
A Freddie Mercury le encantaba hacer todo a lo grande, y se quiso despedir de este mundo a lo grande, haciendo un último disco con Queen absolutamente maravilloso, dejándose las pocas fuerzas que le quedaban en canciones completamente increíbles, empezando por un single, "Innuendo", que directamente te emplazaba a "Bohemian rhapsody" por toda la épica que rodeaba al tema (cambiando la parte operística del más antiguo por la flamenca del más reciente). Pero el disco en sí, al margen de contener magníficas canciones, tiene una carga emotiva tremenda, con un Freddie Mercury que sabía perfectamente que le quedaba muy poca vida, y que con este disco quería despedirse como él solo sabía, cantando y dándolo todo en ello. Y la emotividad del disco llega a su cumbre con el tema final, que viene a ser un repaso autobiográfico, y que dejaba un mensaje muy claro en su título: el espectáculo tiene que continuar ("The show must go on").
Un disco absolutamente único, irrepetible, sin duda uno de los más grandes álbumes de los 90, y una forma magistral de decirnos adiós de, con permiso de Dio, el mejor frontman de todos los tiempos. Para muestra, esto. Es que te pone los pelos como escarpias pensar que alguien que estaba prácticamente agonizando sea capaz de hacer algo así: