PELÍCULAS

Años 60, en la ciudad de Jackson, un lugar en el que las mujeres de color nacen para convertirse en las criadas de los blancos acomodados, mujeres que crían a los hijos de los adinerados para que cuando crezcan se conviertan en sus dueños, ya no hay esclavitud pero es algo parecido, una situación injusta que no parece ser cuestionada por nadie hasta que una joven de buena familia se revela contra el sistema preestablecido con la ayuda de varias de esas sirvientas.

Tantas y tantas películas siguen estos patrones que cuando lleva diez minutos ya nos la sabemos entera. Esquemática y tramposa, busca en todo momento la complicidad del espectador y la lágrima fácil a través de los recursos más manoseados por el cine melodramático americano de las dos últimas décadas, nada que ver con esos grandes productos del género de los cuarenta y cincuenta de los que aquí solo se echa mano de la larga duración y poco más.

Aun así hay que reconocerle un par de virtudes. En primer lugar unas interpretaciones que en su mayoría rayan a gran altura, destacando las de Octavia Spencer y Jessica Chastain, y en segundo lugar el lograr que con tan pocos mimbres una película de 137 minutos de duración no se haga eterna.