PELÍCULAS

Si hay que buscar un culpable de que el producto final haya sido tan insatisfactorio, parece que todos lo estamos encontrando en la figura de su guionista, Damon Lindelof. El responsable de uno de los más desastrosos desarrollos de una serie que yo haya visto, obviamente hablo de Perdidos, vuelve por sus fueros y cae en los mismo errores, errores que muchos considerarán aciertos en ambos casos.

El mayor problema que presentaba Perdidos, del que igualmente adolece Prometheus, es de una falta de sentido a prueba de la mente más erudita. Son excesivas las situaciones, referencias y acciones de personajes desprovistas de ningún tipo de lógica o explicación, demasiadas como para que el impresionante dispositivo visual que articula Ridley pueda llegar a salvar la película. Los intentos de Lindelof por dotar de religiosidad a la trama no hacen más que generar momentos sonrojantes, con escenas con una supuesta carga metafórica carente de sentido dentro de un conjunto igualmente absurdo.

Lo cierto es que su director pone todo de su parte, sobretodo en una escena inicial maravillosa, premonitoria de grandes cosas que nunca llegan a suceder y de una belleza y poderío visual fuera de lo común.

Ridley Scott y su elenco de actores lo hacen lo mejor que pueden con el guión con el que le ha tocado trabajar, aunque reconozco que me cansa la nueva y sobrevalorada Charlize Theron con sus unidimensional interpretación de mujer de armas tomar que se está acostumbrando a hacer.

Hay otros problemas de guión más allá del sinsentido absoluto. Soy de los que piensa que las películas hay que valorarlas por lo que son y no en relación a otras, ya sean secuelas, precuelas o parte de la filmografía de cualquiera de los que la hayan llevado a cabo, pero lo cierto es que si uno compara Prometheus con las entregas de la saga dirigidas por James Cameron y el propio Scott, lo cierto es que Prometheus cae por su propio peso. Aquí no queda nada de esas cintas de ciencia ficción claustrofóbica con un diseño de producción encaminado a reforzar sensaciones de agobio más allá del mero espectáculo visual, esto es más bien un diseño de producción esxhuberante que intenta disimular las vergüenzas de un guión lamentable.

Como fan absoluto de las dos primeras entregas de la saga tenía ciertas expectativas puestas en la película, muchas de las cuales se diluyeron una vez que se hubo anunciado quienes se iban a encargar del libreto, pero aun así consiguieron hacer algo bastante peor de lo esperado, lo cual no deja de tener su mérito. Sigue así Lindelof.