres, así que sencillamente parecía imposible". Lewis tampoco se lo creía:
"intenté leer la sentencia. No pude ni terminarla. Pensar que alguien con quien he crecido, de quien he sido amigo toda mi vida, cuya madre conozco, en lo cercanas que eran nuestra familias, solo imaginármelo... Me parecía increíble que fuera capaz de hacer esas cosas".
La situación parece haber llevado al fin de una longeva amistad.
"Lo he estado pensando mucho y no, no tengo ningún interés en hablar con él nunca más", sentencia Mike.
"Me siento increíblemente mal por su madre y su familia y el estigma que ahora tienen que padecer por lo que él ha hecho y el dolor que sus acciones han causado a mucha gente. Pero no tengo interés en preguntarle sobre ello. Nunca". Lee Gaze sí le visitó, aunque eso sí antes de la sentencia:
"Me preocupé por cómo estaba, sabiendo que es una personalidad débil. Es un cobarde, no es de ninguna manera un tío duro. En la cárcel, donde va a ser el tío del grupo de rock con esos cargos... estaba preocupado. Pero llegué a un punto en el que el resentimiento real se estableció".
Imagen: Helen Tipper (BBC)