PELÍCULAS

por el 03 de Enero de 2014
¿Habéis notado esa sensación después de ver La desolación de Smaug? Ya sabéis, como un sentimiento de culpabilidad. No os cortéis, tomároslo como una terapia en grupo. Empezad con algo así: "Hola, soy fan de Tolkien y de la trilogía de Peter Jackson y sí, lo he pasado bastante bien viendo la película."
 
Dirección: Peter Jackson
Guión: Philippa Boyens, Peter Jackson, Fran Walsh, Guillermo del Toro (Novela: J.R.R. Tolkien)
Reparto: Martin Freeman, Ian Mckellen, Richard Armitage, Luke Evans, Ken Stott, Evangeline Lilly, Orlando Bloom, Lee Pace, Stephen Fry, Benedict Cumberbatch

Nota: 70

Lo primero es aceptar que tenemos un problema, una contradicción. Eso es fácil por que La desolación de Smaug es mejor película que  Un viaje Inesperado. Pero claro, esa extraña sensación... esa sensación de que por mejor película que sea hay algo que puede contigo. Y es que es tan grave que tardas muy poco en darte cuenta: Peter Jackson ha profanado, descuartizado y lefado la obra de Tolkien ¡Y también la suya propia!
 
Hace un año la ligera decepción de Un viaje inesperado solo me inspiraba palabras reconciliadoras, justificaciones y matices en sus errores. Con La desolación de Smaug (aún pareciéndome mejor película, repito) solo me dan ganas de masacrar a insultos a Peter Jackson. Es que la jodida película lo tenía todo de cara, le tocaba la mejor parte de un libro maravilloso y con todo el trabajo sucio ya estrenado un año antes. Pero nada, Peter Jackson y sobretodo su equipo de guionistas no han estado a la altura. 
 
Quizás lo más justo para empezar a rajar sobre La Desolación de Smaug es echar la vista atrás y ver donde fallaba Un viaje Inesperado. La conclusión (o alguna de ellas) es que todo parte de una mala adaptación del libro. No me estoy refiriendo a que es peor película por no ser fiel a la obra original, sino más bien lo es por no saber adaptar la estructura de un libro (un libro con una estructura muy loca) a tres películas. Nunca entendí del todo a la gente que se llevaba las manos a la cabeza al enterarse que El Hobbit sería una trilogía. El libro tiene menos páginas que El señor de los Anillos, pero la aventura tiene muchísima sustancia y si le sumamos los apéndices que escribió el propio Tolkien realmente había material para hacer tres películas cojonudas de dos horas. Lo que han hecho al final ya es otro cuento, un cuento terrorífico. Hay que recordar que la tercera película se anunció a escasos 6 meses de estrenar la primera. Ya os podéis imaginar el trabajo chapucero en la sala de montaje, se cargaron el proceso lógico de cualquier película re-escribiendo el guión a base de parches y secuencias filmadas a posterior. La paupérrima edición extendida de Un viaje Inesperado o el propio personaje de Bolgo (del que ya hablaré más adelante), son los ejemplos más claros de tal improvisación. Los no tan claros (pero igual de dolorosos) ya los expliqué hace un año en esta misma web. Hora y media presentando a personajes amenizado con secuencias totalmente fieles al libro pero sin peso en la trama, cortando aún más el ritmo. 
 
La Desolación de Smaug también peca de graves fallos en su estructura, pero parece burlarse de varios defectos de su predecesora, no hay ni 5 minutos sin nadie dándose un mamporro y los momentos contemplativos  o los regalos a los fans son casi inexistentes. El problema es que yo podía entender que la primera en parte fallase en beneficio de la trilogía, pero en esta segunda película no existe tal razón. Concesiones comerciales absurdas, invenciones que son un insulto al legado de Tolkien/Jackson y secuencias enteras planteadas en base a un guión muy poco trabajado. Y esto no se puede justificar por ningún lado. Ha faltado mucho amor, pasión y sobretodo talento. 
 
