PELÍCULAS

A falta de que en Diciembre se estrene en USA, Lo imposible puede ser perfectamente la película española más importante de los últimos diez años. No solo por el impacto social y su increíble recaudación en su primer fin de semana (8,6 millones), sino por los “escasos” medios con los que se ha hecho este film. Por que cuando salgáis de la sala de cine recordad que todo este espectáculo solo ha costado 30 millones (The Dark Knight Rises 250, por ejemplo).

Ahora bien, ¿Hay una buena pelicula que acompañe estos números? indudablemente sí. Podemos tachar Lo imposible de muchas cosas (yo mismo lo haré) pero no podemos negar que el impacto de la pelicula es impresionante, sobretodo para el espectador más casual, familiar y esporádico. Y estas cosas solo se consiguen con talento y esfuerzo.

Desastres naturales en el cine los hemos visto a patadas, incluso con aliens entre medio, así que no se me ocurre mejor halago a Lo imposible que decir que su primer tercio es sorprendente, realista y espectacular, algo nunca visto. No es más grande, no contiene más explosiones, no ha comprado los efectos digitales más caros, no es la súper producción más “ súper” que se recuerda, pero lo que vemos en pantalla cautiva y estremece más que todo lo anterior hecho. La crudeza y la cercanía del acontecimiento creo que marcará un antes y un después (algo así como el inicio de Salvar al soldado Ryan). Para que os hagáis una idea, de lo más impactante del tsunami son los planos de debajo el agua, y es que aquí los planos baratos y los travellings imposibles no tienen cabida, Bayona sabe a lo que juega y no fastidia la inmersión del espectador en los momentos clave.

Con este panorama, la indiferencia es muy poco probable, pasado el primer tercio del film es difícil no haber entrado en la historía de lleno o incluso demasiado (yo ya he tenido noticia de 5 desmayos durante la proyección presenciando uno de ellos...), así que estaremos preparados para que después del tsunami veamos una dilatación del drama, pero cambiando el desastre natural por el desastre humano. 

No recuerdo una pelicula tan lacrimógena en años y sinceramente, hace años que no recuerdo haber visto una pelicula lacrimógena sin ser tramposa y tendenciosa. Lo imposible a veces lo es, como todo buen drama familiar, pero la manera de llegar a ese clímax dramático lo recorre por otros caminos. El guión de Sergio G. Sánchez es la clave de este asunto. Un libreto con claroscuros que convierte casi todos sus defectos en virtudes para que Bayona consiga ciertos objetivos. 

Para empezar, el guión de Lo imposible no es “cinematográfico”, suena tajante pero así es. No contiene giros inesperados, evolución de personajes e incluso su desarrollo es bastante anti-comercial (renuncia al montaje paralelo en la secuencia del tsunami y tardamos hasta 20 minutos en saber que les ha pasado a los otros protagonistas), se podría decir que Lo imposible es la narración en primera persona de un desastre adornado con algunas sub-tramas. Esas sub-tramas (la superación del miedo de Lucas, los dilemas de Henry...) encima nunca finalizan debidamente así que demasiadas veces tenemos la sensación de que la pelicula no desarrolla los capítulos, o que directamente no tiene  protagonistas con los que desarrollarlos. Cuando creemos que la película trata sobre María pasamos a Lucas, y cuando creemos que trata sobre Lucas pasamos a Henry... y claro, no se rompe ningún desarrollo por que no se inicia ninguno. Podría decirse que el guión esta planteado como un acontecimiento, como un gran tsunami que no necesita de historias humanas y terrenales para avanzar, pero si las necesita para dramatizar, más aún, las situaciones.

Dicho así parece que el guión sea simplemente una plasmación de una historia real, y no, estaríamos pasando por alto que al menos hay un uso del atrezzo importantísimo, incluso a veces a base golpes maestros (la pelota roja, la nota, el bañador...)

Me juego el cuello a que si Spielberg leyera este guión lo hubiese cambiado de arriba abajo, pero Bayona no, y salimos ganando todos. La pelicula estremece tanto (tantísimo) porque no se para en ningún momento a planificar el típico guión hollywoodiense. El suceso del que se basa es tan importante que no se le resta ninguna importancia. ¿Para que adornar el guión cuando el simple hecho de ver a María arropada por lugareñas es conmovedor?, ¿Para que profundizar en la personalidad de Henry cuando su llamada telefónica por si sola es capaz de petrificar al espectador? Es la ausencia de los típicos detalles cinematográficos lo que hace de Lo imposible algo tan clarividente, cercano y propenso al clímax dramático. Es algo así como una fusión de un reportaje de actualidad con una producción de cine. El experimento funciona, pero no dejo de tener la sensación de que he asistido a un especie de experimento audiovisual lacrimógeno y no a una buena pelicula con cara y ojos. 

De la dirección de Bayona es grande y acertada. La cámara en mano hacía tiempo que no sentaba tan bien y no molestaba nada, y como ya he dicho anteriormente, la elección del campo de visión, como muestra el espacio siempre correctamente y como consigue que nos quedemos siempre al lado de los protagonistas merece un buen aplauso. Pasaré por alto entre otras cosas los típicos guiños melodramáticos (Cortar a un plano sublime y subir la música) o los tics “Iñarritu”, como yo los llamo (bajar el sonido ambiente e ir introduciendo un pitido agudo).

Óscar Faura y su fotografía se merecen unas buenas palabras, creo que está cantado que va a estar nominado a la mayoría de los grandes premios. Es difícil elegir donde lo ha hecho mejor este hombre, quizás ese tono crepuscular en el capitulo de Henry es el que se nos quedará grabado a todos en la retina. 

Para acabar (aunque me dejo en el tintero hablar del maquillaje, la música y los efectos especiales) hay que recordar lo mucho que han aportado al conjunto Watts, McGregor y el pequeño Tom Holland. No solo han salido crecidos de las muchas escenas complicadas que tenían, sino que le han dado una dimensión aún más dramática al conjunto, menuda elección de casting y menuda demostración de talento.