Treinta y un años después de su estreno, ‘Posesión Infernal’ sigue siendo un clásico, pero parece que una de sus principales lecciones se ha perdido, y no hay más que ver el tráiler de su remake: cuando hay talento, la escasez de medios no es una excusa, sino una herramienta más.
Por ello, sorprende de forma muy agradable que el autor original del musical ‘Evil Dead’, George Reinblatt, supiera capturar la esencia de la trilogía en una obra de apariencia amateur. Su puesta en escena, abiertamente cutre pero imaginativa y autoconsciente, no es la típica de un musical, y menos de la adaptación de una película de éxito: prueba de ello es que la obra pueda representarse igual en el Off-Broadway de Nueva York que en una gala de fin de curso. O, como se ha dado el caso ahora, en la sala 18 de Kinépolis Madrid.
En su adaptación, Chemari Bello en la dirección y César Belda en la dirección musical, el espíritu iconoclasta se mantiene intacto. Canciones que ya fueron un éxito, como ‘Todos los hombres de mi vida mueren por demonios candarianos’ o ‘Haz el Necronomicón’, conseguirán que el espectador salga tarareando de la sala.
Y es que lo mejor que se puede decir de este musical es que no es necesario haber visto las películas en las que está basado para disfrutar, si bien los fans reconocerán las escenas emblemáticas y los pequeños homenajes. Además, la sala tiene una “splatter zone” o “zona de salpicaduras” única en el mundo, donde está garantizado que el público de esas filas acabará manchado de sangre.
En cuanto a los actores, están muy bien escogidos y entregados a la música que suena en directo. La dupla Pablo Puyol / David Ordinas hacen suyo el personaje de Ash, saltan, bailan, cantan y sufren, en una maratón que pocos podrían aguantar con la misma entereza. Quien casi roba la función es el personaje de Cheryl, la hermana de Ash, interpretada por Esther Izquierdo o Elsa Álvaro: suyas son las réplicas más agudas y la columna vertebral de la historia al ser la primera poseída. El resto de actores cumplen con nota y transmiten su entusiasmo a la platea.
No todo es perfecto en la función, que dura demasiado por ser la primera obra de su autor, pero en su descargo hay que decir que las dos horas se pasan volando. Por otra parte, habrá personas a las que no les guste el desparpajo con el que el propio espectáculo subraya su carencia de presupuesto… pero ellos se lo pierden.
‘Evil Dead: el musical’ es un espectáculo inédito, vibrante y enérgico que bien merece el precio de su entrada.
fuente: aullidos