 
Entramos en territorio SPOILER
 
El prologo es sin duda el más insustancial de todos los hechos por P.Jackson.  Pero contrasta positivamente con el espíritu de la película. Empezamos en una taberna, en penumbra y cálida, como en toda buena partida de rol. De golpe saltamos a un "12 meses después" enlazando con nuestro querido saqueador, después viene un plano que es puro Tolkien. Una cordillera por la que rezuma niebla y una banda de orcos surcándola, las letras de "La Desolación de Smaug" se funden con el tema musical del dragón, cruel y amenazante. Una presentación bastante buena que promete un relato oscuro e intrigante. Tal promesa no se cumple. 
 
Se nota a una legua que este era el prólogo que no existía cuando El Hobbit solo eran dos películas. Para que os hagáis una idea, antes de anunciar que serían tres películas, Un viaje inesperado acababa con los enanos escapando victoriosos con los barriles ¡casi nada! El inicio de La Desolación de Smaug es un malabarismo de re-montaje. Allí está Beorn, uno  de esos personajes del libro con muy poco peso fruto de la escritura desenfadada de Tolkien, para colmo el tío no actúa con mucha coherencia. Eliminarlo no era un sacrilegio, como tampoco lo era eliminar a Tom Bombadil en La comunidad del Anillo. Pero nada, Peter Jackson nos lo endiña, al igual que los tres trolls en Un viaje Inesperado. Uno solo sirve para su futurible momentazo en la tercera pelicula, y los tres trolls... pues para nada, 15 minutos que se tiraron a la basura. Que la compañía de Thorin encontrara de otra forma las espadas Glamdring, Orcrist y Dardo (importantísimas en la trama y el imaginario de Tolkien) era lo mejor, los más fans se habrían quejado pero era un mal menor. Caray, es que Peter Jackson se permite inventar que el Rey Brujo de Angmar fue enterrado en Rudhaur pero no puede inventarse una secuencia buena, o una elipsis, que reemplace el encuentro con los trolls o con Beorn
 
Falta calidad en el guión. Le falta el mimo que sí impregnaba Tolkien a sus historias. Por ejemplo ¿Que narices pasa con las montañas nubladas? cruzarlas es un martirio, ya lo vimos en La Comunidad del anillo y en Un viaje inesperado. Pero allí están Gandalf y Radagast. Vaya machotes, los tíos van de Eriador a Rhovanion como si nada. Si hay un metro en Moria al menos que nos avisen. Azog el profanador pasa de la casa de Beorn a Dol Guldur en una misma noche, a lomos de su wargo supersónico supongo. 
 
Adaptar a Tolkien no es seguir al pie de la letra sus tramas. Consiste en captar su espíritu. Cuando uno lee a Tolkien tiene la sensación de leer una novela histórica, no solo una novela de espada y brujería. Sin lógica interna (algo que se cuidó mucho en El Señor de los Anillos) no hay adaptación buena posible. 
 
 
Y con este panorama la compañía de Thorin se adentra en el Bosque Negro. Tengo que reconocer que la travesía por el bosque es mi parte favorita del libro, me esperaba algo verdaderamente angustioso y enfermizo, pero no ha sido así. Una travesía de un día por un bosque con carteles gigantes en los que pone "Hola ¡Soy un decorado!". Al menos el tema de las arañas esta bien resuelto y escuchar lo que dicen cuando Bilbo se pone el anillo es un gran acierto. Pero otra vez la ilusión no dura ni cinco minutos, por que por allí aparece nuestro one men army. Con un plano rocambolesco Legolas se carga a 5 arañas en menos tiempo del que tarda un elfo en afeitarse. No satisfechos con tal flipada se nos brinda exactamente lo mismo a manos Tauriel. La elfa de marras. Ya está, cagada la hemos. 
 
