
Tres extranjeros muertos en la Costa Brava; los tres «coloraos» como cangrejos y los tres con una inexplicable sonrisa en los labios... El caso parece claro para el cabo de la Guardia Civil Rafael Corrales: tiene que haber sido cosa de las medusas, cuyo veneno no afecta a los nacionales porque «tenemos mejor piel». Pero el inspector Sakamura, venerable maestro Zen japonés enviado por la Interpol, sospecha que hay mucho más que eso, y probablemente está en lo cierto. El orondo Lehendakari Satrústegui lo sabe pero se hace el tonto, y la intrépida acción de un komando de Innombrables abertzales desencadena tal emergencia nacional que incluso la galopante crisis económica que sufre el país queda relegada a un segundo plano. Es entonces cuando los miembros del gobierno pierden su sosegado talante socialista.
La verdad es que está bastante entretenido, sobre todo por la "crítica" política y social, pero cada vez me queda más claro que este hombre no volverá a hacer un libro como "Lo mejor que le puede pasar a un cruasán".