metalcore / groove metal / progressive metal
 Chaos Before Gea

ENTREVISTA

Que no se extinga la llama por César Aguilar
22 de Mayo de 2018 2238 lecturas
Tres años después de la edición de “Khâron”, el quinteto costasoleño Chaos Before Gea pone fin a la trilogía en la que se embarcaron (sin saberlo) en 2013 con “Erebo”, su álbum de debut. “Chronos”, su flamante nuevo disco, supone un giro de timón hacia aguas más turbulentas que no puede calificarse de inesperado, máxime cuando la banda ha hecho de la evolución y el inconformismo sus señas de identidad más inquebrantables. Hablamos con Adrián López Castillo (guitarra), David Arroyo Sánchez (batería) y Hernán Jensen Christensen (guitarra) acerca del ‘hobby’ que llena sus vidas, de José María Tornay (su fiel productor) y los estudios Wave Nation de Ronda, de la adición de Mika Jussila al proceso, de lo difícil que es para ellos elegir un single, en definitiva, de todo lo que rodea a la gestación de un álbum que, además de un final, para ellos también debería significar un nuevo comienzo.

¿Cómo os sentís con “Chronos”? ¿Qué esperáis de este nuevo disco?

David: Pues como pasó con “Khâron”, las sensaciones del grupo con el producto terminado han sido nuevamente de superación. Tanto en conjunto como individualmente todos estamos más satisfechos que nunca con esta grabación. En cuanto a expectativas solemos ser bastante realistas y sinceramente la acogida de cada disco hasta ahora siempre nos ha sorprendido. El objetivo del grupo a día de hoy sigue siendo llegar a cuanta más gente mejor; creo que con repetir las experiencias anteriores estaríamos más que satisfechos. Así que todo lo que ocurra a partir de aquí será más que bien recibido.

Poco después de editar “Khâron” hubo un cambio de guitarrista. Se fue David Martín y entró Hernán Jensen, que fue bajista en una primera etapa de la formación y aportó material para “Erebo”. ¿Qué tal el cambio? ¿Cómo se ha re-acoplado a la formación? Tengo entendido que ha sido muy importante para la composición de este disco...

Adrián: La vuelta de Hernán ha sido de lo más natural, como la del hijo pródigo que regresa a casa. Como bien sabes, ambos somos miembros fundadores del proyecto, nuestra amistad se ha mantenido intacta durante todo este tiempo y siempre ha sido alguien muy cercano a la banda. Hernán es un músico excelente, un magnífico bajista y muy buen guitarrista. No obstante, su evolución con las seis cuerdas mientras estuvo fuera ha sido demencial, por lo que llegado el momento no tuvimos ninguna duda. Tenía ganas de volver y no le pusimos ningún pero.

No hay duda de que Hernán ha tenido un peso capital en la composición del disco. Desde que le conozco no ha parado de crear, siempre está con un trozo de madera colgando del hombro o sentado delante del PC escribiendo música, así que no se me caen los anillos al afirmar que la inmensa mayoría de guitarras del disco las ha escrito él. En cierto modo hemos vuelto al modus operandi de “Erebo”, a esas sesiones de cerveza y guitarra en mano delante del PC, tocando juntos y dándole forma a las canciones. Cosas como “The Void” o “Rebirth” se han gestado así. A pesar de todo, mi situación actual no me permite dedicarle demasiado tiempo al instrumento, así que Hernán ha tomado las riendas cuando ha hecho falta y ha sido capaz de parir cosas tan locas y geniales como “Spiritual Awakening” o “The Nine” por sí mismo.

Lo primero que salta al oído al escuchar este disco es que los teclados y orquestaciones han desaparecido. Es un trabajo más orientado a los riffs, las melodías no están tan en primer plano ni son tan preciosistas como las de “Khâron”. ¿Hay una cierta reacción a la producción de “Khâron” en “Chronos”?