Tauriel viene a ser la culminación del despropósito de Peter Jackson. Puedo entender que requiera una cuota femenina en pantalla, que necesite un personaje extra para perfilar la personalidad de Thranduil y Legolas o que sea una buena idea que haya al menos un elfo que simpatice con los enanos. Pero traducir eso en una aniquiladora de orcos, sanadora, hacedora de milagros y que encima se enamora de un enano... es un personaje de película infantil e inmadura. Para rizar el rizo Peter Jackson le da unas líneas de guión poéticas intentando encontrar el misticismo élfico de El Señor de los Anillos, que si "ando por debajo de las estrellas" y otras chorradas que ni el fan más fan de Tolkien (de esos que hablan élfico), sabrán justificarte. Sonrojante.
 
¿Alguien sabe que narices le pasa a Thranduil en la cara? No me refiero a esas tupidas cejas, sino a la cicatriz que muestra y oculta a su antojo. Por lo que se ve fue a dar caza a los dragones del norte (¿?), el mismo tío que alardea de no interesarse en nada de lo que ocurra fuera de su reino. Otra chorrada a añadir a la lista. Su conversación con Thorin es sosa y roza la incoherencia, al menos la que tiene con Tauriel hace honor al personaje. Si, por que presentarlo a base de fundidos entre planos no va a darle más solemnidad. 
 
Bardo en cambio corre mejor suerte. Un personaje bastante plano en el libro aquí cobra una dimensión más interesante. Balsero, contrabandista, agitador de masas, viudo y padre. Su presentación es correcta, su evolución precisa, sus temores coherentes y su pasado bien hilado, lo único que falla es que tiene una hija chupa cámara (vaya, la hija de Peter Jackson tenía que ser) y que le rodea una parte de la trama que literalmente va donde no tenía que ir. ¿Os acordáis que os dije que en un principio la segunda película empezaba con los enanos huyendo con los barriles? La trama de la ciudad del lago esta hecha para ir en la primera mitad de una película. No en la segunda mitad ni justo en medio. Otra muestra más del caos con la adaptación. Los inicios y los finales están muy mal planificados y a partir de allí todo se va al traste. Si nos explican por que encarcelan a Bardo tampoco estaría de más.
 
A todo esto ya toca hablar de los enanos, digo yo. Valientes, aventureros, tozudos y todo lo que quieras, pero después de superar mil y un peligros se plantan delante de la puerta, esta no se abre... ¡y hala! tiro la llave y me voy haciendo pucheros. Dios santo, un poco de imaginación, habían otras maneras de hacer que Bilbo abriera la puerta. Ah, lo de separarlos en dos grupos es una soberana estupidez para lucimiento de la peor decisión de todas, Tauriel y su romance con Kili. Un enano tratado con estrógenos (parece un montaraz chiquitito) al que se le tiene que curar la herida con la hoja de reyes. Otro alarde de nula  imaginación copiando lo que ya hemos visto en La Comunidad del Anillo. Y para imaginación la que me hace falta a mí para soportar ver orcos siendo silenciosos por los tejados como si fueran ninjas, a Legolas con su enésimo combo break matando a 50 bichos  (solo le faltan numeritos encima de la cabeza contando las muertes y una voz que diga ¡mo-mo-mo-mooonster Kill!) y su surrealista lucha con Bolgo en un callejón. Que en un momento dado Bolgo, armado con una porra, abrace por detrás a Legolas en un callejón oscuro debería ser carne de chistes en internet. A todo esto, nadie en la ciudad del lago se ha enterado de la escaramuza. 
 
