hardcore punk / metalcore / post-hardcore / experimental rock
 Refused

CRÓNICA

Gasteiz Calling IV
Refused, Suicidal Tendencies, Propagandhi, NoFX
09 de Noviembre de 2018 por Jorge Azcona Iradier Arena, Vitoria-Gasteiz 1724 lecturas

Como viene siendo tradición, el recinto multiusos Iradier Arena convirtió a Vitoria-Gasteiz en la meca del punk y el hardcore durante un largo fin de semana. Un festival ya consolidado que esta vez contó con propuestas tan diversas como las de Refused, Suicidal Tendencies, Propagandhi o NOFX y que hicieron de esta la edición más multitudinaria.


Viernes, 9 de noviembre
Con un par de minutos de adelanto sobre el horario estipulado saltarían Rat-Zinger al escenario del Iradier Arena para inaugurar esta cuarta edición y presentar algunos de los temas de su último trabajo, "Santa calavera", así como algún recuerdo de discos como "Rock´n´ Roll para hijos de perra" con "No habrá piedad para nadie". Si el punk´n´roll macarra debía estar hoy representado, no se me ocurre banda que encaje mejor en este sonido que la de Bilbao.

Giro de 360 grados para presentar a XXL, banda de Mungia (no confundir con los nü-metaleros madrileños) que tras dos décadas volvían a la palestra con nuevo disco bajo el brazo, "Borderline". Su sonido no esconde secretos, se trata de un trío que bebe directamente de los 90 con un skate-punk de manual. Es más, deberíamos sentirnos orgullosos de que aún existan propuestas de este tipo. ¿Qué mejor escenario que el del Gasteiz Calling para un regreso como este?

Con Not On Tour tendríamos la primera presencia femenina y a una de las bandas más exóticas del cartel. Los israelitas no desaprovecharon sus cuarenta minutos descargando "Bad Habits" casi al completo (con momentos álgidos como el de "Gut Feeling") y algún tema más que no quisieron dejar en el tintero. Y es que ya lo dijo Sima, lo suyo es el punk-rock rápido. Tan rápido que "en 20 minutos nos cascamos el disco entero". El sonido no estuvo de su lado, pero lo compensaron con buen rollo y esa cercanía que solo desprende una banda pequeña con ganas de comerse el mundo.

La vuelta de Nations On Fire era otro de los atractivos del cartel de esta edición para el sector más underground. Con el recientemente reeditado "Enciende la mecha" y en su primera vez en España, los belgas desplegaron su particular visión del hardcore noventero en un concierto cercano (con baño de masas incluido) y lleno de discursos anti-sistema y en contra del capital, aunque reivindicar a Fermín Muguruza con su "Sarri Sarri" no gustó a todos por igual.

Para hablar de GBH hay que reconocer el esfuerzo de la organización por encontrar una banda de similares características a las de The Exploited. Los ingleses trajeron la decadencia de su Birmingham natal y ocuparon su lugar de manera digna, y aunque tenían entre manos un "Momentum" bastante reciente, fueron los clásicos de "City Baby Attacked By Rats" los que más pesaron. A pesar de que muchos nos quedamos con ganas de ver a los escoceses (ya son dos cancelaciones en apenas cuatro años para los de la zona), nos consta que en cuanto la patata de Wattie lo permita estarán en Vitoria.

Los problemas de sonido hicieron temer por la actuación de Dag Nasty, teniendo incluso que parar nada más comenzar, pero la banda de Brian Baker (Bad Religion, Minor Threat, Junkyard) y completada con su formación original en su primera vez en España (Shawn Brown, Roger Marbury y Colin Sears) se repuso rápidamente a base de clásicos que siguen sonando igual de vigentes. "Can I Say" puede tener más de treinta años, pero el punk-rock y el hardcore melódico sigue debiendo mucho a temas como "What Now?" o "Values Here".

Cockney Rejects, o lo que es lo mismo, historia viva de lo que hoy conocemos como street punk (rock), fueron los únicos representante de la jornada de este tipo de sonidos (el sábado el cupo sería mayor), y respondieron perfectamente a las expectativas que genera un grupo tan influyente. Los fieles seguidores del West Ham ofrecieron un concierto lleno de himnos taberneros y de clase obrera a lo "Bad Man" y "Oi! Oi! Oi!" que el público coreó sin cesar.