Adrián: Cuando llegó la hora de presentar “Khâron” en directo nos propusimos llevarlo a los escenarios con la mayor fidelidad posible. Tuvimos la suerte de contar con Tornay como teclista invitado en algunas fechas, pero en la mayoría de casos tuvimos que recurrir a las secuencias de estudio, lo que obligaba a David a usar metrónomo y disparar las orquestaciones con el ordenador en cada tema. Llegado a cierto punto nos sentíamos realmente cansados, porque aquello era un engorro tremendo y chocaba diametralmente con nuestra manera de encarar los conciertos. En cierto sentido somos una banda muy rockera, muy físicos y directos sobre las tablas, plug and play. Pudimos comprobar que los temas sonaban de maravilla al desnudo, y que el público seguía reaccionando positivamente a pesar de la ausencia de todos esos arreglos. No es de extrañar, ya que así sonaron antes de nuestra llegada al estudio.

Se podría decir que no existe una reacción a la producción como tal, sino a la manera de enfocar las canciones. Nos detuvimos a echar un vistazo en el espejo y pudimos ver cómo somos realmente. Al final se trata de ser consecuentes con nuestra manera de componer e interpretar música.

Confieso que he necesitado más escuchas para sacarle el jugo a este disco y apreciar los detalles. Llega un punto en el que te das cuenta de que la esencia de la banda sigue ahí, la mezcla de estilos y esos tintes progresivos no se han perdido, simplemente han mutado. Sigue habiendo temas muy complejos, repletos de recovecos...

Adrián: La esencia sigue ahí porque nuestra visión de la música y nuestro modo de componer no ha cambiado, el núcleo de la banda se ha mantenido intacto y la vuelta de Hernán solo ha servido para reforzar el concepto. Es muy probable que el cambio o evolución que mencionas venga dado de todo el bagaje que ha traído el rubio en la mochila y nuestra afinidad por ciertas bandas o sonidos que compartimos como músicos y como fans. La influencia de bandas como Mastodon o Gojira siempre ha estado ahí y permanece, pero esta vez se hace aún más evidente nuestro gusto por proyectos como The Dillinger Escape Plan, Converge o Mutoid Man por un lado, y cosas más melódicas y/o alternativas como Deftones, Tool o Alice in Chains, por mencionar algunos. Siempre salvando las distancias por supuesto, y respetando todo lo que hace personal a esta banda de por sí.

La idea sigue siendo la misma: no hacer dos canciones iguales, que cada tema sea como un viaje, con subidas y bajadas, giros de volante y situaciones inesperadas. En definitiva, hacer lo que nos venga en gana, sin limitaciones ni patrones de corte.

De nuevo habéis contado con Tornay a los mandos. A estas alturas me cuesta imaginar un trabajo de Chaos Before Gea sin él, e incluso creo que puede atribuirse cierto porcentaje de mérito en el crecimiento de la banda. ¿Qué habéis aprendido de él en todos estos años?

David: No quisiera sonar demasiado adulador, pero, sinceramente, de Tornay se podría decir sin miedo que hemos aprendido a ser una banda como tal, que es algo muy diferente a tener un grupo con tus colegas y dar conciertos de vez en cuando, editar discos grabados en el cuarto de la plancha de tu madre y pensar que lo estás haciendo todo bien.

Cuando un grupo tiene la oportunidad de vivir el trabajo que se lleva a cabo en un estudio descubre que básicamente todo lo que sabía hasta entonces no era ni la punta del iceberg. En la era del duplicado musical genérico es un golpe de aire fresco poder hacer las cosas de la manera más fiel posible a como se hacían antes, intentando tener tu propio sonido/identidad, y aprendiendo a valorar sobre todo el olvidado y bastardizado concepto del tiempo de estudio. Cada toma cuenta, cada fallo no ensayado previamente ralentiza el proceso… Hay que cambiar la mentalidad por completo.

Adrián: Yo siempre me he considerado una persona paciente, pero lo de Tornay alcanza cotas insospechadas. Si algo he aprendido de él es que puedes sacar lo mejor de los demás si vas con una sonrisa por delante. Después de tres discos con Chaos Before Gea, y algún que otro proyecto paralelo también registrado en su estudio, no ha habido ni un solo día en el que Tornay no haya estado de absoluto buen rollo. Un ambiente distendido y cómodo es el mejor escenario posible a la hora de grabar un disco y ponerte al límite como intérprete.

¿Cómo habéis encarado la grabación esta vez? Imagino que Tornay os conoce tanto que ya no tenéis que darle ni indicaciones...