 
Y por fin aparece, Smaug, la calamidad de la Tierra Media. Su diseño sorprende por clásico, y eso esta bien. Su actitud sorprende por estúpida, y esto ya no está tan bien. Su despertar me gusta, uno de los grandes momentos de la película. Aunque también he de decir que todo está bañado por una fotografía que no me convence en absoluto. Con suelos de oro brillando, techos oscuros, galerías en la profundidad iluminadas...  no me cuadra. Como tampoco me cuadra el personaje de Smaug poco después de su despertar. Aquí empiezan varias diferencias importantes con respecto al libro. Para introducirme en el dilema tengo que explicar que este capitulo en el libro consiste en una conversación entre el hobbit y el dragón muy precisa. Es un juego de palabras en el que Bilbo saca a relucir su virtud para la labia. Tolkien escribió  cada frase meticulosamente, una palabra errónea de Bilbo haría que el dragón supiera más de la cuenta, provocando su ira. Además Bilbo no se quitaba el anillo, por lo que no estaba su vida a merced de Smaug. Partiendo de aquí hacerle quitar el anillo a Bilbo en la película tiene unas consecuencias que has de arreglar en el guión. Has de reescribir toda la conversación para que Smaug no incinere al mediano de inmediato. Durante las primeras frases la cosa va por allí, pero hacia la mitad de la conversación todo se desmorona. Smaug, que lleva décadas dormitando sin salir de Erebor, deduce por arte de mágia que Thorin Escudo de Roble comanda al hobbit para recuperar la joya. A ver a ver... Smaug no debería saber que es Thorin. Bueno, podría pensar que es el abuelo de Thorin, Thrór, pero no sabe que murió a manos de Azog. Tampoco sabe que Thráin, su hijo, esta enloquecido y en paradero desconocido. Y en cualquier caso no sabría que es Thorin Escudo de Roble, un apodo que se ganó lejos de Erebor. Un maldito sinsentido. Lo que era una conversación intrigante y crucial pasa a ser una pantomima sin coherencia. Para olvidarnos rápido de este insulto a la historia aparecen los enanos para enfrentarse al dragón. Estos 15 minutos de lucha (que encima son los minutos finales) son una ida de pinza. Es algo así como el jefe final de una mazmorra de Zelda. Las fraguas, las "fuego llamas", la estatua, el baño de oro... todo es un cachondeo. Para rematarlo Smaug finaliza su conversación con el hobbit en su enésima deducción imposible y un "me enfado y no respiro", se marcha y a otra cosa mariposa. Este es el terror de la Tierra Media, el último dragón vivo. El dragón más famoso de la ficción contemporánea. En fin. Este es el fin, el final de La Desolación de Smaug, ni siquiera tiene un clímax. Nada. Un Cliffhanger de estos que están tan de moda, que saca a relucir otra vez que en un principio aquí no acababa la película. Bueno, hay que decir que Peter Jackson lo intenta, con uno de esos montajes paralelos suyos para crear tensión y épica. Pero claro, no es lo  mismo la batalla del Abismo de Helm y los Ents asaltando Isengard que los enanos montando un número de circo y Tauriel haciéndole ojitos a Kili
 
 
Lo más curioso de todo es que Gandalf tiene la mejor trama. Es bastante corta y es poco fiel a los libros de Tolkien, pero es la única historia de La Desolación de Smaug que me interesa de principio a fin. Su lucha de orbes a lo Dragon ball contra Sauron es de lo más reseñable, y es triste porque no deja de ser una muestra de que esta adaptación de El Hobbit tiene muy poco de El Señor de los Anillos, y casi nada de Tolkien. La magia de la trilogía inicial ha desaparecido casi por completo. Cuento los momentos con los dedos de una mano: Balin y Thorin entrando en Erebor y Gloin leyendo la inscripción de la puerta, los enanos observando la ciudad de Valle destruida,  Gandalf escalando hacia las tumbas de los Nazgul y la discusión entre Bardo y Thorin delante del gobernador. No encuentro más. Hasta Howard Shore ha desaparecido, su música excepto contadas excepciones pasa desapercibida. No consigue hacer memorable ninguna melodía y encima P.Jackson se lo pone difícil privándole de cualquier secuencia que pudiera ser mínimamente contemplativa. Todos nos imaginábamos a Bilbo paseando por Erebor con un gran tema de fondo... y ni esto, que es evidente, nos han regalado. 
 
