CRÓNICA
NOS Primavera Sound
Sigur Rós, Air, Explosions in The Sky, PJ Harvey
09 de Junio de 2016
por Israel Higuera Parque da Cidade, Oporto
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Sigur Rós, Air, Explosions in The Sky, PJ Harvey
El hermano pequeño del barcelonés Primavera Sound volvió a satisfacer las necesidades de aquellos que prefieren una opción "low-cost" (por decir algo) del macrofestival que marca la tendencia desde un tiempo a esta parte. Un precio más asequible (la que siempre será la principal diferencia entre un festival portugués y uno español), un cartel comparable en calidad (a pesar de notables ausencias como Radiohead) y un recinto sencillamente perfecto para la ocasión hicieron del NOS Primavera Sound de Oporto una experiencia de lo más agradable.
Cuando uno llega al recinto de un festival y ve que está todo cubierto por una perfecta alfombra de césped natural y que los escenarios están todos en cuesta ya sabe que, como mínimo, la estancia va a ser cómoda. Por suerte el NOS Primavera Sound no solo se quedó en la comodidad. Además de poner a nuestra disposición un entorno perfecto para el disfrute de los conciertos que nos acompañarían durante los tres días, no faltaron servicios. Las colas para el baño, inexistentes; comida para todo el mundo, incluidas opciones vegetarianas, veganas y sin gluten a precios competitivos (siempre entendiendo que dentro del recinto de un festival nada es barato); bastante eficiencia en las barras de bebida...
Se suele decir que cuando uno no se acuerda de la organización de un festival es algo bueno, pero si además la organización consigue, como es el caso, que te acuerdes de ella por haber pensado en tus necesidades, ya podemos hablar de éxito. El único pero, los taxis para volver por la noche: un auténtico caos del que seguramente debemos responsabilizar más a la Câmara Municipal do Porto. ¿Y los conciertos, qué tal? Vamos al lío.
Jueves 9

De momento demuestran que siguen en buena forma pese a la pérdida de un componente, si bien es cierto que se echan en falta ciertas partes en algunos temas. También Jónsi estuvo a un nivel algo inferior que en otras ocasiones, lo que no fue óbice para que nos emocionara con sus falsettos. Recorrieron todos sus discos (excepto "Valtari") y nos regalaron momentazos como esa nota sostenida en "Festival", el bis con "Popplagið" y canciones clásicas de su repertorio como "Ný Batterí" o "Glósolí". Un concierto inolvidable, como nos tienen acostumbrados, y nada más llegar.

Viernes 10


Su concierto fue especial en muchos sentidos: una puesta en escena muy sencilla a base de humo, luces de colores, láser y una pantalla circular con leds fue suficiente para crear un ambiente hipnótico en el que la banda parecía sumergida dentro de su propia música. La electrónica de Sam Shepherd, artífice en solitario del proyecto, luce mucho más en directo arropada por unos cuantos músicos. Lo que allí sonó (y sonó muy bien, quizá el sonido más nítido de todo el fin de semana) nos transportó automáticamente a otras realidades, a universos paralelos que podíamos transitar. Un estado de trance perfectamente inducido, y sin necesidad de doparse (que os veo venir). Sencillamente alucinante.

Poco después asistimos al primer percance notorio (y único, creo) en todo el fin de semana: Kiasmos tuvieron que empezar su concierto tres veces a causa de dos problemas con el suministro de energía. Con resignación esperaron a que todo estuviera en su sitio para comenzar con su sesión de electrónica minimalista. No sé si es por no ser muy ducho en estas lides o porque no estaba yo con el mood adecuado, pero el caso es que su concierto me aburrió bastante. Y eso que tenía mis esperanzas puestas en Ólafur Arnalds, reconocido compositor de clásica contemporánea y uno de los integrantes del dúo.

Independientemente de todo esto el concierto, con sus extrañezas, fue lo que esperaba: una sesión de música inclasificable interpretada por virtuosos. A menudo apoyados en el ritmo de dos baterías desplegaban dinámicas de largo recorrido y composiciones que parecían hijas de la improvisación pero que encajaban como un puzzle. Magníficos, a pesar de todo.
Sábado 11

Tocaba ver a otra banda que, como los Dinosaur Jr. que tocaron el día anterior, perviven como símbolo de un estilo. Drive Like Jehu son un nombre capital en eso que llamamos post-hardcore, la banda a la que Omar Rodriguez-Lopez idolatraba cuando militaba en At the Drive-In. Allí demostraron por qué: su concierto fue enérgico, plagado de canciones que deconstruían el hardcore y resonaban como clásicos en el tímpano. Pero no había mucho tiempo si queríamos degustar el plato fuerte de la noche: Air.

Explosions in the Sky salieron a defender su música como auténticos guerreros: sin decorado y con las luces básicas del escenario. Con sus canciones les bastaba para construir un concierto intenso y prácticamente sin resquicios. La enésima demostración de que los que piensan que las bandas de post-rock son aburridas en directo deberían revisar sus creencias. Lo suyo fue pura intensidad de principio a fin sin dejar de lado los pequeños matices que hacen de su música algo único. Por algo son ellos los abanderados de toda una generación.

Damos un pequeño paseo por el escenario principal para ver un poco de Moderat antes de cerrar esta edición con Shellac. La triple fusión cual Goku y Vegeta de los productores Modeselektor y Apparat cumplió con creces ofreciendo una buena tanda de temas que conseguían mantener encendido al público ya a altas horas de la noche. Ayudó sin dudas un espectáculo de luces que también puede presumir de lo mejor del festival; en definitiva una gran experiencia audiovisual. No tan grato fue ver a la banda de Steve Albini, y es que un tema final interminable basado en dos acordes y los gritos del afamado productor ensombrecieron un concierto que venía desarrollándose bastante bien. Pero no hubo manera de sacarse de la cabeza esos dos acordes, que obligaron a gran parte del público a despedirse, ni en los días siguientes. Mal final para un fin de semana en el que el que no disfrutó fue porque no quiso.
Fotos: Hugo Sousa, Hugo Lima
COMENTARIOS
1 Comentarios
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Gran crónica y envidia enorme de lugar para hacer un festi. Que por cierto, algunos como Tortoise, PJ o Animal Collective (por no hablar de Shellac) repiten año sí año también....