Adrián: No existen diferencias realmente notables en la manera de proceder respecto a los otros discos. Siempre pasamos por una pequeña fase de pre-producción, en la que Tornay se deja caer por el local de ensayo para tener un primer contacto con los temas y hacerse una idea de lo que tiene entre manos. En esta ocasión, no tardó en notar que los temas se desmarcaban de lo que habíamos hecho en “Khâron”, así que tuvo muy claro desde el principio cómo quería encarar la grabación del material y su posterior tratamiento. Aun así, hubo hueco para la improvisación, para probar cosas sobre la marcha, y tomar decisiones de última hora, como la masterización a cargo de un tercero.

David: Para nosotros subir a Ronda ya es de por sí algo gratificante, porque supone visitar a un buen amigo. Si a eso le añades que el motivo es grabar un disco con él pues imagínate. Siempre hemos dicho que es todo muy natural, y a pesar de que “Khâron” tuvo un parto complicado, con sus momentos intensos durante la grabación, nunca tuvo nada que ver con Tornay, por lo cual esa excitación se ha mantenido intacta.



“Erebo” (2013, Blood Fire Death). Las mejores cosas de la vida suelen suceder por sorpresa y, en mi caso, “Erebo” fue una de ellas. ¿Puede convertirse una banda que ensaya a diez kilómetros de tu casa en una de tus favoritas? En mi caso el sí iría en mayúsculas y subrayado. Bajo la etiqueta ‘Modern Metal’ (que en la práctica viene a ser un espacio donde se aglutinan el metalcore, el death metal, el thrash y el heavy metal de toda la vida con un enfoque bastante abierto), el quinteto logra en su debut un resultado personalísimo que alcanza su máxima brillantez en temas como “Erebo” (confieso que a día de hoy me sigue poniendo la carne de gallina), “Darkness’ Collapse”, “The Pieces Of Truth”, la infaltable en sus directos “Lobo” o la muy pegadiza “Inner Struggle”, excelentes piedras fundacionales que muestran la capacidad de la banda para renovar ideas preconcebidas con calidad, frescura e intuición. La intervención providencial (e impagable) de José María Tornay a los mandos hace de perfecta ligazón para que los mencionados ingredientes cuajen y adquieran el cuerpo necesario. Es cierto que después de “Erebo” vinieron mayores logros, pero en este caso recurrir a eso tan manido del “debut prometedor” es quedarse muy, muy corto.



La producción de “Chronos” es la más dinámica hasta la fecha, el mejor sonido grupal que habéis logrado hasta el momento. Os habéis centrado en sonar potentes y lo habéis logrado con creces...

David: Como mencioné brevemente antes, hay una gran diferencia entre el proceso de grabación de un grupo que llega con los temas bien rodados y preparados y uno marcado por la prisa y los deadlines. Por fortuna o por desgracia, es cierto que la grabación de este disco se pospuso como mínimo seis meses por otros menesteres de los que todavía no podemos dar detalles, pero no hay duda de que ese retraso ha favorecido a que los temas llegaran al estudio bien machacados. En el local ya sonaban compactos y contundentes, así que imagina un producto así en manos de Tornay...

Adrián: Cabe destacar que, a pesar de que hablamos de la vuelta de Hernán como una novedad, ya lleva tres años con nosotros, desde la salida de “Khâron” al mercado. Son muchos los ensayos que llevamos encima como conjunto, así que la máquina estaba perfectamente engrasada, y en el resultado final se nota.

Con la de horas que echó Tornay metiendo teclados y efectos en “Khâron” imagino que con este habrá resoplado tranquilo al declinar toda responsabilidad instrumental, ¿no?

David: Bueno, todo el tema de orquestaciones en los discos anteriores ha estado siempre inspirado y recomendado por el propio Tornay, y de nuevo en “Chronos” su ausencia viene recomendada por él mismo. Ahora que lo dices pensábamos que lo hacía por darle más protagonismo al conjunto y en especial a las guitarras, pero lo mismo lo hizo por trabajar menos... ¡Exijo una satisfacción! [Risas].

No quiero menospreciar a los demás, pero David vuelve a salirse a la batería. Hay muchos detalles de inteligencia y clase...