Además, lo que es CINE, con mayúsculas, poco poquito. Encuadres mal hechos, exceso de información en pantalla, demasiada digitalización y una obsesión por el plano imposible muy cansina. Estoy harto de que cada plano tenga que ser una virguería técnica, me saca de la narración. Las peleas se contemplan mejor, los cortes entre planos no se pisan pero está todo hecho con una vagancia descomunal, esa vagancia que te da tener todo el dinero del mundo y toda la tecnología que desees. No hay ninguna secuencia planteada con ingenio ¿para que?  Peter Jackson hace flotar la cámara por todos lados como si hubiera ingravidez, el arte cinematográfico queda en manos de la pos-producción. Que lejos cae La Comunidad del Anillo y esa conversación entre Gandalf y Frodo en Bolsón Cerrado... hay más talento en esa secuencia que en las dos películas de El Hobbit juntas. Peter Jackson parece no haberse dado cuenta de qué hizo grande El Señor de los Anillos. Hablando solo de las escenas de acción se conseguía una cercanía que hacía valorar cada espadazo de Aragorn o cada flecha certera de Legolas, era y sigue siendo algo emocionante. Ahora en cambio la aniquilación circense de todo orco que se mueve le resta interés a toda la acción de la película, y por otra parte la digitalización de los orcos lo pone aún más difícil. El personaje de Azog no está mal tirado, ha de ser gigantesco e imponente. El que no tiene perdón es el de Bolgo. Bolgo es un orco que curiosamente ya sale en Un viaje Inesperado, su historia en estas películas es bastante curiosa y como ya he dicho antes es un reflejo de la improvisación,  pues en un inicio este era el orco protagonista, no Azog. Al principio su diseño consistía en un orco jefe que moría en la batalla de Azanulbizar (es más, en la película se ve como un Dwalin con cresta le da un hachazo), más tarde era revivido en Dol Guldur resultando ser un orco zombie bastante amenazante. Su aspecto no digital lo podéis encontrar por google fácilmente, incluso sale en el primer poster de Un viaje Inesperado antes de anunciarse la tercera película, bien grande para que se vea. Este orco carismático y aterrador se cambió por el  modelo digital genérico y aburrido que vemos en La Desolación de Smaug. Conserva su arma y su cráneo con placas de metal, pero poco más, ni las costillas visibles ni la barba asquerosa ensangrentada... todo fuera. 
 
 
La Desolación de Smaug tiene cosas buenas, por supuesto. Pero están más relacionadas con aciertos de casting, efectos especiales y dirección de arte que no con el guión y dirección. Bilbo es genial, una caracterización que nunca fallará por que es inquebrantable, lo mismo con Gandalf. Thorin sigue siendo mejor que en el libro y Balin se come cada una de sus escenas, mi personaje favorito sin ninguna duda. Pero no quiero profundizar en eso, Peter Jackson no se merece que le tire halagos, se ha ganado ser vapuleado. Y realmente el film no es tan malo como puede parecer por lo que he escrito, en realidad es una buena pelicula de aventuras, pero me da igual dar a entender lo contrario, que le den a Peter Jackson. El Hobbit no es una adaptación de Tolkien, ni la continuación de esas fantásticas películas de hace diez años, se ha de valorar como un Blockbuster, como un producto de mercadotecnia  con una guinda final en forma de canción salida de la BSO de Crepúsculo
 
Hace un año acabé mi reseña de Un viaje inesperado con la última frase de la película, "creo que ya hemos pasado lo peor". Después de ver La Desolación de Smaug me siento desolado, pues esa última frase de Bilbo no ha resultado ser cierta . Para 2014, con Partida y regreso, me espero muy poco. El interés en esta trilogía ha desaparecido y no paro de preguntarme si Peter Jackson y su equipo de guionistas les pasará lo que a mí, que la última frase de la película les ronde por la cabeza: "¿Que hemos hecho?" 
 
  


COMENTARIOS

3 Comentarios

  • #3
    USER_AVATARel 8 de Enero de 2014
    Jolocho
    A tus pies, Emperador. Eres muy grande, PUX.
  • #2
    USER_AVATARel 4 de Enero de 2014
    KOL
    Jajaja, enorme! pero después de tantos palos no le metas un 70 de nota ¡catéala! . Y en una cosa discrepo. La primera es mucho mejor xD
  • #1
    USER_AVATARel 3 de Enero de 2014
    Roenick
    Suscribo. Punto por punto.


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