Los que se llevaron la palma con el sonido fueron sin duda Refused, con un "Servants Of Death" inicial donde apenas se distinguían las guitarras en la pista y que incluso costaba reconocer si no fuera por la voz de Dennis Lyxzén. Poco a poco, y de la mano de temazos como "Rather Be Dead", "The Deadly Rhythm" o "Summerholiday Vs. Punkroutine" el sonido fue poniéndose en su sitio, aunque en ningún momento se llegó a alcanzar la calidad óptima que exige su propuesta. Todo esto provocó que salvo en "New Noise", himno atemporal en el que toda la plaza vibró, conectaran más con los incondicionales. A pesar de todo, Refused Are Fucking Alive.

Que Soziedad Alkohólika, en su intacto buen estado de forma en directo y jugando en casa, iban a ser uno de los triunfadores de la jornada estaba claro desde el momento en que fueron confirmados. Con un sonido mucho más potente y nítido que el de los suecos (al menos en su inicio) y una producción digna de cabeza de cartel los gasteiztarras arrancarían con “Alienado” y "Causas podridas" de su último trabajo "Sistema Antisocial", para ir retrocediendo en su discografía de la mano de "Dirección Propia" o "Política del miedo" y llegar pronto a una época que apenas abandonarían hasta el final del show. Así, no faltaron clásicos como "Ratas", "Cuando nada vale nada" "S.H.A.K.T.A.L.E" (dedicada a Pablo Casado esta vez), "Pauso Bat" o "Cienzia asesina", e incluso dieron el gustazo (sobre todo para aquellos que los ven a menudo) de recuperar ciertos temas que permanecían en el olvido desde hace unas cuantas giras como "Tiempos oscuros" y "Estado enfermo".

Las fuerzas empezaban a flaquear en un cambio que se hizo demasiado largo. Sin embargo, todo ello se olvida cuando son Suicidal Tendencies los que suben al escenario y es Mike Muir el que arenga a las masas. "You Can´t Bring Me Down" fue, como de costumbre, la que prendió la mecha a un concierto frenético y en una ciudad siempre rendida a los de Venice. No en vano, solo hace año y medio que reventaron (y agotaron) la sala Jimmy Jazz. A esta le siguieron otros muchos clásicos crossover como "Freedumb", "War Inside My Head" o el himno "Possessed To Skate" (en honor a los muchos patineteros que se dieron cita, cómo no), perfectamente ejecutados. Y es que todo es más fácil cuando una bestia como Dave Lombardo se sienta tras los timbales. La fiesta, como no podía ser de otra manera, acabó con la típica invasión del escenario que nos mandó a algunos para casa y a otros muchos a seguirla por el casco viejo de la ciudad.


Sábado, 10 de noviembre
Adrenalized fueron los encargados de abrir la segunda jornada, algo más multitudinaria y de la que se beneficiaron congregando a un público más numeroso que en la apertura de puertas del día anterior. A pesar de ello no sería justo pasar por alto los méritos de una de las mejores bandas de hardcore melódico que tenemos por aquí y temas como "Tarkin Doctrine", "Last Man Standing" o "When The Screaming Began", todos ellos de un disco que tampoco me cansaré de recomendar, "Tales From The Last Generation". Y esto no es todo, acaban de anunciar que tendremos "Operation Exodus" pronto, muy pronto.

Lion's Law y Dead To Me, representantes de la nueva corriente punk Oi! francesa los primeros, y con un punk-rock mucho más amable los segundos, serían los siguientes en pasar por un Iradier Arena que mostraba un extraordinario aspecto a estas alturas de la tarde. Y es que uno de los encantos del festival siempre ha sido contar con todos los subgéneros y variantes que ofrece un estilo como el hardcore. Lo mismo sucede si hablamos en términos cronológicos, pasando de dos bandas relativamente nuevas a una como Bad Co. Project, coetánea pero nacida de las cenizas de Oxymoron y que regaló temas de ambas bandas como "Mission Mohawk" o "Dead End Generation".

Street Dogs dedicaron su divertido show al señor Donald Trump, y gracias a canciones buenrolleras como "Punk Rock & Roll" y a una amalgama de influencias que bebe desde Rancid hasta Social Distortion pasando por The Clash, convencieron incluso a los que pasaban por allí. La banda capitaneada por Mike McColgan (cantante original de Dropkick Murphys) se encuentra en un momento dulce y esto se nota en el escenario.