Hernán: ¿Por casualidad has visto el Studio Report con sus sesiones que hemos publicado en redes? ¡Ahí la inteligencia y la clase brillan por su ausencia! [Risas]. Ya hablando en serio, poco puedo añadir a estas alturas. Todo el mundo sabe que David es un engranaje básico en el funcionamiento de esta banda; tiene la capacidad de darle un giro a cualquier riff y convertir una idea a priori muy básica en oro puro.

Adrián: En esta ocasión, el tándem formado por David y Hernán ha dado de sí algunos de los momentos más memorables del disco. Han trabajado mano a mano, intercambiando muchas ideas tanto en el local como en casa haciendo uso de internet, y el resultado… ahí lo tenéis. Impresionante.

“Khâron” fue un álbum autóctono 100%. Todos los que de un modo u otro intervinieron eran de Málaga. Este también iba a serlo hasta que, in extremis, apareció en la ecuación Mika Jussila. ¿Cómo surgió la idea de que se encargara del máster? ¿Estáis contentos con el resultado?

David: Efectivamente el disco iba a volver a ser un producto 100% malaguita, pero al final cambió la cosa y nos volvimos un poco locos. Cuando ya teníamos una prueba de máster hecha por Tornay y estábamos todos la mar de contentos, a él se le ocurrió rizar el rizo y mandar un tema de prueba a Finnvox Studios. Incluso participó económicamente, pues tenía mucho interés por ver qué podía hacer el finés con su trabajo. Huelga decir que el resultado nos encantó, tanto que no dudamos en apretarnos el cinturón aún más para que masterizase el disco en su totalidad.

Adrián: Todavía andamos comiendo macarrones a diario [Risas].

Tengo entendido que Jussila felicitó a Tornay por el trabajo realizado, ¿no?

David: Sí, tras mandarle el primer tema de prueba que elegimos, al responder para mandarnos la canción incluyó un anexo al e-mail en el que felicitaba por un lado el trabajo del grupo en estudio, y, sobre todo, la calidad de la mezcla y lo fácil que le había resultado trabajar con el producto. El bombazo llegaba al final de ese mensaje con un “si esto  va a ser un disco de larga duración me encantaría formar parte de ello”. Tornay, como podrás imaginar, todavía está dando brincos de la emoción [Risas]. Es todo un referente profesional para él, pues es el responsable del sonido de algunos de sus discos favoritos.


El single adelanto es “The Void”, que ya habíais publicado en YouTube en un directo en la sala Trinchera con el título provisional de “Barbas”. Siempre tenéis dificultades para elegir adelantos porque, como en vuestros discos anteriores, no hay ningún tema completamente representativo del disco. ¿Por qué habéis optado por este en concreto? Tengo entendido que hasta el último momento pensabais sacar “Spiritual Awakening”, ¿no?

David: Pfffff.... Yo en este tema me abstengo, todavía me persiguen por las noches las otras siete canciones preguntando “¿Por qué?” [Risas]. Ha sido un tema controvertido porque no había manera de ponerse de acuerdo.

Adrián: Debo reconocer que yo fui el más escéptico y el que más peros puso a la hora de decantarnos por “Spiritual Awakening”. Me parece un tema excelente, que lo tiene absolutamente todo; el problema reside en que es una de las canciones más largas del álbum, un continuo in crescendo que arranca lento y tarda en explotar. En mi caso, no es que no tuviese fe en la canción: más bien no suelo tener mucha fe en los demás. En plena era digital, la del consumo rápido y el exceso de oferta, solo dispones de unos valiosos segundos para convencer al oyente antes de que pase a otra cosa y se olvide de ti. Por eso me parecía vital decantarnos por un tema que fuese al grano, y “The Void” al ser el tema inicial tenía muchas papeletas para ser la elegida. Quizás haya sido la opción más cómoda, ya que es un tema 100% Chaos Before Gea, la más continuista respecto a trabajos anteriores. Pero también me pareció atractiva la idea de usarlo como punto de partida, para luego sacar al oyente de su zona de confort y adentrarle en terrenos insospechados.

Sin ánimo de polemizar, yo hubiera preferido “Spiritual Awakening”. Toca muchos palos: ese inicio acústico, la parte brutal y el estribillo que aparece de modo sorpresivo... Me parece un temazo.

