CRÓNICA

Los incombustibles australianos Parkway Drive nos visitaron el pasado 12 de junio de 2013 en una única fecha organizada por el equipo del Resurrection Fest, festival que tendrá lugar, como cada año, el 1, 2 y 3 de agosto en Viveiro (Lugo). Junto a ellos, los grupos locales Hyde Abbey y Oblivion se encargaron de calentar el ambiente a base de buen deathcore.

El evento se planteó como una presentación del ya archiconocido festival. Desde hace algunos años la organización del “Resu” organiza fiestas y concursos de bandas para seguir dando a conocer este evento veraniego, consiguiendo que cada año se desplace más y más gente al norte de Galicia. En esta ocasión han contado con un invitado de lujo. Coincidiendo con su gira europea de presentación de su último trabajo, “Atlas”, Parkway Drive aterrizaban en la sala Razzmatazz de Barcelona una tarde de miércoles, casi al mismo tiempo que lo hacía el calor y el buen tiempo en la ciudad, ¿Será que esos amantes del surf y la playa lo llevan siempre puesto allá donde van?

Que el show empezase tan temprano causó que el que escribe no pudiese presenciar el descorche de la velada por parte de Oblivion. Así que empezaré diréctamente por Hyde Abbey. Los de Mataró son una banda tan divertida como extrema, cuya última referencia “Ooparts” lanzada en abril de este mismo año nos ha dejado a todos con la boca abierta. Deathcore técnico y variado, propulsado por dos voces nos dejaron un show potente y enérgico. Si todavía no los conocéis, os animo a que os paséis por su Bandcamp a escuchar el disco completo, producido por Edgar Beltri (The Eyes) y masterizado por Yves Roussel. Espero que os sorprenda tanto como me ha sorprendido a mi, muy en la onda de Suicide Silence, Whitechapel o Carnifex. Mucho curro hay detrás de esta banda, y eso se nota, tanto en su última referencia como en sus directos.

Parkway Drive tardaron muy poco en salir al escenario y ponernos en situación con “Sparks”. Es evidente el cariño que la gente les tiene y cómo han influído en esta generación de fans del hardcore y del metal (ya han cumplido 15 años como banda). Su trabajo, su constancia y su sinceridad los convierte en casi un grupo de culto dentro de este circuíto. Por eso, cuando sonó “Old Ghost/ New Regrets” la gente ya estaba totalmente enchufada. Cierto es que el sonido de la sala no acompañaba demasiado y hasta el cuarto o quinto tema no se terminó de perfilar. Estoy convencido de que esa noche, el sonido no lo era lo más importante. El público se conocía todas sus canciones y, como era de esperar, el pit estalló y no paró hasta el último riff del espectáculo. Los australianos venía a hacer lo suyo, y los que los seguimos sabemos que se esfuerzan en sus conciertos. Tienen tablas de sobra para dar un show más que correcto, hacer que la gente sude y así montar una buena fiesta. La sala estaba ahora a un 90% de su capacidad y los botes llegaban hasta las últimas filas. Es inevitable, su propuesta te enciende, y cuando sueltan temas insignia como “Karma” o “Sleepwalker” (que no tardaron en llegar) es el público el que los coréa a pleno rendimiento.

Los cortes de su último disco, “Atlas”, funcionaron estupendamente. “Dark Days”, “Wild Eyes”, “The Slow Surrender”... el empuje no paró. De hecho, ni ellos mismos se relajaron ofreciéndonos un set que llegó casi a la hora y media. Ni un ápice de pérdida de fuelle. Quizás no conectaron con el público demasiado, pero como digo, es una banda que no necesita artificios disfrazados de buen rollo para seguir siendo creíbles. Winston McCall y compañía alcanzaron el punto álgido con temas clásicos del disco que los lanzó, “Horizons”, como “Idols and Anchors”, y la omnipresente “Carrion”, que por cierto, puso el broche de oro que todos estábamos esperando.  Salimos de allí con ganas de más, pero con la sonrisa puesta y con un pensamiento unánime: “¡Que grandes son Parkway Drive!”.


Fotos: Fernando Alcázar (@unicerebral)