Por contra, la actuación de The Boys solo animó a un determinado sector del público. Quizá no era este el momento para temas como "I´m A Believer", con mucha historia pero poco ritmo en este tipo de festival, y tan solo "First Time" (recordado por muchos gracias a la adaptación de La Polla Records en "El Avestruz") caldeó algo el ambiente. Y no solo por la bengala que iluminó el Iradier Arena.

Con Segismundo Toxikómano pasó algo parecido a lo vivido en Soziedad Alkohólika el viernes. Al hecho de jugar como local (no faltó su reivindicación de Adurza, barrio colindante y que los vio nacer) hay que sumar los años que el cuarteto ha dejado su música en barbecho, y que ha provocado que los ahora rebautizados como Segis tuvieran una de las mejores acogidas del festival. Ellos devolvieron el gesto con una puesta en escena totalmente profesional, un sonido muy limpio y temas como "Apunta", "Contra el muro" y "Hoy como ayer" que fueron de lo más coreado de la jornada.

El tanto de confirmar a una banda como Propagandhi, difícil de encontrar en festivales patrocinados y que no pisaba nuestro país desde hace años, cobró fuerza en el instante en el que el cuarteto echó la máquina a rodar. Y es que no se me ocurre mejor símil para comparar la actuación de los canadienses, cargada de fuerza en los fragmentos más contundentes ("Comply/Resist", "Fuck The Border", "Failed States"), de destreza en los más progresivos ("Dear Coach´s Corner", "Note To Self"), y de técnica en los más elaborados a pesar de que el sonido no dejara percibir todos sus detalles como debiera. Tampoco faltó el momento de volver a sus raíces con un bailable "Anti-Manifesto". Creo que no me equivoco si digo que serán recibidos con los brazos abiertos en cuanto quieran volver.

Y de la faceta más sofisticada del género pasamos a la más cruda de la mano de los incombustibles Agnostic Front. A pesar de que la voz de Roger Miret no dé para mucho más (esto no es novedad), el resto de la banda se encargó de que la actuación de los neoyorkinos fuera de las más contundentes del festival, gracias a un sonido solvente y sobre todo mucha actitud. El stage diving empezaba a echar humo al ritmo de "For My Family", "Police State", "My Life My Way" o el ultra-coreado "Gotta Go", y a la postre no dejaría de hacerlo hasta que se despidieran con el típico y esperado "Blitzkrieg Bop" de los Ramones.

Cualquiera que haya visto a NOFX en directo sabe bien a qué atenerse. Lo de Fat Mike y los suyos no se debe a un trago de más ni a algo puntual, sino que forma parte de un show que han decidido llevar consigo cada noche. Lo tomas o lo dejas. Entre bromas de todo tipo (graciosa la de bajar un telón en condiciones y comprobar que el tamaño del nombre de la banda seguía siendo igual de minúsculo y rozando lo desacertado cuando "comparó" a unas chicas que subieron a la plataforma con las Spice Girls) cayeron temas de última hornada como "60%" (con la que abrieron), "Six Years On Dope" o "Idiots Are Taking Over" y clásicos en los que la gente fue perdonando a la banda por tanto cacareo como "Bob" y "The Brews". Suerte que en los bises se impuso la cordura y dejaron fluir "Linoleum", "Stickin´In My Eye" o "Kill All The White Man" del tirón. Lo de no tocar "Don´t Call Me White" es ya un misterio tan increíble como el hecho de que volaran cientos de vasos al escenario y ninguno rozara al regordete.

Lo cierto es que encontrar puntos positivos en esta edición fue bien sencillo, desde el detalle de poner los horarios en los vasos (¿en serio no se le había ocurrido a nadie hasta el año pasado?) hasta el nuevo sistema de pago mediante pulsera (rápido y sencillo), pasando por la calefacción que mantuvo el recinto a una temperatura perfecta. Sin embargo, no todo iban a ser palabras bonitas. La afluencia de esta edición hizo que se tuviera que limitar el aforo de la pista en determinados conciertos, provocando tapones y tener que hacer cola de nuevo por el simple hecho de ir al baño. El recinto no da para más, veremos qué ocurre si el festival tiene intención de seguir creciendo.




Fotos: Missaghast Photography

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