David: A decir verdad, esa fue la canción que Tornay decidió enviar a Finnvox para probar el master por todo lo que tú bien dices, y la que íbamos a utilizar como single desde el primer momento, pero al final llegamos a la conclusión de que era mejor enseñar “The Void” por lo que comentaba Adri. Probablemente sea la canción que mejor representa a la banda en este momento y hacia donde se dirige. Esperamos sinceramente que los oyentes sepan apreciar lo que hemos conseguido con estas canciones más locas y complejas.

“From the Cradle to the Grave”, “Conciousness, Conscience”, “Rebirth” o incluso el tema título también son temas soberbios, no le van mucho a la zaga. En el disco hay muchos singles para elegir…

David: La verdad es que este disco vuelve a tener ocho canciones para no romper esa norma no escrita que hemos cumplido con los anteriores, pero si nos pusiéramos a sumar todas las ideas que se barajaron podríamos tener como resultado un álbum doble [Risas]. Contando con el tiempo extra que nos tuvimos que tomar forzosamente el año pasado, hemos podido repasar una y otra vez hasta el infinito cada tema hasta dejarlos lo mejor posible, y creo que es algo que se nota en el conjunto. Nos encantan todas las canciones.

El principio acústico de “The Nine” sorprendente bastante. Hasta tiene cierto aire a Alice in Chains...

Hernán: ¡Calla, calla! ¡Eso es mucho decir! La verdad es que suelo obsesionarme con discos o canciones y tengo que escucharlas hasta que las aborrezco, como le pasará a la mayoría que disfrute de este hobby nuestro, supongo… Cuando compuse “The Nine”, la noche anterior vi un directo de Neurosis, y no podía dejar de darle vueltas a “Lost”, así que supongo que la idea viene de ahí.



“Khâron” (2015, Blood Fire Death). Para la reválida, la banda se propone echar el resto y a fe que lo consiguen. Grabado con más medios y tiempo de estudio del que dispusieron para “Erebo”, “Khâron” se beneficia de la alquimia de un Tornay que se involucró hasta las trancas en el proyecto, aderezándolo con un mar de orquestaciones y teclados que confieren al álbum un carácter muy distinguido. El tour de force es de órdago: el math de “The Voice”, las atmósferas de banda sonora de “Khâron”, el aire heavy-vikingo de “March Forth”, el melodeath con aires black del single “Red Lights” y, de entre todas, la joya de la corona, “In Death”, para el arriba firmante su mejor canción hasta la fecha, un torrente de ideas, épica y emoción que no deja de sorprender a lo largo de sus casi seis minutos de duración. Rebosante de información, excesivo, barroco y liviano a la vez, adictivo hasta rozar la patología, “Khâron” es la prueba de que se puede consolidar una voz personal e intransferible en el metal del siglo XXI sin recurrir a trvismos ni a experimentos con (o sin) gaseosa. Ocho temas sin un segundo de desperdicio que (a menos que cambien mucho las cosas) quedarán para la Historia como uno de los álbumes más infravalorados en lo que a metal nacional se refiere. Una verdadera genialidad.



Cuando grabasteis “Erebo” no teníais idea de que terminaría siendo una trilogía. ¿Cómo y cuándo surge la idea? ¿Os ha costado ir construyendo la historia paso a paso?

David: Pues la verdad es que hasta que Ismael (Pérez González, voz -ndr) no empezó con las letras para “Khâron” ni siquiera teníamos pensado que iba a ser una continuación de “Erebo”. Y para quién haya estado atento a las publicaciones que hay en nuestro blog sobre el argumento de los dos discos anteriores, verá que “Khâron” no terminaba precisamente dando pie a una tercera parte. Pero el concepto daba juego a la inclusión de muchas ideas en común y pensamientos que compartimos todos los miembros del grupo. Ha sido un proceso bastante natural; de hecho, cada vez vemos más improbable que seamos capaces de lanzar un disco convencional, sin ideas relacionadas entre sí.

Como ya ha dicho Adrián, una de vuestras máximas es no hacer dos canciones iguales. Y eso da lugar a que os seguís moviendo en busca de nuevas influencias. ¿Sentís que tenéis algún límite?

Hernán: La sordera crónica o la artrosis supongo [Risas].

