CRÓNICA
Hatebreed
Hatebreed, Black Bomb.A, Drop
10 de Junio de 2017
por Jorge Azcona Sala Jimmy Jazz, Vitoria
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Hatebreed, Black Bomb.A, Drop
Puede que ver a Hatebreed en nuestro país no haya sido especialmente complicado en los últimos años, sin embargo pocas bandas de la escena actual han sido capaces de mantener una base de fans tan fiel como los de Connecticut a lo largo de toda su carrera. Y es que si existe algún grupo que haya logrado llevar un género como el hardcore a las masas este ha sido sin duda Hatebreed.

De lo que sí pudimos dar buena cuenta fue del show de los franceses Black Bomb.A, que pese a venir del país vecino pensaba nunca iba a ver por aquí. Injustamente englobados dentro de ese cajón desastre que hoy en día llamamos metalcore, es precisamente la mezcla de tantos estilos lo que les hace no encajar en ninguno y ser encasillados por la vía más rápida. Hardcore moderno, crossover 90´s y algún que otro rapeo son otros ingredientes de una fórmula que también sorprende por una combinación de voces bastante peculiar. Mientras que Arno tira de graves de una manera bastante natural, no se me ocurre otra banda en la escena con el histriónico y agudo registro de Poun. Su propuesta podrá gustar más o menos, lo que nadie será capaz de discutir son las ganas que le ponen en el escenario. Ni cuando los focos se esfumaron y dejaron a la banda a oscuras durante unos minutos cesó la música y las arengas al público. Un público del que se podían distinguir muchos compatriotas, por cierto.
Y precisamente llegados de la edición parisina del Download, Hatebreed se limitaron a hacer lo que acostumbran últimamente. Un par de pinceladas de su último trabajo fueron excusa suficiente para descargar un set que, pese a lo breve y previsible, resume la discografía y casi todas las etapas de la banda. Da igual que temas como “Live For This” o “Defeatist” estén trillados, o que Jasta clave sus movimientos y comentarios en cada actuación, esto es lo que la gente espera de ellos y en donde no tienen rival.
Los molinillos y circle pits también estuvieron, como no, presentes en una noche en la que literalmente costaba respirar. Y si no, que se lo pregunten al batería Matt Byrne. Desconozco si tenía algún tipo de problema, pero me temo que esos 30 grados de fuera y el casi lleno que rozaba la sala tuvieron algo que ver. Para otros sin embargo, esto hizo de himnos como “Honor Never Dies” (a pesar del punteo tan bajito) o “Destroy Everything” algo mucho más épico si cabe. Si con 60 minutos de actuación pocos son los que se quejan será por algo, y es que estoy seguro que la próxima vez nos veremos todos las caras de nuevo.
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