PELÍCULAS

El argumento es de lo más sencillo, un especialista de Hollywood en escenas de coches trabaja en su tiempo libre como freelance en atracos y demás actos delictivos, sacando a sus clientes de la zona del crimen sin ser atrapados por la policía. Un día conoce a una mujer, su vecina, se enamora de ella y cuando el marido de esta sale de la cárcel se mete en un buen lío al ayudarle a librarse unos tipos que le están extorsionando. Podría ser perfectamente el argumento de una nueva entrega de la saga de A todo gas, pero la manera en que Refn dirige la función hace que todo quede muy alejado del cine palomitero.

Una de las mayores virtudes de la película es el ritmo pausado, el desarrollo de la acción me recuerda mucho a la de dos de las últimas películas de Cronenberg, Una historia de violencia y Promesas del este, donde todo se desarrollaba en una calma tensa que reventaba esporádicamente a base de explosiones de cruda violencia que agitaban al espectador para sacarlo de su posible letargo y devolviéndole a la brutal realidad de la película.

La apuesta más arriesgada de la película se encuentra en la música, descaradamente ochentena y fuera de tono en todo momento, con lo cual consigue, de manera sorprendente, generar un mayor desasosiego en el espectador, acentuando las emociones generadas.

Modélica en su dirección e interpretaciones, Drive se revela como uno de los thrillers de los últimos años y abre puertas a Refn en los U.S.A., donde le auguro una interesante carrera.