David: ¿Es en ésta dónde empezamos a desglosar las afecciones mentales de cada miembro?

Adrián: ¡Parad ya hipoglúcidos, que nos está leyendo mucha gente! [Risas]. Supongo que no tenemos techo en el sentido de que no nos limitamos a consumir única y exclusivamente rock y metal. Por desgracia, este género es muy auto-referencial y se mira muchísimo el ombligo. Nosotros no podemos decir que hacemos música pop o electrónica, pero te podemos asegurar que escuchamos absolutamente de todo, y eso de un modo u otro enriquece tu manera de crear. Es como viajar y ver mundo, te abre la mente. Creo que el único disco que hemos disfrutado todos por igual últimamente ha sido el “New Flesh” de Priest, así que ya me dirás…

¿Dejaríais de editar música si no aportara nada respecto a los anteriores álbumes?

Hernán: Definitivamente sí.

David: A veces nos da la impresión de que gran parte del público piensa que nuestro estilo es una elección personal por ser más enrevesados o intentar salirnos del tiesto, pero verdaderamente lo que nos anima a seguir haciendo esto es lo gratificante que nos suele resultar el proceso de composición y lo natural que sale todo. Hasta las partes más extravagantes a veces salen en cinco minutos haciendo el tonto en el local, nada de fórmulas matemático-alquímicas [Risas]. Por lo cual, personalmente pienso que si ese proceso cambiase o se volviese rancio sería el momento de tomar una decisión: volver a innovar o pasar página.

Lo que parece claro es que vuestra madurez ha pasado por dejar el metalcore bastante fuera de la ecuación. En “Erebo” estaba más presente, bajó la dosis en “Khâron” y ahora yo diría que no queda casi nada. ¿Qué pensáis vosotros?

David: Como suponemos que le pasará a más de una y de dos bandas, la orientación musical de cada disco ha estado marcada por los grupos que más escuchábamos en cada momento (guardando siempre unos pilares básicos, como comentaba Adri). No es que seamos mucho de seguir las modas pero los entornos musicales siempre son inherentes a la música resultante, en mi opinión.

Adrián: Este año se cumplen diez años desde que el proyecto echó a rodar. Allá por 2008, Hernán y yo estábamos a tope con Killswitch Engage, Shadows Fall, Lamb of God o Hatebreed, y eso se reflejó en nuestras primeras composiciones. Muchas de esas canciones, tras múltiples lavados de cara, acabaron en nuestro disco de debut, por lo que es innegable que la semilla estaba ahí. Nunca nos hemos considerado una banda de metalcore estrictamente hablando, y creemos que es muy fácil y conformista colocarnos dicha etiqueta. Mastodon, Machine Head y un sinfín de bandas de heavy metal clásico también estuvieron ahí desde el principio, porque insisto, siempre hemos tenido las miras muy amplias. Con “Khâron” conseguimos quitarnos buena parte de ese estigma de encima, y creemos que con “Chronos” hemos rematado la faena. No obstante, no renegamos de nuestro pasado y seguimos disfrutando de muchos discos que para nosotros son muy importantes. Todo el mundo en esta banda venera el “A Snow Capped Romance” de 36 Crazyfists. No hacerlo es de mala persona.


Vuestro estilo sigue siendo fácilmente reconocible: composiciones intrincadas que a la vez resultan muy pegadizas, y, claro, está la voz de Ismael que es muy peculiar, inconfundible. Sé que es la pregunta del millón, pero ¿cómo se hace un tema de Chaos Before Gea? ¿De dónde parte la chispa y cómo le vais dando forma?

David: Lo más fascinante de este grupo para mí puede ser precisamente la ausencia de estrategia alguna a la hora de encarar un tema. A lo largo de nuestra trayectoria, la composición de cada disco (por no hablar de cada tema) ha sido totalmente distinta a la anterior. Y lo más sorprendente es la capacidad de todos de amoldarnos a la tesitura del momento.

Durante las conversaciones que he mantenido con Adrián después de sacar “Erebo” me ha dicho por activa y por pasiva que Chaos Before Gea no es un grupo técnico, que vuestras canciones no son tan difíciles de tocar. Con “Khâron” ya dudaba... ¿Pensáis lo mismo de “Chronos”?

