CesarAguilar escribió:Pero, por otro lado, mirándolo fríamente, llego a la misma conclusión de siempre: ¿por qué pagar por algo que sabes que obtendrás gratis pirateándolo? Ahí es donde no me salen las cuentas y por eso lo digital, y sobre todo internet, me parece un callejón sin salida.
Imagino que va a ser un proceso muy lento. De todas formas, ahí tienes plataformas de videojuegos como Steam que funcionan la mar de bien, o en música la propia iTunesStore que vende un porrón. Que sí, que si hay una alternativa gratuita mucha gente va a tirar por esa opción, pero poco a poco van surgiendo algunos negocios que demuestran que es posible hacer caja (y en algunos casos bastante grande).
Dimive, el problema nuestro es que somos la generación intermedia entre el mundo digital y el físico. Piensa en tus padres desenvolviéndose en el ámbito informático; siempre habrá algunos que se muevan bien, pero mayormente no se aclaran, les cuesta y acaban por ceñirse a lo básico de uso de pc (y si pueden prescindir de ello, mejor). O si nos vamos más para atrás, el cambio que supuso para nuestros abuelos la irrupción de la televisión. No creo que esto que estamos viviendo sea muy diferente de lo que ellos experimentaron, es un cambio de paradigma más. A mí al menos pensarlo así me ayuda a adaptarme mejor.
Y respecto a lo de comprarse discos... pues me duele decirlo, pero hasta cierto punto estoy de acuerdo con tus colegas (en la forma aunque no en el fondo). Cada vez compro menos (ahora ya prácticamente nada) por lo que decía antes. Eliminando la parte económica del debate, ¿para qué quiero un disco en casa, si va a estar acumulando polvo? ¡¡Es que tengo discos comprados de primera mano a los que ni tan siquiera les he dado una vuelta!! Bueno sí, la de pasarlo al ordenador y ripearlo, para poder tenerlo en digital que es como lo voy a escuchar. Es una cuestión de utilitarismo: tengo una estantería ocupada con unas cosas que no utilizo. Sí, es muy bonita de ver, pero al fin y al cabo no los uso nunca, y por más melancolía que me aporte, llega un momento en que prima el pragmatismo.