PELÍCULAS

Recuerdo que cuando escuché hablar por primera vez acerca de esta precuela de El planeta de los simios, me pareció una idea interesante, realmente hay una historia que contar, pero estaba convencido de que iba a ser realmente mala, una más de esas películas que aprovechan el tirón de un clásico para hacer un producto ínfimo que arrase en taquilla en su primer fin de semana para posteriormente ser olvidada. Grave error por mi parte.

El origen del planeta de los simios no es una gran película, pero si que es una dignísima precuela, un blockbuster atípico que se centra mucho más en la historia e idea que pretende desarrollar que en aparatosas escenas de acción. Tampoco es que estemos ante la película más sesuda de la temporada, la historia suena a cien veces vista, pero por lo menos consigue desarrollar las peripecias de ese simio que emula a Espartaco sin hacernos caer en el aburrimiento.

Los efectos no son nada del otro mundo y, aunque el mono transmite más que alguno de los actores, se nota en exceso que está hecho de manera digital. Por otro lado la dirección me ha parecido de lo más acertada, sobretodo en las escenas de acción, alejadas de la grandilocuencia que se lleva hoy en día, el estilo Transformers parece imponerse, optando por la sencillez y logrando escenas de acción claras y efectivas.

Por otro lado hay que hacer mención al trasfondo de la historia, esa crítica a la investigación con animales y a la cada vez más extendida costumbre del ser humano a jugar a ser Dios. Al final los pecados se pagan y los animalejos se revelan, como no podía ser de otra manera.

La película acaba siendo un producto de entretenimiento muy aceptable, con una cierta crítica y con un final que hace presagiar futuras secuelas para la precuela. El director de la misma ya ha empezado a hablar acerca de por donde irán los tiros en las sucesivas cintas de esta nueva/vieja saga, y a los espectadores solamente nos queda rezar por que sigan la senda marcada por esta nueva película o por el original, sin caer en el error de tirar por los derroteros de la fallida cinta de Burton.