Adrián: ¡ME RETRACTO POR COMPLETO! [Risas]. Lo cierto es que he sudado sangre hasta dominar algunas de las dichosas canciones, aunque insisto en que, en la mayoría de casos, lo que prevalece por encima de la técnica es la composición. Manejar los tiempos y los cambios es un trabajo laborioso, pero no hace falta ser un as del mástil para ello. No obstante, hay que reconocer que este disco es el más técnico y difícil de ejecutar hasta la fecha.

David: Lo mejor de todo esto para el ego de cada uno y como conjunto supongo que es poder escuchar los tres trabajos hasta la fecha y ver la evolución musical de cada miembro. Tener de vuelta en el grupo a alguien como Hernán sin duda ha propiciado que el resto se haya tenido que poner las pilas para estar a la altura del material que traía, por lo que si de “Erebo” a “Khâron” ya nos sorprendimos nosotros mismos esta vez ha sido casi inesperado el salto que apreciamos de uno a otro. Pero como siempre, la última opinión la tiene el oyente.

Para mí está claro que vuestro fuerte es la composición. “Erebo” fue sobre todo obra de Hernán y Adrián, pero en la actualidad Chaos Before Gea es un colectivo en el que todos aportáis ideas. ¿Era ese el objetivo?

David: Ha sido así desde el principio. Como bien dices, Adri y Hernán tuvieron mucho peso en “Erebo” por el simple hecho de ser los que echaron a rodar el proyecto. Aun así, había mucho trabajo por hacer y hubo margen para que todos aportáramos nuestro granito de arena. Por aquél entonces se dieron momentos realmente mágicos, como cuando compusimos “Inner Struggle”, una de las canciones más celebradas de nuestro debut. Bastó un ensayo para darle forma, aportando ideas todos juntos; aquel día, cuando apagamos los amplificadores, nos miramos con complicidad sabiendo que habíamos hecho algo realmente bueno. Estar en una frecuencia similar al resto de los componentes es algo que no todos los grupos pueden presumir. Todos aportamos por igual, y eso es lo que hace de esta banda algo especial.

Por otro lado, siendo cada uno de su padre y de su madre, será muy complicado lidiar entre vosotros para que salga algo coherente, ¿no? ¿Surgen muchas tensiones durante el proceso creativo?

Hernán: Suele haber tensiones, pero la verdad es que no por motivos musicales sino personales ya que fuera del local de ensayo seguimos siendo amigos; lo somos desde hace muchos años, y ya sabes, la confianza da asco [Risas]. Pero lo solucionamos bastante rápido.



“Chronos” (The Braves Records, 2018). Nuevo guitarrista en la banda y cierre de la trilogía con un nuevo triunfo. Hernán Jensen aporta su pasión por el math y el hardcore más extremista y el resultado es un álbum bastante más contundente y arisco que su predecesor, una especie de reverso realista, rocoso y de madurez de “Khâron” en el que, aunque no faltan momentos de sosiego, los riffs son los principales protagonistas. Dentro de la relativa homogeneidad del conjunto podríamos destacar la trepidante “Rebirth”, una completísima “Spiritual Awakening”, el gojiriano tema-título, el tremendo riff de “Consciousness, Conscience” y momentos más orientados a lo progresivo como “The Nine”. Cinco años, veinticuatro temas y ciento veinte minutos de música después de descubrir “Erebo”, a servidor le queda la sensación de haber asistido a un pequeño milagro. Desde la humildad, sin casarse con nadie ni apuntarse a modas o escenas pujantes para intentar sacar una tajada indigna, Chaos Before Gea han rematado con nota una tarea que a priori parecía complicada. Su próximo paso es aún una incógnita, pero, parafraseando a un ilustre forero de la casa, mientras no me roben estos tres discos pueden hacer lo que les plazca. Y, por descontado, para el siguiente pueden contar con mi cheque en blanco.



Vuestros dos álbumes anteriores recibieron muy buenas críticas e incluso aparecieron en tops de lo mejor del año. Habéis tocado bastante en Málaga, hicisteis alguna mini gira por el norte y trabasteis una buena amistad con bandas como los tristemente desaparecidos Rhesus y Blaze Out. Eso supongo que eso es una de las mejores cosas de estar en una banda, ¿no?

David: A mí personalmente es lo que más me gusta del grupo, haber compartido escenario con grupos como los que comentas o el simple hecho de haber estado prácticamente en toda la península repartiendo cera y recibiendo muy buena respuesta por parte del público y demás grupos. Sin duda son los momentos que hacen que todos los demás procesos valgan la pena. Rhesus y Blaze Out siempre tendrán un lugar privilegiado en nuestro corazoncito metálico.

Llegar al tercer disco hoy en día, con este panorama, es complicado. ¿Os sentís ya unos veteranos? ¿Os queda alguna meta realista por conseguir?

Adrián: Todo lo contrario, somos una banda con mucho que vivir y que aprender todavía, hablar de veteranía sería reducirlo todo a una mera cuestión de tiempo. Creo que hemos aprovechado el tiempo dentro de nuestras posibilidades desde que nos lanzamos a la aventura en 2013 con la edición de “Erebo”, y tras un par de giras sabemos bien lo que supone torear en más de una plaza. Hemos tenido la oportunidad de abrir para bandas grandes y conocer de primera mano cómo funciona la cosa a gran escala… Más allá de eso, nos queda mucho por hacer. Quizás la meta más realista a corto plazo sea seguir haciendo crecer nuestro nombre entre los aficionados a esto de la copla, y quizás llamar la atención de algún festival de renombre, probar nuestra valía en una gran arena. En definitiva, nos queda TODO por hacer.

A pesar de ese aprecio de la crítica al que he aludido, seguís siendo una banda bastante desconocida para el público. ¿Os sentís ninguneados? ¿Se puede hacer escena en un país cuyo público suele tratar con condescendencia (o directamente desdén) a los grupos de aquí o es una utopía?

Adrián: Tocar en una banda de metal y sacarla adelante en este país es complicado. Tocar en una banda de metal en Andalucía es aún más complicado. Tocar en Chaos Before Gea ya es el colmo de la dificultad [Risas]. Nuestro empeño en complicar las cosas no suele ayudar demasiado a que la gente se acerque a nuestra propuesta, debemos reconocer que se lo ponemos difícil al oyente y le exigimos que escuche nuestra música de manera activa, por decirlo de algún modo. Si a eso le sumas todo el tema artístico y conceptual que gira en torno a nuestros discos, digamos que tenemos el repelente perfecto para los aficionados que prefieren a bandas muy concretas con estilos muy definidos. Quiero dejar claro que no digo esto en un tono condescendiente ni acusando a nadie de nada, simplemente somos conscientes de que somos nosotros los que nos ponemos palos en las ruedas de la bici, y disfrutamos de manera casi masoquista de besar la lona.

A pesar de todo, contamos con nuestra pequeña legión de seguidores, por no decir amigos, que van a tope con nosotros, y tenemos la inmensa suerte de tener el beneplácito de muchos medios modestos, que son los que realmente trabajan duro por esto del metal y mantienen viva la llama. Así que, sí, quizás seamos una banda marginada, pero jamás se nos ocurriría traicionarnos a nosotros mismo por un puñado de likes.

Por cierto, y para finalizar, ya que sé que algunos de vosotros sois grandes aficionados, si alguien sacara un videojuego basándose en “Erebo”, “Khâron” y “Chronos” ¿cómo os gustaría que fuera?

Adrián: Ay los videojuegos… ¡La razón por la que no soy mejor guitarrista! [Risas]. David y yo somos grandes fans de la saga Zelda, así que, aun a riesgo de no parecer muy originales, creemos que no existe un ejemplo mejor si hablamos de vivir aventura épica. Un mundo fantástico que recorrer, enigmas que resolver… Hasta ahora nunca habría mencionado a God of War a pesar de su temática mitológica, pero debo decir que la última entrega de la saga de Santa Monica es una auténtica pasada, la sorpresa de este año, y otro ejemplo perfecto de cómo vivir un viaje alucinante a través de un videojuego.


Fotos: Raúl Muñoz

Chaos Before Gea:
Ismael Pérez González: voz
Adrián López Castillo: guitarras, coros
Hernán Jensen Christensen: guitarras
Damián Schmitt: bajo
David Arroyo Sánchez: batería, coros
  


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